miércoles, 17 de diciembre de 2025

Hans Rothgiesser. Multiservicios Peralta y La mecedora de la noche. Elige tu propio terror. Lima: MilDLab, 2025. 153 p.



Hans Rothgiesser. Multiservicios Peralta y La mecedora de la noche. Elige tu propio terror. Lima: MilDLab, 2025. 153 p.

Hans Rothgiesser (1975), nos presenta su nuevo libro de literatura juvenil Multiservicios Peralta y La mecedora de la noche, inspirado en series de “librojuegos” como Elige tu propia aventura (Choose your Own Adventure, 1979-1998) o Multiaventura (1986). El carácter lúdico e hiperactivo consiste en que es el propio lector el que va modificando la historia de los personajes a partir de sus propias decisiones de lectura. Es un proyecto raro para el corpus local cuya narrativa juvenil es más lineal y no ofrece variantes (incluso saltos temporales al pasado o al futuro) en cuanto a la historia en sí misma.

Quisiera recordar que el carácter lúdico de la lectura se encuentra en el clásico de Julio Cortázar, Rayuela (1963), que ofrecía básicamente dos lecturas, una lineal de principio a fin, y otra según una numeración particular del “tablero de dirección”; Gianni Rodari en Cuentos para jugar (1972) también hacía lo propio al ofrecer tres finales alternos a cada historia; o el capítulo interactivo “Bandersnatch” (2018) de la serie Black Mirror, en el que el espectador decidía cada secuencia.

La historia que se cuenta en la novela de Rothgiesser trata sobre una empresa dedicada a ofrecer exorcismos para combatir situaciones sobrenaturales. En la historia, un empleado recibe una llamada solicitando uno de sus servicios. Ese es el punto de partida, a partir de allí se pueden generar una serie de combinaciones, en el que el personaje es más o menos activo, además de otras secuencias que permiten que la acción avance. Es decir, el lector decide si atiende la llamada o de si decide resolver él mismo el problema o no, si deja que otro haga el trabajo que no le corresponde (de acuerdo al organigrama o funciones de sus empleados), etc. Hay múltiples finales, en donde, grosso modo, o se controla la amenaza o esta termina por aniquilar a los personajes. La principal amenaza es la mecedora que ha sido poseída por una entidad en una casa.

Ahora bien, quisiera detenerme en los posibles elementos alegóricos de la historia. ¿Por qué una mecedora con vida propia sería tan “amenazante”? El objeto hace alusión a una vieja cumbia de 1987 titulada como “La mecedora”, que se usó como cortina musical para criticar el desastre económico del primer gobierno de Alan García Pérez (1985-1990). Así que quizás, la amenaza real sea justamente la posibilidad de un nuevo (anacrónico) gobierno populista en 2026, con varios candidatos que enarbolan las banderas de la justicia social y del “progresismo” woke. Incluso el fundador de esta singular empresa se llama Alfonso Peralta, cuyas primeras sílabas coinciden con las del ex gobernante. Casualidad o no, la idea de resolver la amenaza depende más de la agencia, de la pasividad o de los intereses de quienes ofrecen el servicio que de la mecedora en sí misma. Es decir, el terror aumenta según el grado de pasividad del lector (que guía las acciones del personaje también pasivo).

Así, Multiservicios Peralta es signo de la gran empresa burócrata de servicios -muy diferente al de bienes o productos con un valor agregado. Es parecido a lo que acontece en Juan de los muertos (2011), película cubana-española de Alejandro Brugués, en donde la creatividad del latinoamericano aprovecha el estallido zombi, para ofrecer los servicios de acabar con los monstruos bajo el eslogan de “Juan de los muertos: matamos a sus seres queridos”. Es decir, ven en la crisis una oportunidad de negocio, aunque en el fondo no resuelvan nada, sino que solo sirve para el sustento del día a día. Acá ocurre algo similar: hay fantasmas, entonces los exorcizan, lo que nos lleva a otra clave ochentera: The Ghostbusters (1984) de Ivan Reitman. Pero Multiservicios Peralta es mucho más formal que la empresa de Juan de los muertos: tiene una estructura, un organigrama, y por lo tanto, su funcionalidad (su utilidad) depende más de sus “empleados”. Así que más que una empresa informal se parece más a cómo (mal) funciona el Estado. Los anexos ayudan a esta clave de lectura dado que se concluye que es una empresa no rentable. Pero aún así se mantiene en funciones, como Petroperú, la empresa fantasmal más grande del Estado.

 

Elton Honores

Universidad Nacional Mayor de San Marcos