domingo, 28 de abril de 2019

Sarko Medina. El ekeko y los deseos imposibles. Arequipa: Aletheya, 2019. 121 p.




Sarko Medina. El ekeko y los deseos imposibles. Arequipa: Aletheya, 2019. 121 p.



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El ekeko y los deseos imposibles es uno de los mejores libros de cuentos fantásticos y de ciencia ficción publicados en lo que va del 2019 y uno de los más destacados de los últimos cinco años, en los que han deslumbrado por ejemplo autores como Yeniva Fernández con Siete paseos por la niebla (Campo letrado, 2015) o Jorge Santiago con Las dos caras del héroe (Campo Letrado, 2018) o del fallecido Moisés Sánchez Franco con Los condenados (Agalma, 2016), por citar solo a algunos de sus coetáneos nacidos hacia los años 70. Y es que a pesar de parecer necio o reiterativo, la narrativa fantástica es lo mejor que se está produciendo en la narrativa peruana contemporánea, en especial, en el cuento, desde ya un buen tiempo; pero ni los grandes medios de difusión masiva ni la comunidad académica universitaria parece estar interesada (o en su defecto, ha prestado muy poca atención a este fenómeno o a la consolidación de lo fantástico peruano en el siglo XXI), y más bien parece negar esta situación, al relegar a estos autores a un segundo o tercer plano y seguir privilegiando el ciclo de la violencia política y el de la autoficción, bajo los códigos del realismo mimético, como única forma dominante y válida, y cerrar su interés solo en la existencia de un círculo de escritores limeños, una especie de “club de la construcción autoficcional”.
En este panorama, cómo poder insertar este estupendo libro de Sarko Medina (Arequipa, 1978), a quien es probable que muy pocos en Lima conozcan su obra anterior: Palo con clavo y santo remedio (2014) y La venganza de los Apus (2017); salvo los propios autores de fantasía. Estamos viviendo una primavera fantástica –como alega el amigo y maestro José Güich- pero esto es también una especie de círculo vicioso: el autor publica un buen libro, es leído por otros autores, que luego desaparece, pero no llega al gran público masivo. Más aún porque las editoriales independientes no tienen aún la logística ni la capacidad de las grandes transnacionales para “posicionar” a un autor de su catálogo, ni en Lima y menos aún en el extranjero. Entonces, todo lo que se pueda hacer en favor de la difusión de la obra de autores contemporáneos (sean limeños o regionales), se queda en las buenas intenciones. No se trata de consagrar a un autor ni otorgar méritos o deméritos sino de promover la circulación de las obras, para empezar, algo tan sencillo como eso.
En cuanto al libro de Sarko Medina, quisiera destacar algunos aspectos: en primer lugar, sus ficciones parten de la realidad peruana, y ello ya es un rasgo positivo, porque muchas veces se ha acusado a lo fantástico de ser una literatura “evasiva” de la realidad, pero acá Sarko demuestra que se puede ficcionar desde el Perú, sin copiar modelos foráneos, hacer una escritura fantástica nativa que remita a nuestras propias tradiciones, historia, imaginario colectivo o visión de mundo. En segundo lugar, y vinculado a lo primero, Sarko (es decir, el narrador que construye en los relatos) aprovecha la gran mitología andina que tenemos para ficcionar, pero sin caer nunca en lo pintoresco o lo regional, sino desde una perspectiva más global –si que quiere la palabra- o urbana, lo que podría permitir llegar a lectores fuera del país. En tercer lugar, se remite también a la tradición oral a través de la figura de los “cuentos del abuelo”, es decir, claves, formas y recursos del relato oral para narrar, nuevamente, sin ser del todo orales, sino que reconecta al lector con una memoria ancestral compartida. Y en cuarto lugar, es clara en este libro, la influencia del norteamericano Howard Phillips Lovecraft y sus dioses primordiales. Sarko logra integrar la mitología lovecraftniana con la mitología andina produciendo no solo un sincretismo o mestizaje, sino más bien una mezcla de tradiciones que convergen en sus cuentos.
Sarko Medina explora también un género que en los últimos años ha tenido una producción sostenida: la ciencia ficción. En “Nemesis desatada” por ejemplo, se habla de usar el virus como un reprogramador biológico, bajo la forma de nanobots, que sirven para una venganza de connotaciones globales. O “Carne de acólito”, ambientada en el año 2028, de alcance lovecraftniano, o las truculencias amorosas y venganzas latinas de “Amanecer en Mercurio”.
En síntesis, podemos concluir que en los cuentos de Sarko Medina el pasado mítico se instala en el presente como amenaza permanente, pero también presenta un futuro terrorífico. Pactos con antiguas deidades, sueños proféticos, bucles temporales, universos paralelos, fines del mundo, o seres sobrenaturales son algunos de los ejes temáticos que se abordan en El ekeko y los deseos imposibles. Un elemento común es la familia desestructurada. La posibilidad de que –en un mundo hipertecnologizado y seguro- los padres que pierdan a sus hijos, quizás sea una pesadilla adicional al horror del mundo moderno. El libro de Sarko Medina es así una muestra de la consolidación de lo fantástico, como también lo han hecho otros paisanos arequipeños suyos como Yuri Vásquez, Dennis Arias Chávez o Pablo Nicoli. Solo queda pues felicitar sinceramente al autor por este libro y celebrar su aparición, leyéndolo.

