lunes, 27 de noviembre de 2023

Carlos Vera Scamarone. Raka, la guerrera. Lima: El gato descalzo, 2023. 139 p.

 

RAKA, LA GUERRERA 

Carlos Vera Scamarone. Raka, la guerrera. Lima: El gato descalzo, 2023. 139 p.

              Carlos Vera Scamarone (Lima, 1974), escritor y médico psiquiatra, autor de la valiosa novela de ciencia ficción La paradoja Cane (2014), continúa publicando libros en este género. Ahora, nos entrega el notable y recomendado Raka, la guerrera, un conjunto de 11 cuentos en el que predominan principalmente los códigos de la ciencia ficción, e ilustrados por Raúl Ostos.

              El futuro que se representan en los cuentos es distópico, desde un planeta dominado por el mar (con lejana reminiscencia a Waterworld, 1995 de Kevin Costner), producto acaso del cambio climático, tal como ocurre en “La hondonada”, primer cuento del libro, en el que unos criadores de ballenas se enfrentan a unos piratas quienes buscan raptar a las mujeres como botín de guerra. O “Noitcom 37” que presenta un futuro en la línea de la serie Black mirror, en el que la vigilancia, la sospecha del otro se ejecuta a través de dispositivos que anuncian o anticipan a posibles agresores. Esta es un arma de doble filo ya que como se ve en el cuento todos los hombres, de modo subjetivo, son agresores potenciales; pero que en profundidad, parece discutir parcialmente a los actuales colectivos feministas como el “#MeToo” o “Ni una menos”, que ven radicalmente a (casi) todos los hombres como agresores permanentes.

Otros cuentos como “El llamado de Dir-je” o “Al amanecer” comparten ciertas características en común, como la imposibilidad de reproducción de la especie y el mundo sin sexo. En el primero, unos androides buscan la clave de la reproducción con diversas razas alienígenas sin obtener resultado alguno. La respuesta filosófica sobre la reproducción no encuentra respuesta en estos androides. Cuando llega al planeta que da título al cuento el personaje confiesa con sus replicantes: “He copulado con babosas, reptiloides, mujeres de galaxias distantes, con ángeles invisibles. En cada encuentro el frenesí del fracaso me llevó a terminar matando. Lo intenté, pero no hallé nada” (51, énfasis nuestro). Ese “no hallar nada”, va más allá de lo físico, del conocimiento científico, para instalarse en el plano cuasi filosófico: ¿no hay nada en el sexo? ¿cuál es el secreto de la reproducción, y por lo tanto, de la vida? En el segundo, una invasión alienígena al planeta protagonista va estableciendo conexiones con el holocausto judío cuando la invasión triunfa inicialmente sobre los nativos. En una escena, uno de los nativos es castrado, para que los subordinados no se reproduzcan. Nuevamente es el mundo sin sexo, esta vez, con la finalidad de controlar a la raza sometida. El giro se produce hacia el final cuando la vieja narradora, que cuenta a las nuevas generaciones lo acontecido hace ya mucho tiempo, agrega que en medio del exterminio, ella es decapitada, pero “Pude ver cómo mi cráneo rodaba por el suelo. Luego abrí mis ojos pectorales […]” (65), mientras los niños con sus cuatro tenazas se enfrentan a los invasores. Con habilidad, el narrador extradiegético añade esta información con la intención de producir este giro y descolocar al lector: los protagonistas son alienígenas y los invasores, humanos. Y al modo de Alien (1979) de Ridley Scott, los alienígenas nativos van fecundando sus huevos a los humanos a través de sus bocas (66). A todas luces este tipo de ciencia ficción utiliza algunos códigos de la serie B, pero para darles una dimensión más profunda, tal como lo hizo el maestro José B. Adolph en su narrativa breve.

El cuento “Raka, la guerrera” que cierra el libro y le da título al mismo, es el más extenso y establece conexiones con “El inmortal” de Jorge Luis Borges, pero en clave feminista. Vemos que se trata de textos complejos y de temática adulta (si vale el término), es decir, demuestran la madurez del autor, que amplía su universo hacia otras latitudes -en clave weird- dentro del propio campo de la ciencia ficción.

