miércoles, 13 de noviembre de 2024

Encuentro de investigación literaria. Literatura fantástica. Domingo 3 de noviembre de 2024, 5:00 pm. Casa de la Literatura Peruana

 

 


Encuentro de investigación literaria

Literatura fantástica

Domingo 3 de noviembre de 2024, 5:00 pm. Casa de la Literatura Peruana

          Junto a Judith Paredes y Jorge Terán participamos en un encuentro sobre investigación, en mi caso sobre literatura fantástica. Nos pidieron no preparar nada escrito, sino que sea según el formato de coloquio. El evento no se transmitió, pero he ordenado algunas ideas, reelaborado otras, y añadido algunas más, que creo podrían ser útiles para un diálogo sobre los estudios sobre el fantástico en el panorama actual.

 

1.     Breves antecedentes

El trabajo de Harry Belevan en el estudio de lo fantástico es pionero, porque propone una teoría del género que aplica a su selección. Teoría de lo fantástico (1976) y Antología del cuento fantástico peruano (1977) son libros fundamentales para todo estudio sobre el tema. De allí al siglo XXI ha sido poco lo estudiado hasta Mundos imposibles. Lo fantástico en la narrativa peruana (2010), La civilización del horror. El relato de terror en el Perú (2014), La división del laberinto. Estudios sobre la narrativa fantástica peruana contemporánea (1980-2015) (2017), La racionalidad deshumanizante. El teatro político y la ciencia ficción (1886-1989) (2017), Fantasmas del futuro. Teoría e historia de la ciencia ficción (1821-1980) (2018), o Nación fantasma. Ciencia ficción en la novela peruana (1917-1984) (2024), entre otras investigaciones realizadas y trabajos antológicos.

2010 puede considerarse como un reinicio del interés por el estudio de esta producción, que está acompañada por congresos, como el académico internacional (desde 2008) y el de nacional de escritores (desde el 2011), ambos vigentes. A este proceso se suma el rescate de obras que han obtenido nuevas lecturas.

Otras investigaciones realizadas en esa línea son las de José Güich, Carlos López y Alejandro Susti con Del otro lado del espejo. La narrativa fantástica peruana (2016), Audrey Louyer con Pasajes de lo fantástico. Propuesta teórica para un estudio de la literatura de expresión fantástica en el Perú (2016), o Helen Garnica Brocos en Contigüidad de los cadáveres (2023).

En cuanto a las antologías es de destacar en el siglo XXI 17 fantásticos cuentos peruanos (2007) de Carlos Sotomayor y Gabriel Rimachi y la monumental La estirpe del ensueño (2007) de Gonzalo Portals, las primeras; a las cuales han continuado varias otras, sean temáticas, o de archivo. Y la emergencia de editoriales especializadas en estos géneros.

También es oportuno mencionar la labor de difusión en internet -como una nueva plataforma- desde el 2002 de Daniel Salvo y su página Ciencia ficción Perú.

 

2.     Ninguna “escena” literaria podrá promocionarse y crecer sin el apoyo de los medios masivos

Desde los años 60 la relación entre los artistas y los medios de comunicación se torna problemática. ¿Los medios son instrumento o un fin en sí mismo? Mientras la prensa cultural siga dándole mayor importancia y cobertura a los autores extranjeros en desmedro de la producción local, la “escena” seguirá en el margen. Casi ninguno de los autores peruanos independientes tiene tal cobertura en el extranjero como los extranjeros acá. Hay pues, un rezago colonialista en la cultura, o en quienes escriben sobre cultura, o la dirigen. Directamente fomentan el consumo de autores extranjeros o de modo casi exclusivo de solo aquellos que publican en sellos transnacionales o en sus franquicias locales. El rol de la academia es muy restringido, y su circulación (además de la jerga utilizada) tiene un impacto nulo en la masa potencial lectora.

3.     La escena “independiente”

El gran potencial de esta literatura está en el circuito de editoriales independientes, que son muchas. Allí se han publicado los mejores libros en la última década. Pero, así como hay libros buenos, hay también libros regulares, y malos, como en toda escena. Se debe diferenciar el trabajo de las editoriales como tal y de aquellas que hacen más un trabajo de impresión, sin un cuidado de la edición (no me refiero a la obligatoria corrección de estilo), sino a la carencia de editores. Estas editoriales apenas sobreviven y mantienen vivo el “ecosistema” del libro, sin el cual, solo le quedaría al lector a leer los saldos provenientes del extranjero, los libros de moda, los que tienen cobertura mediática. También es cierto que estas editoriales no realizan un trabajo adecuado de promoción. Hace falta una industria.

4.     Circulación de libros

Estamos como hace 70 años, en un circuito artesanal o premoderno, en el que los libros tienen una circulación deficiente o de ningún tipo. El medio natural son las librerías (ubicadas en los distritos más exclusivos de Lima), pero no es secreto que las grandes cadenas (además de no pagar las ventas) no dan exposición a los libros nacionales (menos aún a los de estos géneros) y cuyo precio de venta al publico es inalcanzable para un lector de sector medio o popular. El lector distraído se deja llevar, tanto por la información que es “tendencia” en medios o por lo que visualmente es expuesto en un lugar privilegiado de la librería (no en un rincón oculto y secreto). Si bien el día de hoy existe la posibilidad de venta por internet, o de manera directa (que no es la manera más ideal), lo concreto es que estos libros circulan más en pequeñas ferias o en eventos académicos y no académicos. Si esto ocurre con los autores que publican en Lima, ¿qué ocurrirá con los autores de las regiones?

