domingo, 28 de diciembre de 2025

Antonio Gazís. Sociedad nocturna. Lima: Maquinaciones, 2025. 116 p.

 


Antonio Gazís. Sociedad nocturna. Lima: Maquinaciones, 2025. 116 p.

 

              Antonio Gazís (Callao, 1984) estudió Psicología en la PUCP y Literatura Hispanoamericana en Loyola University Chicago. Con varios libros publicados, finalista, y ganador del Premio Barco de Vapor en 2018, Sociedad nocturna es un conjunto de relatos que juega con el humor, el absurdo y la fantasía. Explora las ambiciones humanas desde un plano psicológico y alegórico. Por ejemplo, “La caspa” trata sobre el arribismo como modo de ascenso social, y el ambiente burocrático. “Voracidad” trata sobre la infidelidad. Una víbora se instala en una casa y termina por devorar a la mujer. Es un relato alegórico, en el que la amante se hace amiga de la esposa y finalmente la absorbe y deglute como víbora que es. “Globos” trata acerca del distanciamiento en la pareja cuando ella sale embarazada, es decir, cuando chocan los deseos y fantasía femeninos de ser madre, con los del padre, que termina por alejarlos (felicidad para la mujer y soledad para el hombre). “Poco después” nos cuenta un extraño ritual que tienen dos amantes (el frotarse las frentes) que hacia el final de la narración uno ingresa en la mente del otro, en una fusión inverosímil, fantástica. Se trata de una fusión de los amantes en el plano mental, en el que uno termina siendo propiedad del otro (o de la mujer, mejor dicho, según el cuento, él ya no piensa por sí mismo, sino desde el lado de ella). El valor del libro radica en el componente alegórico que no solo se queda en la simple anécdota fantástica que podría pasar por superficial, sino que explora cuestiones más graves de lo que parecen, aunque siempre con humor. “La música para después” es otro relato alegórico acerca de todas esas cosas que se van postergando para un futuro, y que se dejan de hacer porque no se vive el presente. “El hijo del árbol” es el cuento más extenso acerca de un grupo de personajes que viven situaciones insólitas y fantásticas. Podrían pasar como una terapia de grupo, pero lo alegórico los desborda.

 

Elton Honores

Universidad Nacional Mayor de San Marcos


Alfredo Freyre. Trece relatos imposibles. Lima: Maquinaciones, 2024. 77 p.

 


Alfredo Freyre. Trece relatos imposibles. Lima: Maquinaciones, 2024. 77 p.

              Alfredo Freyre (Lima, 1962) estudió Ingeniería Industrial en la PUCP y llevó diversos talleres de escritura creativa. Se declara también como fanático del comic, la ciencia ficción y el rock. Trece relatos imposibles se inscribe en la ciencia ficción tradicional o pulp, cercana parcialmente al trabajo de Daniel Salvo, y sobre todo a Alfredo Dammert. Así, en este libro desfilan monstruos clásicos como vampiros, fantasmas, y el fenómeno ovni. Asimismo, las leyendas urbanas (la muerte de Paul McCartney, o la muerte de Lennon en una sugerente ucronía, hermanada con la notable novela Karma instantáneo para John Lennon de Arturo Delgado Galimberti). Pero hay también humor y sobre todo nostalgia de ese mundo pasado cercano de los años 60 y 70 del siglo pasado que el autor conoció de primera mano. “Historias fantásticas” trata sobre cómo la fantasía del presente se hace realidad en el futuro (no sin cierto aire distópico); también hay un cuento de humor lovecraftniano con guiños eróticos. Las influencias son Bradbury, Lovecraft, y acaso algo de Clemente Palma.

 

Elton Honores

Universidad Nacional Mayor de San Marcos


miércoles, 24 de diciembre de 2025

Victoria Vargas. Esotéricos registros. Lima: Maquinaciones, 2024. 126 p.

 



Victoria Vargas. Esotéricos registros. Lima: Maquinaciones, 2024. 126 p.

              Esotéricos registros es el tercer libro de cuentos de Victoria Vargas (Arequipa, 1996), en el que se aprecia la madurez y la complejidad lograda por la autora, con temas muy alejados de las actuales agendas feministas-woke-queer y más preocupada por ofrecer buena literatura, cosa que logra con creces. Este es un libro que roza lo fantástico para jugar o rozar diversos géneros, como lo maravilloso, la ciencia ficción, y lo fantástico propiamente. Quizás el término que mejor exprese esta fórmula es la narrativa “weird”, es decir, sus cuentos son raros, ficciones extrañas no solo en su propio universo que la autora ha creado, sino en relación con el tipo de narraciones fantásticas que se ofrecen dentro del mercado local, más pegadas hacia un fantástico clásico. Es decir, más que fantástico a secas sea “weird”. Otro punto que destaca es lo que en escritura creativa se denomina “worldbuilding” (o construcción de mundos), ya que en el libro se aprecia la complejidad de ese otro mundo que funciona con sus propias reglas y leyes y al que solo algunos humanos acceden.

              Los doce cuentos que integran el conjunto inician con un registro breve de ese archivo del otro mundo en el que se informa acerca de casos “raros” para nosotros, pero que quizá sean cotidianos en el otro lado. Estos “epígrafes” o paratextos funcionan como disparadores ficcionales de lo que se narrará, aunque hay datos escondidos que no se revelan, y que se insertan dentro de una tradición en el que lo textual, los libros apócrifos -al modo borgeano- son característicos de un paradigma posmoderno; pero aluden también a los “expedientes X”; y en clave realista, al historial médico de un caso “clínico”.

              A lo largo de los 12 cuentos hay rasgos permanentes o comunes, por ejemplo, la presencia de personajes solitarios, de gran imaginación, impedidos en alcanzar su objeto de deseo. También destaca la presencia de la figura del “doppelganger” (o doble) que pueblan las narraciones. Recordemos que la figura del doble pone en tensión y crisis la existencia del propio sujeto. En los cuentos de Vargas el doble se ha modernizado, ya que supone entrecruzar mundos o están mediados por la tecnología. Otro elemento transversal es el libro como objeto, que cumple diversas funciones, desde objeto mágico hasta ser una suerte de portal a otros mundos. Finalmente, el componente maravilloso que enmarca las narraciones, dado que se incide más en la singularidad de esos otros mundos, antes que el terrestre.