 

Elton Honores

Universidad Nacional Mayor de San Marcos

martes, 1 de agosto de 2023

Eliana Soza Martínez. Umbrales. Chiapas (México): Chicatana Ediciones, 2023. 57 p.

 


 

Eliana Soza Martínez. Umbrales. Chiapas (México): Chicatana Ediciones, 2023. 57 p.

              Eliana Soza (Potosí, Bolivia, 1979) estudió Comunicación Social en la Universidad Mayor Real y Pontificia de San Francisco Xavier. Ha publicado Seres sin sombra, Luz y tinta, Monstruos del abismo. Umbrales contiene 5 relatos en el que se mezcla el terror natural y la fantasía sobrenatural. En el primero, “Quien no se mueve no siente las cadenas”, parte de un mito de origen acerca de “Coco Mama” (o “Mama Coca”), ambientada en el mundo inca. El cuento tiene un epígrafe de Anaïs Nin: “Odio a los hombres que temen a la fuerza de las mujeres”. Desde el inicio hay pues una clave “feminista”, no solo en este cuento sino en todo el libro, muy actual, aunque sin llegar a lo woke. En este cuento, los hombres abusan de las mujeres, (en especial de la protagonista). Curiosamente su “estatus” subalterno solo puede cambiar tras la muerte física, en un espacio fantástico intermedio entre el Kay Pacha y el Hanan Pacha. A esta mujer se le ha concedido un don: ser una diosa. Si bien el dilema radica en aceptar o no este nuevo rol, al final se produce una “revolución” de las diosas en ese mundo intermedio extraterrenal. Ahora son las diosas mujeres las que tienen el poder. Así también se dejan de lado en la tierra los sacrificios humanos y son reemplazados por otros ritos. Pero, este cambio o giro coincide con la llegada de unas carabelas a estas tierras con lo que se cierra la narración. Entonces hay varias preguntas posibles: ¿no hay posibilidad de un nuevo orden o paraíso feminista terrenal porque llega una nueva fuerza desconocida patriarcal europea?, ¿la mujer solo puede ser libre en un mundo más allá del terrenal, luego de la muerte física? ¿la caída del imperio inca se debe a que se dejaron de lado los sacrificios humanos, y por lo tanto, es necesario volver a estos?

“Carne blanca” contiene un terror natural, realista acerca de una mujer joven que va a ser raptada por una mafia que las explota sexualmente, para luego caer en una red de tráfico de drogas, en la que debe de llevar material prohibido en su vientre. El abuso físico por un lado y la voz narrativa de la madre que busca a su hija desaparecida marcan este relato realista, truculento, en el que los hombres son la peor basura sobre la tierra.

“Temprana vocación” es mucho más sugerente. A partir del primer sangrado de la menstruación, una mujer descubrirá un singular placer: beber sangre humana. Pero ¿es una mujer vampiro o se trata de un tipo de anomalía o enfermedad mental? El relato es abierto, pero nos inclinamos hacia lo extraño y lo raro.

“Voyeristas” contiene 3 estampas breves de corte sexual sobre la mujer monstruo, en el que la experiencia sexual da pie al encuentro con la muerte física. La caída del hombre se da por la búsqueda del goce sexual prohibido, y también por la agencia de estas mujeres-monstruo.

Finalmente, en “Pesadilla andina” se narra el encuentro entre una mujer y una deidad demoníaca que engendra un hijo. Al final se cierra con esta frase: “¡El demonio anda suelto en el país! Sé que no viviré más, espero que este sea mi legado en esta tierra” (57). La ambigüedad de la frase llama la atención. Si bien la mujer es víctima de un encuentro forzado con una deidad demoníaca masculina, la frase acentúa algún tipo de valor positivo respecto a su legado (el hijo-demonio), que no niega ni rechaza. Quizás haya algo de Rosemary's Baby (1968) de Román Polansky, basado en la novela de Ira Levin.

 

Elton Honores

Universidad Nacional Mayor de San Marcos

domingo, 23 de julio de 2023

José Donayre Hoefken (Comp.). Diecinueve relatos médicos sobre la pandemia. Lima: maquinaciones, 2020. [96 p.]

 


José Donayre Hoefken (Comp.). Diecinueve relatos médicos sobre la pandemia. Lima: maquinaciones, 2020. [96 p.]