Elton Honores
Universidad Nacional Mayor de San Marcos

sábado, 6 de abril de 2019

Juan Mujica Tedin. El superman peruano y otros cuentos fantásticos. Lima: El gato descalzo, 2018. 73 p.





Juan Mujica Tedin. El superman peruano y otros cuentos fantásticos. Lima: El gato descalzo, 2018. 73 p.
Juan Mujica Tedin (Lima, 1976) estudió periodismo en la Universidad Jaime Bausate y Meza. Tiene diversos libros de ficción autopublicados como El oráculo de  Xarcax (novela) y otros libros de cuentos. El superman peruano es su más reciente publicación. Un motivo recurrente es la presencia de bibliotecas, en este caso bibliotecas fantásticas, que más allá de su función enumerativa o referencial, aumentan los posibles efectos fantásticos de los textos, tal como ocurre en el primer cuento “El escritor sonámbulo…”, y cuyo núcleo argumental alude también al film Limitless (2011) de Neil Burger (en cuanto el personaje aumenta su creatividad a partir del uso de ciertas pastillas). Así aparecen aludidos en el cuento “Hemingway, Kafka, Gabo, Allende, Tolkien, Poe, Chejov, Mauppasant, etc” (15). Esta dimensión metaliteraria parece negar la cultura visual del siglo XXI y reafirmar la necesidad no solo de la lectura de impresos, sino de aspirar en última instancia a la cultura letrada. Lo mismo ocurre en “El viaje literario” en el que Vargas Llosa, García Márquez, Verne o Wells permiten al lector adentrarse a esos mundos posibles, pues como sostiene el personaje “Quería probar si este poder [de la literatura] superaba la imaginación de Steven Spielberg” (20). El director norteamericano se convierte en metonimia de la fantasía, superada por la lectura solitaria de la buena literatura. De igual modo, en “La biblioteca submarina” en el que la felicidad absoluta consiste en leer para siempre en una enorme biblioteca, una especie de utopía imposible, que finalmente sucumbe ante condiciones naturales. El otro motivo del libro es la presencia de lo monstruoso o anormal, asociado a la enfermedad; y la mitología occidental, que permite enmarcar los textos como fantásticos.
Sin duda, Mujica Tedin posee gran imaginación, pero esta podría canalizarse con mejor fortuna hacia lo nacional, a partir de la investigación sobre lo propio, y descartando el motivo del enfrentamiento o lucha al modo de las historias de superhéroes, que al no estar ancladas en lo peruano se insertan en una matriz foránea, que poco podría aportar a la construcción de un “fantástico peruano”. Pero la última palabra la tendrá siempre el autor, pues ¿quién hace caso a los críticos? ¿acaso solo otros críticos?

Elton Honores
Universidad Nacional Mayor de San Marcos