              Me centraré en seis narraciones y realizaré una “hermenéutica social” de los mismos. El que abre el libro es “Existencia dimensionales” y trata acerca no solo de seres interdimensionales, sino de la insatisfacción de la realidad experimentada por el personaje central, una insatisfacción que le hace pensar que ha nacido en una dimensión equivocada, y que cuando entra en diálogo con este otro ser (por comodidad llamaremos diálogo, aunque tiene también su complejidad) acepta la propuesta de intercambiar realidades. Entonces la gran pregunta no es tanto cómo es esa otra realidad, sino ¿porqué un personaje humano dejaría esta dimensión para ingresar a otra, desconocida? (en Ghostbusters: Frozen Empire, del 2024, uno de los personajes femeninos, hastiada del mundo quiere experimentar cómo es la vida de un fantasma, pero ¿puede la depresión o la aventura infinita llevar a alguien a ponerse en ese lugar?). Es decir, hay una naturalización de lo fantástico (de lo anómalo, de lo irreal), no hay miedo en la protagonista, ese otro mundo se acepta sin dudas, entonces el registro y tono del cuento es más del tipo maravilloso antes que fantástico. Similar situación también la provocaba Kafka en la Metamorfosis, cuando Samsa no se sorprende de verse transformado en insecto, al igual que su familia que acepta el hecho con naturalidad, aunque a todas luces, es un hecho que transgrede las leyes y regularidades de este, y por lo tanto, constituye un fantástico moderno. En el cuento de Vargas ocurre un efecto similar, simplemente se acepta ese otro mundo como posible y natural. Entonces el malestar que provoca no es necesariamente la presencia del ser interdimensional, sino el preguntarse qué lleva a una persona a abandonar este mundo terrestre. Esta es una pregunta que no se resuelve, pero es claro que hay un grado de insatisfacción del personaje. Incluso en el hecho tangible de intercambiar cuerpos, no es solo la metamorfosis anunciada, sino el deseo de convertirse en otra cosa, en otra persona, tener otra vida, así sea en otra dimensión. Hay un nivel de insatisfacción psicológico-ideológico y también físico-corporal, una no-identificación con lo que se es, en suma, un rechazo.

              “Ladrona de vidas” trata acerca de otro ser interdimensional que adquiere la forma de un libro volador. Se trata de un ser mágico cuyas letras impresas son su “alimento”, y por lo tanto, el ejercicio de la lectura hace de todo lector un “ladrón de vidas”, tal como el título del cuento. Pero esto se da en el plano simbólico-alegórico. Acá encontramos a otro personaje insatisfecho que trabaja en una librería mientras concluye sus estudios universitarios, pero que no quiere “sentar cabeza”, como se dice popularmente, sino que quiere seguir en la inestabilidad característica de la vida juvenil. Los libros son un refugio a la vida rutinaria, y sobre todo “recuerdos” e “imágenes” de alguien más, y quizás allí anide lo más humano a la vez que lo más excepcional en cuanto al libro como objeto maravilloso al permitir vivir otras vidas ajenas a la nuestra.

              “Favor y obediencia” trata de otros seres interdimensionales cuya música (de resonancias celtas) esclaviza a los humanos. Se produce un intercambio que no es todo justo: para los que ejecutan es el alimento que necesitan, para los humanos es puro placer y goce. Más allá del aspecto ritual o religioso, se trate en el fondo de lo que el arte en general puede suponer para sus consumidores: placer y goce por un lado, pero sustento material para sus “creadores”, que acá se le da un matiz religioso, pero que en el mundo real se traduciría en papel moneda.

              Otros dos cuentos se alinean dentro de la ciencia ficción. “Móecenco” trata acerca de una misteriosa app (aplicación) de celular que solo permite la comunicación mediante el envío de fotos. La tecnología está incorporada a la vida social y parece ser el único modo de “conocer” a otra persona. Quizás el mensaje sea que es tan fácil mentir por redes, que es frecuente la incomunicación, o que estamos viviendo una vida vacía sin darnos cuenta, ya que el auténtico contacto humano ha pasado a un tercer o cuarto plano: ya no es importante.

              “Autonomía virtual” es otro cuento de ciencia ficción en el que un ser humano va dejando su propia vida para ser reemplazado progresivamente por un avatar virtual. Por un lado, se trata del “doppelganger”, y de otro, la amenaza de lo virtual hacia lo humano, muy en la línea de la serie inglesa Black Mirror. Ambos cuentos recogen el miedo y la ansiedad frente a lo tecnológico en el que el ser humano se disuelve.

              “Esotéricos registros”, es el cuento que cierra el libro y que al igual que el primero, se trata de un personaje femenino que va a reemplazar a un ser interdimensional en su trabajo de tipo bucrocrático. Al final, se cumple el deseo de la humana: ser bibliotecaria, es decir, una burócrata de ese otro mundo. Al igual que el primer relato se trata de una fantasía de un personaje insatisfecho de la realidad terrestre y mundana que aspira a otra cosa que este mundo no puede ofrecerle. Los libros y registros son pues un refugio a un estado de cosas del mundo real que el personaje se niega a aceptar. De otro, la madurez significa también la repetición cotidiana (así sea en otro mundo). En cuanto a sus valores o ideología son ajenos a este, ya que el cuento se cierra con la imagen del personaje embriagada de emoción de su actual puesto y de la protección que realizará de los “registros”, es decir, en el mundo terrestre ya no queda nada que defender o proteger. Es una imagen pesimista.

              En entrevistas, la autora ha expresado su inclinación al ciclo de películas de Harry Potter, el cine de Guillermo del Toro, y al drama fantástico Más allá de los sueños (What dreams may come, 1998) de Vincent Ward, a los que podemos agregar por afinidad The Adjustment Bureau (Los agentes del destino, 2011) de George Nolfi, R.I.P.D (R.I.P.D. Policía del más allá, 2013) de Robert Schwentke, o incluso Constantine (2005) de Francis Lawrence. Los portales interdimensionales se volvieron -en el siglo XXI- un recurso frecuente de la fantasía y han recibido diversos tratamientos tanto en películas y series. En cuanto a la literatura, además de Poe, destaca a Carlos Ruiz Zafón con La sombra del viento (2001), que trata acerca de un misterioso autor de libros, en el que entremezcla lo real con lo imaginario.

              Un aspecto adicional que han captado los lectores de Esotéricos registros es que estos cuentos “pueden ocurrir en cualquier parte del mundo”, lo que potencia su carácter global. Personalmente no lo considero necesariamente un mérito o un demérito el no anclar las historias en un espacio reconocible como peruano, pero sí agradezco que en “Ladrona de vidas” se mencione a la vampira Sarah Ellen (71), porque ese mito local tiene una historia, el lector la reconoce y se identifica; así como estas historias solo podrían haber sido escritas por Victoria Vargas y no por otra autora proveniente de Bután (en el Asia del sur), Omán (en el medio oriente), o Madagascar (en el África oriental): decir lo contrario no es real.

              Estamos frente a una de las voces más singulares de la narrativa fantástica  peruana contemporánea, que ha conseguido con Esotéricos registros, un libro posiblemente clásico, de gran imaginación, bien escrito y altamente recomendable.

 

Elton Honores

Universidad Nacional Mayor de San Marcos


Daniel Salvo. Sangre para los dioses. Lima: Pandemónium, 2025. 174 p.

 



Daniel Salvo. Sangre para los dioses. Lima: Pandemónium, 2025. 174 p.

              Daniel Salvo (Ica, 1967), es, sin duda, uno de los narradores peruanos contemporáneos clave de la ciencia ficción y de lo fantástico del nuevo siglo. En el ya lejano 2002 editaba la página web “Ciencia ficción Perú” que supuso aglutinar a una serie de entusiastas y fanáticos lectores de estos géneros en el ciberespacio virtual, a través de sus reseñas de libros de autores peruanos y extranjeros, que como agudo lector ofrecía de modo potencial. También publicaba sus cuentos en páginas y revistas virtuales, a la contra de la edición impresa de libros al modo convencional. Si bien Salvo hasta donde recuerdo ha sido un defensor de las ediciones electrónicas, por el bajo costo en impresión, la masividad, rapidez, y el mayor alcance potencial de lectores, aún no se ha consolidado una “industria” en este formato en el país, quizás porque el lector (y escritor) local aún prefiere el formato impreso.