              El escritor, editor y gestor literario José Donayre (Lima, 1966) editó una de las primeras antologías sobre la pandemia que afectó al planeta, y cuyo primer caso en el Perú fue detectado a inicios de marzo del 2020. Así que se trata de una antología pionera sobre el tema, y en segundo lugar, no apela a incluir a literatos, sino a médicos-escritores. La idea es que al estar en contacto más directo con el tema podrían dar un testimonio distinto, no desde la ficción sino a partir de los hechos reales y científicos. Si bien la antología no se restringe a los textos realistas, hay espacio para textos fantásticos y de ciencia ficción, que funcionan mejor que los realistas. Y es que la ficción y la fantasía hacen más soportable la realidad y lo real.

              En conjunto, hay ejes temáticos que se reiteran: un escenario semi “apocalíptico” (que no se explota justamente por ese tono realista predominante), la enfermedad, la trasmisión del virus, la muerte física a la vuelta de la esquina, el carácter pandémico. En su mayoría tienen la misma extensión, son como estampas breves que desarrollan más esta atmósfera anotada. De alguna manera todos hemos visto y padecido de modo directo o indirecto los efectos de la pandemia, así que mucho de lo dicho es conocido por el lector. Ello nos hace preguntar ¿para quién se escriben estos textos? La única posibilidad es para los lectores del futuro que desde ese futuro hipotético puedan reconstruir el estado de ánimo de esta época a través de estos textos. Obviamente estos también tienen limitaciones, por ejemplo, en ningún texto se habla acerca del negociado de las clínicas privadas en relación a la enfermedad y la muerte por el virus (muchos hipotecaron o vendieron su casa o bienes con la esperanza de salvar a sus parientes, sin éxito, y quedaron endeudados con cifras astronómicas); el que otros especularan con la venta de los balones de oxígeno creando mayor caos; o sobre el papel de los medios de comunicación para extender el miedo en la población; o en los suicidios provocados por el encierro; o secuelas como la ansiedad o la depresión, etc. Hay sí un leve atisbo de la crisis en la salud pública, pero no se ahonda. La pandemia reveló una crisis y carencias que no son de ahora, sino desde hace décadas. Por lo menos desde los años 80. En la línea realista solo Aland Bisso plantea un problema diferente: el de la prostituta que (más allá del tema moral) debe continuar con su oficio por necesidad a pesar de quedar expuesta al contagio. Debemos agregar que durante la pandemia fueron los médicos los verdaderos héroes (no los de DC Comics o Marvel), junto a la policía y fuerzas armadas, pero no la clase política local.

              En cuanto a los textos de ciencia ficción destacan “Andromedik” de Juan Javier Bolaños en el que las máquinas han reemplazado a los médicos humanos y se encargan de cuidar a los sobrevivientes; “Misión Covid-19” de Gloria Paredes, un texto utópico en el que la pandemia se resuelve por la agencia de seres extraterrestres. Pero es en lo fantástico en el que el tema da un mejor desarrollo. Son los casos de “Desconcertante realidad de los óleos” de Hernán Cavalié en el que una pintura europea acerca de una peste del s. XVII sirve de base para establecer un diálogo con el presente apocalíptico; y “El barco en el muelle” de Carlos Vera Scamarone en el que el personaje entra en una dimensión otra tras la muerte final. Los textos de Cavalié y de Vera Scamarone son los mejores de esta compilación.

 

Elton Honores

Universidad Nacional Mayor de San Marcos

Sarko Medina. La calle está dura. Arequipa: Aletheya, 2021. 151 p.

 

 


Sarko Medina. La calle está dura. Arequipa: Aletheya, 2021. 151 p.

