Diego Alexander [Alvarado Pacheco]. El regreso de
los cinco. Cuentos sobre realidades virtuales, IA y ciborgs. Lima: Trotamundos,
2025. 94 p.
Esta
es la opera prima de Diego Alexander (Lima, 1995), quien estudió Literatura en
la UNMSM. Como indica el título, se trata de siete cuentos de CF. Destaca por
la imaginación que posee el autor al plantear ese distópico mundo futuro. El principal
recurso es la carnavalización, o mundo al revés. Por ejemplo, en “La pregunta y
el final”, son las máquinas quienes crean al ser humano, luego de la devastación
del planeta. A la inversa del Frankenstein de Mary Shelley, no es el
hombre quien crea al monstruo, sino al revés (una digresión, la estructura narrativa
del Frankenstein, 2025, de Guillermo del Toro, puede asemejarse a una “narración
de borrachos”, o “narración de cantina”: ahora el monstruo contará su versión).
El cuento tiene obvias resonancias filosóficas sobre el sentido de la vida,
pues ¿porqué el creador nos hizo mortales? Esa gran pregunta no se resuelve,
aunque se intuye que las máquinas sí obtienen la respuesta en el umbral,
mientras suena una sirena (un recurso bastante buñueliano, por cierto, sobre
todo en El discreto encanto de la burguesía).
En otro
cuento, “El señor olvido” el motivo central es la posibilidad de borrar los
recuerdos como castigo, por parte de un sistema orwelliano. La distopía y el
control irrumpen en la narración. Frente a ese sistema se oponen aquellos
rebeldes que guardan y conservan los recuerdos en nudos, lo que recuerda no
solo a los quipus prehispánicos, sino a la poética del propio Eielson. Una tecnología
alterna que salvaguarda la memoria de la humanidad.
En “La
lotería del trabajo” asistimos nuevamente al carnaval: mediante un sistema de
lotería, las personas cambian de vida. Hay ecos a Dark City (1998) de
Alex Proyas, en donde una raza alienígena se sirve de los humanos como
experimentos, y justamente, parte de ello consiste en cambiar sus identidades y
trabajos para comprender la naturaleza humana. Pero esta lotería (que también
hace un guiño a “La lotería” de Shirley Jackson) genera efectos negativos: la
producción decae, dado que los obreros y trabajadores pasan a realizar otras
actividades (otras fantasías). No sé si el relato esconde un alegato
socialista, (porque si nadie trabaja en lo suyo, ¿el mundo seguiría
progresando?), dado que se relativiza la función de cada cual dentro de un
sistema. Pero cuando todos podemos serlo todo, entonces nadie es nada. En todo
caso resulta un cuento muy imaginativo que habla de que no hay lugares fijos en
ningún sistema, y que el desplazamiento continuo, y el azar también forman
parte de la vida. Lo mismo ocurre con “La nueva escuela” en el que los adultos
quedan a merced de los niños. No solo es el poder de los infantes, que puede
llegar al absurdo, sino también la fantasía del líder millennial y el
choque generacional.
Es una estupenda opera prima, con
cuentos que están influenciados por el humanismo de Ray Bradbury, y la distopía
de Orwell. La mayoría de cuentos están ambientados en un locus indefinido,
probablemente Estados Unidos o el primer mundo. En sí mismo no es un demérito,
pero quizás sería mucho más interesante ver ese futuro desde el tercer mundo,
desde el Perú. En todo caso, algunos cuentos podrían extenderse hasta alcanzar
una novela. Hay ideas muy estimulantes.
Elton Honores
Universidad Nacional Mayor de San
Marcos