              En 2014 publicó su primer libro impreso titulado El primer peruano en el espacio, título de apariencia optimista acerca de la posibilidad de que el país alcanzara un grado de alto desarrollo que permita los viajes espaciales o las exploraciones fuera del orden terrestre. Pero el título, al igual que el cuento escondía una gran ironía: en ese futuro, los peruanos seguían siendo sujetos subalternos de miembros de sociedades mucho más avanzadas, incluso las alienígenas. Es decir, podíamos haber llegado al espacio, pero seguíamos siendo ciudadanos de tercer o cuarto orden dentro de la geopolítica global de ese hipotético futuro. Las cosas no habían cambiado demasiado. Los principales tropos eran el apocalipsis, los viajes en el tiempo, las paradojas, los monstruos lovecraftnianos y las civilizaciones perdidas, tropos de la CF mas clásica con la que creció y se alimentó Salvo durante sus años formativos en Ica, allá en los lejanos años 70 e inicios de los 80. Un tema transversal a los cuentos era el mestizaje, con la intención de reflexionar o de problematizar acerca de lo peruano. Recordemos que los años 80 y 90 fue un tiempo de mucho racismo normalizado (que haría escandalizar hoy a cualquiera), pero que era el modo en el que las personas se (auto)definían a sí mismos y a los otros. Con el nuevo siglo esas taras terminaron por diluirse, y aunque el racismo sigue vivo, ya no afecta tanto, salvo como “intención”, porque hay un orgullo cholo, un orgullo de ser peruano, cosa que sería casi imposible durante los 80 y 90 con tanta cultura alienada.

En 2022 Salvo nos regaló su segunda colección: El regalo de las estrellas, una verdadera dádiva del “faraón”. Se trata de un libro mucho más maduro. Además de la monstruosidad irrumpen otros tropos como el tema sexual, la temática superheroica y cierta nostalgia hacia el mundo adolescente. Hay ironía, pero también horror y humor. Y es que estos son algunos de sus rasgos característicos: el uso de la ironía y el humor como formas de subvertir su propio discurso, de no tomarse en serio algunas de sus afirmaciones, o buscar la broma en el lector. Estos recursos tienen pioneros en la literatura, pero serán, Clemente Palma y José B. Adolph, entre muchos otros, con los que Salvo conecta de manera directa. Asimismo, destaca las referencias a la literatura pulp de cual se alimentó en sus inicios, de una estética de bajo presupuesto, en el sentido de representar mundos futuristas con una tecnología y ciencia muy diferente a la del primer mundo, basada más en la carencia, en la pobreza de los países del tercer o cuarto mundo al que pertenecemos. Otra referencia es la obra de Stephen King, sobre todo por cierto estilo directo y la búsqueda de una literatura que pueda ser masiva. A ellos se suman las referencias a autores clave como Asimov, Bradbury. Finalmente destaca el substrato mítico que en Sangre para los dioses se revela como otro eje dominante.

Sangre para los dioses está dividido en dos partes y agrupa un conjunto de 13 cuentos. La primera sección se titula “El rojo sangriento del crepúsculo” en el que se destacan las historias alternas, sobre la base de la historia convencional del Perú. Y aquí encontramos la primera transgresión: partir de la historia local para contarnos más bien una ucronía, otra posibilidad, siempre con referencia al mundo del Perú antiguo. Por ejemplo, el cuento que da título al libro, apareció primero en el libro tributo a José Güich, y Salvo toma a uno de sus personajes más populares, el periodista de lo sobrenatural Pablo Teruel (inspirado en Pablo Truel del diario El observador), para ubicarlo en otras de sus investigaciones en las que se mezclan los sacrificios humanos a Pachacamac, que originan la irrupción del grupo terrorista Sendero Luminoso en los años 80. La idea no es solo sugerente, sino que propone que la violencia ha sido (lamentablemente) algo permanente en la historia del país. En “Los primos del norte”, monstruos lovecraftnianos nos hablan del sujeto migrante (en este caso de monstruo migrante), es decir, un problema social en clave mucho más imaginativa. “El retorno de la momia” parte de una premisa de Harry Belevan en “El nacimiento de los mitos”, en el que una nueva nación y su presidente se encargan de escribir su propia historia para ponerla como el centro de todas las demás, incluso las de occidente. En el texto de Salvo ocurre algo similar al texto de Belevan, dado que el Perú es finalmente la cuna de la civilización de otras. ¿Es una postura chauvinista de Salvo? ¿Una burla? ¿o más bien una ironía? Otro relato es “Sangre en la oscuridad”, una de esas pequeñas joyas que vale detenerse. Un empleado de oficina ingresa de casualidad a un cine de barrio que ofrece una función gratuita de cine que se tornará cada vez más siniestra. Se trata de la exhibición de una película para adultos (eufemismo que muchas veces sirve para esconder a la pornografía) en las que empiezan a surgir escenas cada vez más siniestras, en las que el acto sexual (tan veraz desde la óptica del narrador) termina por rejuvenecer a uno de los participantes. Es decir, mientras uno es devorado vivo (que parece tan real), el otro rejuvenece producto de este aquelarre vampírico filmado como escena porno. Pero, a pesar de su vidente siniestrismo, el personaje decide quedarse hasta el final (cosa que cualquier persona natural quizás nunca haría en su sano juicio). Lo cierto es que la víctima parece ser un vecino suyo, que se comprueba hacia los últimos párrafos, pero eso no es lo peor, sino lo que está por venir: al intentar salir voltea hacia voltea hacia la pantalla y ve a la pareja de “caníbales” fílmicos que se dirigen hacia él, pero de pronto de vuelven a apagar las luces, con lo que se cierra el relato en un final abierto. Es clara la intertextualidad en películas como La rosa púrpura del Cairo de Woody Allen, en los que personajes de ficción cobran vida, pero acá se trata d algo más. Es el poder de la ficción. Es el encuentro casual de un sujeto cualquiera con el arte, que le subyuga le seduce, le saca de sí mismo al punto de seguir hipnotizado por esas misma imágenes que causarían en otros pavor. Es decir, el personaje es la persona ideal para el arte, alguien que se deja llevar, a costa incluso de su integridad física y de su propia vida. Ese final abierto (al igual que cuando se apagan las luces para dar inicio a la función) lleva al lector a un segundo juego, a un segundo “sueño” digámoslo así en el que solo se puede intuir cómo acabará.