              Sarko Medina (Arequipa, 1978) es uno de los escritores contemporáneos más interesantes del panorama actual, aunque la circulación de su obra sea bastante restringida ya que publica en su ciudad natal y sus libros solo circulan en ferias como La independiente, con un alcance dirigido más a estudiantes universitarios y profesores o profesionales. El “gran” público queda reservado temporalmente para la Feria Internacional del Libro a la que si bien muchos tienen la fortuna de llegar, la gran mayoría de autores queda excluida. Aunque la feria tampoco es garantía de la circulación del libro porque al igual que el cine, en el que solo una o dos películas acaparan todas las salas de los multicines con su maquinaria publicitaria (o Barbie u Oppenheimer), y el favor de los youtubers; en el caso de los libros ocurre igual: dos o tres autores mediáticos, con guardaespaldas y presencia mediática son los que al final se convierten en los “más vendidos” y promocionados en las cadenas de librerías y prensa mediática, influencers y booktubers, (que muchas veces reciben muestras para que las promocionen en sus canales digitales, y que se reduce a leer la contratapa del libro o mostrar la portada, el objeto en sí mismo, con todo el problema que supone creer que esto es hacer crítica, ya que en el mejor de los casos se hace un resumen) dirigidos a la clase media y alta, quienes son los que “consumen” libros (por cierto, no se tiene medición de los libros que se compran en Amazonas, Jirón Quilca o Jirón Camaná en el centro de Lima).

              Esta problemática viene de hace ya bastantes años atrás y comenzó a distinguirse con claridad en la década de los años 90, cuando todavía había una prensa cultural en medios periodísticos, y que sí hacía crítica de libros -y que conforme pasó el tiempo fue perdiendo no solo peso y sustancia, sino también poder simbólico entre los lectores y ahora es casi desértico (salvo los canales digitales que es una “tierra de nadie”, o mejor dicho “tierra de todos”, sumado a la cultura “woke” y a ser políticamente correcto). Claro, siempre hay excepciones de buenos booktubers, pero siguen siendo eso: excepciones a la regla.

              Volviendo al libro de Sarko Medina es necesario hacer este breve contexto, ya que sumado al hecho que el autor ha transitado por el cuento fantástico, este libro de cuentos tiene un registro hiperrealista, no en cuanto a que se exacerbe la materialidad de la pobreza social y económica de los sectores bajos o populares de la sociedad, sino que mucho del material de base de estos relatos los podemos ver en los noticieros locales, es decir, casos criminales cotidianos, pasionales. En estos relatos la conducta criminal acaba siempre en la muerte. Casos de bullying, prostitución, el aborto, hijos que asesinan a sus abusivos padres, etc. Hay una crisis moral que recoge el libro a partir de estas “microhistorias”. En ese sentido, Medina supera las limitaciones del realismo burgués, anclado en sus crisis personales, la pérdida de su mascota, o conflictos con el “padre” para adentrarse a un universo criminal con una intención periodística o documental. En esta línea, “Te esperaré” sea acaso uno de los mejores textos del libro, en el que se une lo trágico, la vaga noción de una muerte “digna” y una violencia con un único final.

              Si bien esta es la base del libro hay dos textos que escapan con claridad a este eje dominante. Se trata de “La chica que quería ser Slash” y “Ataque Techno”, ambos de ambiente musical y que probablemente se basen en experiencias personales ficcionalizadas. En el primero, se cuenta dos historias, la real y la fantasiosa acerca de un “amor imaginario” adolescente. Un adulto recuerda con nostalgia ese primer amor de adolescencia y reconstruye bastante bien esa primera sensación vaga de amor. Si bien en el presente de la narración la amada está ya muerta, eso no impide que ese recuerdo sea tratado con cierta madurez no solo para aceptar el hecho sino comprenderlo en su intimidad y cuyo secreto se revela hacia el final del cuento. En el segundo, Medina ambienta la historia hacia mediados de los años 90, en un país ya más estable de la violencia terrorista y afiebrada por la moda de la música techno. El personaje es un joven sin futuro ni esperanza (una condición atribuida a la denominada “Generación X”), solo que no vamos a encontrar en este texto ni subtes -que ahora con canónicos y museables-, ni anarquistas ni panfletarios, sino a un personaje de la clase popular (la gran mayoría del país), alienado, cuya única vía de escape a esa situación marginal o futuro incierto es el baile y la competencia. Quizás tome como modelo a Saturday Night Fever (1977) película que rendía tributo a la música disco. Lo interesante es que creo que ha pesar de haber transcurrido cerca de 30 años, este el primer cuento que trata este aspecto de la cultura juvenil de los 90. Así Medina reconstruye desde la ficción, un mundo que se fue, que es pasado, pero que el lector de 40 años a más podrá reconocer y quizás reencontrarse. Es una gran historia, que quizás merezca una versión cinematográfica.

 

Elton Honores

Universidad Nacional Mayor de San Marcos