La segunda parte incluye otros relatos que siguen esta impronta ucrónica, desde la maquina de volar de Santiago de Cárdenas, en las que se especula que haberse concreto de modo oficial hubiese servido para someter a los indios, las teorías de la conspiración de los soviéticos que intentan desmitificar la llegada a la luna por parte de los norteamericanos, las momias Paracas convertidas en agentes zombis, el escenario posapocalíptico en el que los “moleks” domestican a los últimos sobrevivientes humanos como maní, que alude tanto a los morloks de H. G. Wells como a El planeta de los simios.  Dos cuentos destacan también de esta sección: “La mano y el Supay” es un cuento escatológico y grotesco acerca de un misterioso escuadrón femenino que detectan al Supay (el diablo) a través de los restos de sus heces. El diablo es sin duda un agente negativo (acaso puede simbolizar el poder del patriarcado). En un primer nivel este cuento puede interpretarse como la representación de grupos feministas radicales que van “cancelando” a los “supays” en medios virtuales, con la ayuda de un hacker y un misterioso ella/el (alguien inestable en su identidad de género). En un segundo nivel más profundo, la búsqueda de restos de heces para reconocer no solo la moralidad de un personaje (o incluso su identidad) nos remite también a las operaciones encubiertas del GEIN para capturar al líder terrorista Abimael Guzmán, a través de la revisión de las bolsas de basura.

Otro título es “Invasores de Marte”, que juega no solo con la tradición de la CF, sino con la polisemia de la palabra “invasor”, que en Perú alude a los sin techo que se ven obligados por la necesidad de vivienda a ocupar terrenos privados con la esperanza de construir en un futuro una casa propia. El cuento destaca porque a diferencia de otros es optimista. Es decir. Marte está siendo terraformado, pero ya los peruanos se han agenciado para “invadirlo” y han construido casas precarias e incluso ya hay nacidos en Marte (los primeros marcianos serán pues los peruanos ilegales o migrantes), y han llevado al planeta rojo sus costumbres, sus festividades, sus creencias y tradiciones. En ese mundo, en el que las mujeres que habitan Marte o son tan bellas  y altivas que buscan aún su príncipe idealizado, o son guerreras amazonas que se relacionan entre sí (en un guiño lésbico), las mujeres peruanas (bajitas, regordetas, de piel morena) resultan sumamente atractivas para cualquier varón en edad de tener pareja o formar una familia marciana. La migración peruana, la diáspora ha alcanzado latitudes extraterrestres.

Sangre para los dioses aborda desde los códigos de la CF tradicional problemáticas que afectan al país en pleno siglo XXI desde el humor, la ironía y ofrece algo de esperanza, como en “Invasores de Marte”, para seguir creyendo en el que al final del túnel puede haber una luz.

 

Elton Honores

Universidad Nacional Mayor de San Marcos


martes, 23 de diciembre de 2025

J. J. Maldonado. E-mails con Roberto Bolaño. Lima: Seix Barral, 2025. 254 p.

 


J. J. Maldonado. E-mails con Roberto Bolaño. Lima: Seix Barral, 2025. 254 p.

J. J. Maldonado (Lima, 1989) había explorado lo metaliterario en su libro anterior El amor es un perro que ruge desde los abismos (2022), ya comentado en este blog. En su nuevo libro de relatos E-mails con Roberto Bolaño, Maldonado opta por la mezcla de formatos que va desde la crónica apócrifa, las “memorias” barcelonesas, y sobre todo el relato (antes que el cuento, que son dos cosas muy diferentes). Asimismo, lo metaliterario se mantiene dadas las referencias a autores contemporáneos (en su gran mayoría, vivos, lo que problematiza su significación), ya sea en tanto figuras públicas dentro de la cultura del espectáculo literario-cultural, como en sus propias obras de ficción. Hay momentos paródicos y carnavalizados con la intención de provocar la sonrisa del lector, siempre que este acepte (o pueda) ingresar a este juego, y que obviamente reconozca las referencias aludidas.

En 2023, Julio Meza publicó su novela Varga Yosa, una clara parodia con elementos grotescos e iconoclastas, un libelo satírico y parricida sobre el único premio Nobel nacional fallecido este año 2025. La intención parricida era tal que pudo haberse titulado también “No es otra novela peruana al estilo MVLL”. Independientemente de la legitimidad de este tipo de operaciones ficcionales de la novela de Meza, y de sus logros estéticos, cito la novela de Meza, porque la operación de Maldonado es totalmente opuesta, es decir, acá se trata de rendir homenaje a algunos autores través de su mitología, parecerse, ser “ellos”, alcanzar su “aura”. Estos relatos pueden leerse como ejercicios de estilo, y como un modo de autoafirmar un tipo de literatura (de ciertas editoriales) y de canonización desde la propia ficción, dado que no es un ensayo, ni un paper o una tesis de grado.

Un primer elemento que se destaca es la nostalgia por un canon vinculado al boom latinoamericano de los 60 y 70 y Barcelona como cuna de la nueva literatura latinoamericana (en ese momento). A nivel histórico -como fenómeno literario- el boom dio paso al postboom hacia mediados de los 70, pero los cuatro referentes canónicos (y sus editores) se las arreglaron para seguir siendo el foco de atención mediática durante varias décadas posteriores, incluso en el siglo XXI. Ya en los 90 llegaron McOndo, o “la literatura del crack”, pero esos son ya otros fenómenos. En el libro de Maldonado aún aparecen las figuras del boom como referentes claves.

Otro elemento es un sentimiento de subalternidad de sus personajes, o de fracaso, muy de los años 90, sintetizada en “Loser”, canción de Beck de 1993 (Soy un perdedor/ I'm a loser, baby, so why don't you kill me?), es decir, una condición de inferioridad, de inseguridad, de poca valía frente a los “grandes” referentes literarios que se citan en el libro. Es recurrente la figura del joven aspirante a escritor, inseguro de sus textos publicados, porque casi siempre quiere ser otro. Es decir, se trata de un tipo de literatura Doppelgänger, que quiere parecerse a otra. Pero este lugar de enunciación puede ser también una impostura, dado que en el mundo extratextual, Maldonado publica en la prestigiosa Seix Barral, sello en el que MVLL lanzó su mítica La ciudad y los perros, así que, o es una falsa modestia, o confirma que los sellos barceloneses carecen del “aura” del primer boom. O simple juego irónico posmoderno. Eso dependerá del lugar con se juzgue su catálogo.

Veamos algunas ideas de los relatos. En “El otro Zambra”, el narrador quiere ser como el chileno Zambra. Hay una búsqueda de un sentimiento de pertenencia a algo, a un círculo. Al final termina reemplazando a Zambra en actos públicos, la gente les confunde. “Rodrigo Fresán en Big Crack” da la sensación de anhelar la vida que no se tuvo. En “Antonio Cisneros y yo” se cuentan anécdotas que vuelven a la necesidad del personaje de tener una vida social literaria, los aspirantes a escritores se comportan como fans o groupies del famoso poeta. En ese cuento se convoca a una especie de sesión espiritista en donde irrumpe el mismísimo Cortázar. Lo fantástico se diluye por el efecto humorístico. En “En busca de Han Kang” se define casi al inicio como “[…] la vida de un latinoamericano que se las arregla para no pasar hambre ni tristeza mientras juega a convertirse en escritor” (111). Una digresión, viajar al extranjero para ser escritor es una opción, pero no una necesidad vital (si es es escritor se es en cualquier lado, y la función es siempre escribir). Lo contrario es aferrarse a una mentalidad colonial de la que hablaba Sebastián Salazar Bondy en Lima, la horrible. Volviendo al relato anterior nuevamente irrumpe la fantasía del deseo de ingresar a un círculo literario

Uniré ahora tres textos que tienen en común personajes femeninos. “Lo que Mario Vargas Llosa no dijo”, se habla de la “novela-ladrillo” (143), otra fantasía del realismo social que represente un fresco completo, “total” de la realidad, otro absurdo, muchas veces inútil. En este texto el personaje femenino llena el vacío de querer ser la amante de MVLL. Una antigua prostituta y amante del joven aspirante a escritor MVLL a través de un pacto diabólico logra que este alcance el éxito final. ¿Historia alterna? ¿ucronía? ¿relato fantástico? El tono es siempre humorístico desde el inicio, acaso porque no se quiere afectar realmente el estatus del premio Nobel, y se sabe que es una parodia. Es decir, el humor no hace corrosiva la idea. Si este motivo se contara desde un tono grave, los efectos podrían ser muy distintos. “Haciendo el pino con Mariana Enriquez” el personaje femenino quiere llenar el vacío de haber sido amiga de juventud de la escritora argentina.  Finalmente, en el relato que da título al libro “E-mails con Roberto Bolaño”, el personaje femenino quiere llenar el vacío de escribirse con Bolaño y de convertirse en su amante. Este último relato mantiene la vacilación fantástica, dado que si bien puede tratarse del propio Bolaño (todo apunta a que es el fantasma de Bolaño que escribe por e-mail), puede haber otra explicación posible.

Un elemento adicional es el uso de jergas dado que el autor mezcla la jerga peruana, latinoamericana (chilena, argentina o mexicana) con la española, lo que produce un efecto de artificialidad, dado que de acuerdo a los contextos en los que aparecen resultan poco creíbles en su habla.

E-mails con Roberto Bolaño es también un libro sobre otros libros, son los autores que Maldonado elije como modélicos de su propia poética. Si lo vemos en perspectiva, dentro del propio registro realista local dominante (la autoficción dramática burguesa, o el ciclo de la “violencia política”, en donde los terroristas son “guerrilleros” que buscan la “justicia social”, y el Estado per se, es patriarcal y opresor, así como los militares), este libro es ya una superación de esos esquemas rancios, y un claro ejercicio de libertad artística.

 

Elton Honores

Universidad Nacional Mayor de San Marcos


Sofía Nación. Dos tazas de café y una pizca de amor. Huánuco: Condorpasa, 2025. 343 p.

 


Sofía Nación. Dos tazas de café y una pizca de amor. Huánuco: Condorpasa, 2025. 343 p.

 

Sofía Nación (Huánuco, 1993), estudió Derecho en la Universidad Hermilio Valdizán. Dos tazas de café y una pizca de amor es su primera novela. Cuenta la historia de Victoria Montes una joven hacker que se ve envuelta en una investigación criminal (la muerte de la esposa del jefe de la empresa que trabaja). La novela mezcla códigos del thriller y el melodrama romántico, y mantiene el interés del lector. Utiliza varios puntos de vista para contar las subtramas de los otros personajes, y saltos temporales, en una historia de engaños, traiciones y mentiras. Creo que el título si bien puede sintetizar la historia en general (dos momentos amargos en la vida de la protagonista para finalmente encontrar el amor) no ayuda a comprender grosso modo acerca de la intriga que se va a desarrollar, sino que enfatiza solo parte de la trama. Exceptuando este detalle editorial, la novela se siente humana en la representación de sus sentimientos o estados de ánimo de la protagonista, y puede ser -desde el entretenimiento- una alternativa a la seriedad y gravedad de ceño fruncido de las novelas “serias” -de las generaciones anteriores- que saturaron el mercado literario hasta el punto de ahogar al lector en una realidad representada casi por obligación o por criterios dogmáticos cerrados previos.


Elton Honores

Universidad Nacional Mayor de San Marcos


lunes, 22 de diciembre de 2025

Ricardo Mari Gamboa. Nasca. La revelación. Lima: EDUNI-CITECAPERÚ, 2023. 295 p.

 


Ricardo Mari Gamboa. Nasca. La revelación. Lima: EDUNI-CITECAPERÚ, 2023. 295 p.

              Ricardo Mari Gamboa (Lima, 1952) es ingeniero químico de profesión, de la UNMSM, e investigador de CITECAPERÚ (Ciencia y tecnología ancestral y actual del Perú). Nasca. La revelación, es una novela que puede entenderse como CF. Ubica las acciones hacia mediados del siglo XXI, en el que se produce un terremoto cerca de las costas de Nasca, lo que permite el encuentro con un extraño objeto alienígena. El personaje central es una suerte de elegido para entrar en contacto con esta civilización, que tiene conexiones con la antigua cultura Nasca.

Hay varias líneas narrativas, dado que el terremoto altera el ecosistema, provocando el activismo de los grupos ecologistas, asimismo, de sectas que leen ese fenómeno como el anuncio del fin del mundo, y lo que podríamos denominar como el experimento (la sección más importante de la novela). Es decir, pasamos del terremoto inicial y la sobrevivencia del elegido, la preparación del experimento, y el experimento en sí, tres secciones que se desarrollan a lo largo de los XI capítulos. En toda la novela hay la intención de ser lo más científico posible, en el desarrollo del experimento que resulta un aporte desde el punto de vista ficcional.

La idea central del experimento es que los voluntarios seleccionados ingresan a una especie de coma inducido en el que la conciencia puede entrar en contacto con esta otra civilización al interior de la misteriosa esfera (una suerte de nave, impenetrable desde la tecnología humana). Las referencias de Mari Gamboa es la CF clásica como La guerra de los mundos de H.G.Wells, pero sobre todo el cine de género como podrían ser Altered states (1980) de Ken Russell, The Abyss (1989) de James Cameron, What dreams may come (1998) de Vincent Ward, pero sobre todo, Contact (1997) de Robert Zemeckis (basado en el libro de Carl Sagan), y un tono por momentos spielbergiano, con quienes tiene mayores puntos en común.

Se deslizan en la novela algunas interpretaciones acerca de los Nasca, cuyos fardos funerarios no habrían sido parte de formas ceremoniales, sino, más bien, ritos de viaje para el contacto con estas antiguas civilizaciones alienígenas. La intención de Mari es la de ofrecer una CF local, nativa, peruana, que incorpora elementos propios -con una visión bondadosa de estas otras civilizaciones. En otras palabras, una CF andina (con toda su complejidad e hibridez), de la que ya se han manifestado otros autores como Daniel Salvo, Anton Samplonius, Rienzi Piero, y el colectivo Qhipa Pacha, también comentados en este blog.

 

Elton Honores

Universidad Nacional Mayor de San Marcos


viernes, 19 de diciembre de 2025

Diego Alexander [Alvarado Pacheco]. El regreso de los cinco. Cuentos sobre realidades virtuales, IA y ciborgs. Lima: Trotamundos, 2025. 94 p.

 


Diego Alexander [Alvarado Pacheco]. El regreso de los cinco. Cuentos sobre realidades virtuales, IA y ciborgs. Lima: Trotamundos, 2025. 94 p.

 

              Esta es la opera prima de Diego Alexander (Lima, 1995), quien estudió Literatura en la UNMSM. Como indica el título, se trata de siete cuentos de CF. Destaca por la imaginación que posee el autor al plantear ese distópico mundo futuro. El principal recurso es la carnavalización, o mundo al revés. Por ejemplo, en “La pregunta y el final”, son las máquinas quienes crean al ser humano, luego de la devastación del planeta. A la inversa del Frankenstein de Mary Shelley, no es el hombre quien crea al monstruo, sino al revés (una digresión, la estructura narrativa del Frankenstein, 2025, de Guillermo del Toro, puede asemejarse a una “narración de borrachos”, o “narración de cantina”: ahora el monstruo contará su versión). El cuento tiene obvias resonancias filosóficas sobre el sentido de la vida, pues ¿porqué el creador nos hizo mortales? Esa gran pregunta no se resuelve, aunque se intuye que las máquinas sí obtienen la respuesta en el umbral, mientras suena una sirena (un recurso bastante buñueliano, por cierto, sobre todo en El discreto encanto de la burguesía).

En otro cuento, “El señor olvido” el motivo central es la posibilidad de borrar los recuerdos como castigo, por parte de un sistema orwelliano. La distopía y el control irrumpen en la narración. Frente a ese sistema se oponen aquellos rebeldes que guardan y conservan los recuerdos en nudos, lo que recuerda no solo a los quipus prehispánicos, sino a la poética del propio Eielson. Una tecnología alterna que salvaguarda la memoria de la humanidad.

En “La lotería del trabajo” asistimos nuevamente al carnaval: mediante un sistema de lotería, las personas cambian de vida. Hay ecos a Dark City (1998) de Alex Proyas, en donde una raza alienígena se sirve de los humanos como experimentos, y justamente, parte de ello consiste en cambiar sus identidades y trabajos para comprender la naturaleza humana. Pero esta lotería (que también hace un guiño a “La lotería” de Shirley Jackson) genera efectos negativos: la producción decae, dado que los obreros y trabajadores pasan a realizar otras actividades (otras fantasías). No sé si el relato esconde un alegato socialista, (porque si nadie trabaja en lo suyo, ¿el mundo seguiría progresando?), dado que se relativiza la función de cada cual dentro de un sistema. Pero cuando todos podemos serlo todo, entonces nadie es nada. En todo caso resulta un cuento muy imaginativo que habla de que no hay lugares fijos en ningún sistema, y que el desplazamiento continuo, y el azar también forman parte de la vida. Lo mismo ocurre con “La nueva escuela” en el que los adultos quedan a merced de los niños. No solo es el poder de los infantes, que puede llegar al absurdo, sino también la fantasía del líder millennial y el choque generacional.

Es una estupenda opera prima, con cuentos que están influenciados por el humanismo de Ray Bradbury, y la distopía de Orwell. La mayoría de cuentos están ambientados en un locus indefinido, probablemente Estados Unidos o el primer mundo. En sí mismo no es un demérito, pero quizás sería mucho más interesante ver ese futuro desde el tercer mundo, desde el Perú. En todo caso, algunos cuentos podrían extenderse hasta alcanzar una novela. Hay ideas muy estimulantes.

 

Elton Honores

Universidad Nacional Mayor de San Marcos


Carlos Esquivel Roca. El bar de las almas perdidas. Lima: Maquinaciones, 2025. 393 p.

 


Carlos Esquivel Roca. El bar de las almas perdidas. Lima: Maquinaciones, 2025. 393 p.

              Esta es la opera prima de Carlos Esquivel Roca (Lima, 1981). Quisiera empezar felicitando al autor por haber culminado este su primer proyecto novelístico. Son muchas más las personas que piensan y hablan sobre la novela que escribirán en el futuro, con amigos en cafés y bares, que aquellos pocos que realmente lo consiguen. Es un camino largo (lleno de trabajo y esfuerzo) y probablemente el autor, si elige los códigos y convenciones del realismo, vea (o crea ver) parte de su propia historia de vida “reflejada” en la novela.

Esto nos lleva al segundo punto: la autonomía de la ficción. No tengo el gusto de conocer al autor, su vida pasada, desde su infancia, adolescencia, juventud o adultez -en realidad de ninguno-, así que no interesa si lo que se cuenta “es” o no la vida real acontecida del autor, sino su capacidad de subyugar, de convencer, de ser verosímil. Creo que Mario Vargas Llosa es el mejor ejemplo, partió de sus propias experiencias para ficcionalizarlas, distorsionarlas, o expandirlas, creando un universo autónomo e independiente de la vida real que pudo tener. Incluso El pez en el agua, su libro de memorias, que se supone mucho más real, sigue siendo ficción, quizás mucho más que sus propias novelas.

Hecha esta breve distinción quisiera comentar algunos puntos de El bar de las almas perdidas. Esta novela (cuyo título recuerda al clásico noir de 1947 El callejón de las almas perdidas) cuenta dos historias. La primera es la de un peruano migrante marginal en Italia; la segunda, es la historia del mismo peruano aspirante a convertirse en escritor. Dividida en 34 capítulos, la novela puede considerarse como una novela de aprendizaje, en la que el protagonista envuelto en cierta mística del escritor maldito, aspira a conseguir escribir un libro. Nunca se explica el porqué de esta motivación, es algo mucho más intuitivo, una necesidad cuasi visceral y acaso experiencia sagrada. Puede ser un deseo oculto o solo una fantasía humana.

Si bien el personaje central vive al inicio en la mendicidad y luego, por la fortuna, sobrevive regentando un bar a donde llegan los seres más abyectos de la sociedad, como criminales, mafiosos, prostitutas, transexuales, etc., es decir, una serie de personajes marginales que viven fuera de la ley. Este espacio sirve no solo como punto de encuentro y desfogue del hampa romano y sudaca asentado en esa ciudad, sino como locus en donde el protagonista se nutre de historias criminales, muchas de contenido sexual o de violencia extrema o gráfica, que se presentan luego ficcionalizadas en primera persona como experiencias personales del protagonista. Hay una femme fatale que lleva al protagonista a la decadencia moral y crisis existencial, y un brujo que escribe el destino del protagonista. De alguna manera, la presencia del brujo articula la novela, pero es más un personaje figurante. Por ello, la novela es predominantemente mimética, que usa por momentos códigos del “realismo sucio” bukowskiano; y por otro, hay varias reflexiones sobre el proceso creativo. A inicios de los dosmiles hubo en Lima cierta distinción y lucha entre los escritores vitalistas (encarnados en Bukowski y Oswaldo Reynoso) y los metaliterarios (Borges, Cortázar y compañía). 25 años después, en esta novela -de algún modo- convergen ambas posiciones sin conflicto.

Durante los capítulos 1 al 27 el lector asiste a ver las vicisitudes del protagonista. Y es que como sello de toda novela, al lector no le interesa las cosas buenas que puede tener un personaje o su camino hacia el éxito, es decir, el lector se identifica más con el sufrimiento, el dolor, el padecimiento, en suma, con el drama (pensemos en las canciones de amor: todas o casi todas hablan del desamor, de la soledad, de la traición y del engaño; y más bien muy pocas del amor pleno y feliz). Probablemente pocas personas encontrarían interesante a un personaje que le va todo bien en la vida y lo consigue todo en su camino al éxito; al contrario, llama más la atención aquellos que sufren, que logran el efecto de empatía en algún tipo de nivel emocional.

En la novela se intercalan cuentos eróticos que son parte del libro de ficción que escribe el personaje y corrige otro, su aparente mejor amigo. Pero, personalmente, creo que a partir del capítulo 28 es cuando empieza la verdadera historia, el verdadero conflicto, porque, todo ese proyecto de ficción le es robado por quien cree que es su mejor amigo, quien, además, mantiene una relación con su musa, la femme fatale antes mencionada. La intensidad en ese último tramo es pareja y sostenida hacia un único punto: la venganza.

En cuanto a la construcción de personajes, es claro que el protagonista tiene un complejo de subordinación frente a la mujer. Es decir, las mujeres de su vida resultan mucho más dominantes, son una figura de autoridad, desde la dueña del bar, o Andrea, y varias otras. Hasta cierto punto sus mujeres son también sádicas que le ordenan lo que debe de hacer para satisfacerlas. De allí se explique el gusto del personaje central por las mujeres mayores o con mayor “experiencia”.

En cuanto a la poética, por momentos es irónico o posmoderno. Luego de una paliza el personaje recala con un grupo de vagabundos, y se le acerca un fotógrafo. Dice el narrador:

“El tipo me vio hecho una mierda y le pareció una toma de impacto. Llevaba un poco de sangre fresca en el cuello y un polo amarrado a la cabeza, fumando a esa hora [de madrugada] rodeado de vagabundos y borrachos, significaba arte para él. Me dio gracia” (125). Así, la vida miserable se convierte en material artístico. Pero conociendo mejor los antecedentes reales diríamos que vivir como mendigo en Europa es más una elección, una decisión (de allí que sí se cumpla la sentencia que “el pobre es pobre porque quiere”). Entonces, depende de quién mire o de cómo se capte esa realidad. Lo importante de la literatura son las imágenes que produce.

En otro momento refiriéndose al acto escritural dice el narrador: “Siento que necesito sufrir mucho para lograrlo” (195). Y es que su poética es un realismo que busca o aspira a representar un grado de humanidad basado no en la alegría o el goce sino en el dolor. Es una mirada acaso muy peruana o latinoamericana: la vida es solo dolor. Más adelante, sobre el reescribir la propia existencia concluye que “Inventar a partir de lo vivido me resultaría mejor” (284). Luego de ello decide dejarse llevar: “[…] lo único que me quedaba era escribir sobre mí, aunque con la impronta de desfigurar la realidad […] (286). Acá “lo vivido” es también una experiencia muy subjetiva, difícil de comprobar, que solo gracias al “pacto de ficción” se acepta como real.

En el último tramo llega a tener la claridad de su proyecto narrativo: “El dolor, solo el dolor más brutal te hace fuerte y solo los fuertes escriben historia con tinta humana, con pasos y golpes, con fracasos y decepciones. Un escritor no se hace en un escritorio, un escritor sangra en la tierra y arriesga la vida para lograr la historia más alta. Esa era mi verdad detrás de esta novela” (366). Esta es la poética de Esquivel Roca, y a la vez es también una clara hipérbole dado que la mejor historia literaria también podría ser la del peor bandido de toda la humanidad.

El lector puede leer entre líneas una historia de vida, una historia personal. Muchos dicen que todas las historias son historias de amor. Esta también lo es, aunque la traición esté de por medio. Es el recuerdo de un amor sin futuro, decadente, un amor tóxico y violento que sale de las convenciones y normas tradicionales. Quizás como sostiene Marco García Falcón, el personaje central de la novela, alter-ego de Carlos Esquivel, “intenta comprenderse a través de la escritura”. En ese caso, la escritura es también catarsis y liberación.

Como se suele decir en los talleres de escritura: no hay vida aburrida, sino mal contada. El bar de las almas perdidas es una historia de autoconocimiento y de aprendizaje, de caída y de redención, no importa qué tan real o fiel sea a la realidad, porque, a veces, la realidad es también una simulación, y la vida, una ficción.

 

Elton Honores

Universidad Nacional Mayor de San Marcos


miércoles, 17 de diciembre de 2025

Hans Rothgiesser. Multiservicios Peralta y La mecedora de la noche. Elige tu propio terror. Lima: MilDLab, 2025. 153 p.



Hans Rothgiesser. Multiservicios Peralta y La mecedora de la noche. Elige tu propio terror. Lima: MilDLab, 2025. 153 p.

Hans Rothgiesser (1975), nos presenta su nuevo libro de literatura juvenil Multiservicios Peralta y La mecedora de la noche, inspirado en series de “librojuegos” como Elige tu propia aventura (Choose your Own Adventure, 1979-1998) o Multiaventura (1986). El carácter lúdico e hiperactivo consiste en que es el propio lector el que va modificando la historia de los personajes a partir de sus propias decisiones de lectura. Es un proyecto raro para el corpus local cuya narrativa juvenil es más lineal y no ofrece variantes (incluso saltos temporales al pasado o al futuro) en cuanto a la historia en sí misma.

Quisiera recordar que el carácter lúdico de la lectura se encuentra en el clásico de Julio Cortázar, Rayuela (1963), que ofrecía básicamente dos lecturas, una lineal de principio a fin, y otra según una numeración particular del “tablero de dirección”; Gianni Rodari en Cuentos para jugar (1972) también hacía lo propio al ofrecer tres finales alternos a cada historia; o el capítulo interactivo “Bandersnatch” (2018) de la serie Black Mirror, en el que el espectador decidía cada secuencia.

La historia que se cuenta en la novela de Rothgiesser trata sobre una empresa dedicada a ofrecer exorcismos para combatir situaciones sobrenaturales. En la historia, un empleado recibe una llamada solicitando uno de sus servicios. Ese es el punto de partida, a partir de allí se pueden generar una serie de combinaciones, en el que el personaje es más o menos activo, además de otras secuencias que permiten que la acción avance. Es decir, el lector decide si atiende la llamada o de si decide resolver él mismo el problema o no, si deja que otro haga el trabajo que no le corresponde (de acuerdo al organigrama o funciones de sus empleados), etc. Hay múltiples finales, en donde, grosso modo, o se controla la amenaza o esta termina por aniquilar a los personajes. La principal amenaza es la mecedora que ha sido poseída por una entidad en una casa.

Ahora bien, quisiera detenerme en los posibles elementos alegóricos de la historia. ¿Por qué una mecedora con vida propia sería tan “amenazante”? El objeto hace alusión a una vieja cumbia de 1987 titulada como “La mecedora”, que se usó como cortina musical para criticar el desastre económico del primer gobierno de Alan García Pérez (1985-1990). Así que quizás, la amenaza real sea justamente la posibilidad de un nuevo (anacrónico) gobierno populista en 2026, con varios candidatos que enarbolan las banderas de la justicia social y del “progresismo” woke. Incluso el fundador de esta singular empresa se llama Alfonso Peralta, cuyas primeras sílabas coinciden con las del ex gobernante. Casualidad o no, la idea de resolver la amenaza depende más de la agencia, de la pasividad o de los intereses de quienes ofrecen el servicio que de la mecedora en sí misma. Es decir, el terror aumenta según el grado de pasividad del lector (que guía las acciones del personaje también pasivo).

Así, Multiservicios Peralta es signo de la gran empresa burócrata de servicios -muy diferente al de bienes o productos con un valor agregado. Es parecido a lo que acontece en Juan de los muertos (2011), película cubana-española de Alejandro Brugués, en donde la creatividad del latinoamericano aprovecha el estallido zombi, para ofrecer los servicios de acabar con los monstruos bajo el eslogan de “Juan de los muertos: matamos a sus seres queridos”. Es decir, ven en la crisis una oportunidad de negocio, aunque en el fondo no resuelvan nada, sino que solo sirve para el sustento del día a día. Acá ocurre algo similar: hay fantasmas, entonces los exorcizan, lo que nos lleva a otra clave ochentera: The Ghostbusters (1984) de Ivan Reitman. Pero Multiservicios Peralta es mucho más formal que la empresa de Juan de los muertos: tiene una estructura, un organigrama, y por lo tanto, su funcionalidad (su utilidad) depende más de sus “empleados”. Así que más que una empresa informal se parece más a cómo (mal) funciona el Estado. Los anexos ayudan a esta clave de lectura dado que se concluye que es una empresa no rentable. Pero aún así se mantiene en funciones, como Petroperú, la empresa fantasmal más grande del Estado.

 

Elton Honores

Universidad Nacional Mayor de San Marcos

viernes, 5 de diciembre de 2025

Daniel Collazos Bermúdez. Necrópolis. Lima: Altazor, 2015. 136 p.

 


Daniel Collazos Bermúdez. Necrópolis. Lima: Altazor, 2015. 136 p.

Hace diez años, Daniel Collazos Bermúdez (1980) publicaba su opera prima. No he podido ubicar alguna reseña sobre el libro en el año de su lanzamiento (más allá de algún resumen informativo sobre el contenido, o de la propia presentación, que es muchas veces un ritual de celebración, y no tanto un espacio para ejercer la crítica en sí). Incluso el libro ha tenido una segunda reedición interactiva en 2021, que tampoco tuvo ningún tipo de comentario.

Esto nos lleva a pensar no solo en una ausencia de crítica literaria en conjunto que se haga cargo de las producciones independientes (no solo y exclusivamente de las publicadas por las transnacionales), y de otro, de un desborde de otras expresiones y propuestas que se alejan de un realismo social sin imaginación, “anémico”, que apelan más a la biografía simulada, a sus propios traumas de infancia que son expuestos como modélicos para una nueva generación de lectores nacidos en otros horizontes, en donde esos “traumas” (racismo, discriminación, migración, homofobia, machismo) son cuasi inexistentes, o han disminuido sustancialmente por la cultura woke, o lo políticamente correcto.

Hay muchas explicaciones posibles para tal situación de desidia sobre la nueva literatura peruana, más aún en un momento en el que todos quieren publicar, y casi nadie leer. Es claro que en el campo literario existe un claro desfase de libros que circulan por primera vez como “novedades”, incluso diez años después de su lanzamiento como este caso, que es uno de muchos. Pensemos en autores regionales cuyos libros difícilmente circulan en Lima, o en los que ejercen lo fantástico y géneros afines, porque siempre termina por imponerse -entre los escritores y editores- el gusto por el realismo, y la novela, cuanto más voluminosa, mejor.  Así que no nos sorprendamos mucho si los libros que se publicaron en 2025 empiecen a ser leídos recién en 2035.

Necrópolis es un libro excelente por varias razones. El maestro José Güich decía que toda opera prima era más un libro de homenajes, de deudas literarias (lo estoy parafraseando), pero también podemos decir que muchas veces en un primer libro el autor sintetiza mucho de su imaginación porque quiere “darlo todo”, porque, dependiendo de diversas otras circunstancias (o incluso, de la fortuna crítica), ese libro podría ser el último. Y todos los que escriben saben, en un punto de sus vidas, que lo escrito es lo único que podrá sobrevivir. Lo escrito es, potencialmente, una forma de perpetuarse en el tiempo y de ser inmortal.  

Si bien Necrópolis parte de la narrativa criminal ficticia y real, literaria o audiovisual, Collazos tiene la visión para ofrecer a través de estos cuentos, una violencia urbana que se siente real y que se “saborea”. Una digresión: la violencia urbana ha crecido tanto por nuestra incapacidad para protestar o rechazar al mal, por ser permisivo, o políticamente correcto, tal como ocurre en la película danesa Gæsterne (Speak no evil, 2022), que si bien trata parcialmente del “choque” cultural o la diferencia, alude finalmente al mal que no se le ataca. Por ello, cuando la víctima danesa del psicópata victimario le pregunta “¿Por qué hacen esto?”, conscientes que van a ser asesinados, el psicópata responde: “Porque me lo permitiste”. Entonces la negación, el rechazo al otro (maligno) es también necesario para la propia sobrevivencia física y cultural.

Volviendo al libro, la violencia urbana que presenta a Collazos se parece tanto a la que lamentablemente vivimos hoy que parece que la ficción se volvió realidad. Pero el autor lo trata desde cierta ironía en donde lo cotidiano se enrarece y genera miedo, tal como ocurre en “¿Quién mató al americano?”, un juego de palabras que esconde una verdad más anodina que policial, pero que genera crisis en la pareja que ha viajado a un exótico país en luna de miel. La paranoia estará presente en varios de sus personajes.

También hay espacio para lo metaliterario, a través del aspirante a escritor que contrata a un “negro” literario para obtener la fama y el lugar que desea: ser un autor exitoso en ventas y popularidad, como ocurre en “Plagio”. Esta fórmula está medianamente anclada en el imaginario del aspirante a escritor. La literatura deja de ser un acto comunicativo, humano y estético, y se convierte más en un espectáculo, en el que hay que seguir sonriendo, más aún si los reflectores se encienden.

Desfilan por Necrópolis diversos asesinos, algunos con doble personalidad (“Pie izquierdo”); pero están también esos pequeños crímenes, ligados a la infidelidad, como en “Iris”, con ese asesino en serie que fracasa en su plan para atraer a una mujer extraña y robarle los ojos. Si en “Los ojos de Lina” de Clemente Palma, los ojos de la mujer eran ofrecidos como una prueba (imaginaria) de amor, acá tenemos la obsesión del amante por los ojos femeninos que arrebata y colecciona (¿la mujer ya no es capaz de amar?).

La ironía vuelve en “Apagón”, en donde nos trasladamos a la violencia terrorista de fines de los 80, en el que el delirio, la imaginación y la mentira pueden ser también una forma de evadirse de la realidad y de las responsabilidades que conlleva.

Collazos articula en sus trece textos un giro final y sorpresivo, en el que lo accidental y el azar tan presente como en la vida misma, y los crímenes terminan por ser aplastados por la propia realidad.

Necrópolis es un libro que merece una mejor fortuna crítica, ser descubierto, leído. Destaca por su estética noir, su espíritu posmoderno y a la vez, la ambientación decadente de la ciudad, y la ironía que recorren sus historias.

 

Elton Honores

Universidad Nacional Mayor de San Marcos