5.     Los youtubers, booktubers, influencers, reels, etc ¿promueven o hacen más daño?

Si hacer una reseña crítica significa mostrar el libro recibido (o comprado), leer la contratapa, al modo de compartir un “estado de ánimo”, no sirve (salvo para el potencial consumo ciego de best sellers).

6.     El adanismo

Sostiene la RAE que el “adanismo” es el “Hábito de comenzar una actividad cualquiera como si nadie la hubiera ejercitado anteriormente”. La palabra adánica es una tara para la historia del género fantástico, que se ha trasladado al campo del feminismo. Aunque no existe entrada en la RAE para el “evaismo” (de Eva), en los últimos meses es común esta práctica, lo que constituye un error el hecho de presentarse públicamente como descubridoras del género (todo lo mencionado en el primer punto simplemente no existe).

7.     ¿Por qué no hay interés en el estudio de lo fantástico desde el mundo académico?

Hay varias razones posibles: a) un interés por lo más inmediato, por la publicación más reciente, la de ayer es ya prehistoria. Interesa lo de hoy; b) existe cierto desprecio por la historia literaria, -la línea más tradicional- frente a la “crítica” y la “teoría”; c) una posible carencia o desconocimiento de la teoría del fantástico; d) prejuicio sobre esta producción al considerarla como poco seria, infantil, evasiva, o diabólica; e) no hay canon (producido por un proceso de dispersión de referencias); f) por pereza, ya que los estudiantes al elegir un libro contemporáneo tienen la ventaja que este no exija una búsqueda en archivos o fuentes primarias, y permita hacer el trabajo en menos tiempo.

[Durante el encuentro, Judith Paredes ofreció como hipótesis a esta preferencia por la inmediatez, que sería porque “no se enseña a investigar”, en este caso, de ser cierto, la responsabilidad estaría en los profesores de cursos afines, pero también podemos agregar que es también legítimo no tener interés por un tema de investigación como este, porque no se puede obligar a nadie a desarrollar un tema de tesis. Jorge Terán afirmó que la razón puede ser por dejarse llevar por el canon del mercado, es decir, estaríamos dominados por el punto 2]

8.     Ventajas y desventajas de investigar lo fantástico

A pesar de lo mencionado en el punto 1, el campo es aún bastante fértil y ha sido poco explorado y atendido. Hay mucha producción por exhumar, rescatar, integrar al corpus y canon del fantástico. Este hecho permite realizar un trabajo más original ya que es posible que no existan mayores referencias sobre libros o autores en concreto. Las desventajas, como en toda investigación, más allá del tiempo que supone la investigación, es el financiamiento (que se cubre con fondos propios), y la posibilidad de publicar la investigación (un libro, no tanto un artículo). La falta de acceso a materiales, ediciones príncipes, ediciones críticas son también un problema. Un punto de inicio sería la integración de parte del corpus fantástico a la currícula secundaria y universitaria en estudios generales, aunque lo veo por el momento poco probable. Pero, más allá de este sumario panorama, nada será impedimento para seguir bregando en este campo, y “peleando a la contra" frente a un realismo social dominante que la historia se encarga de presentar como “natural”, cuando lo fantástico ya lo ha desbordado.

lunes, 28 de octubre de 2024

Daniel Mogollón Alegría. El laberinto. Lima: Ambar, 2018. 99 p.

 

 


Daniel Mogollón Alegría. El laberinto. Lima: Ambar, 2018. 99 p.

          Con varias ediciones independientes, El laberinto, opera prima y sobresaliente novela de Daniel Mogollón Alegría (Piura, 1981) no recibió la atención que ameritaba dentro de la literatura juvenil. La novela está marcada por dos claves: la aventura y la acción, así como una dimensión mítica-maravillosa que la emparienta con obras audiovisuales como Labyrinth (1986), la versión fílmica de El Señor de los Anillos: la Comunidad del Anillo (2001), y ciertos rasgos del personaje femenino de Sarah Connor en Terminator 2 (1991); e incluso con el mito griego del minotauro. Obviamente, estas intertextualidades con lo audiovisual no suponen un demérito, sino que en la narrativa contemporánea son más bien una norma.

Ahora bien, la historia tiene un substrato maravilloso que se asienta en la existencia de seres mágicos como los duendes, pero que son figuras más bien malignas (bien justificadas y que reciben su sanción final) que amenazan a la comunidad y al personaje central. El inicio de la novela es notable justamente por esta dimensión legendaria y mítica. Luego pasamos a un tiempo presente, con un inicio en el que se presenta al personaje central, y que como historia sigue el “camino del héroe” y que tendrá una clara transformación: abandona su casa, debe superar pruebas, y al final es una persona diferente a la del inicio. Mogollón se las ingenia para introducir escenas tópicas, pero que adquieren originalidad dentro de la propia narración central.

          La literatura regional cuenta con una nula o inexistente difusión en Lima. El caso de Mogollón es solo un ejemplo de este centralismo que, muchas veces, sigue  solo modas dentro de un género aún marginal como el fantástico. Su segundo libro Relatos de noche (2023), salvo la sinopsis de la BNP, tampoco tiene una reseña crítica.

 

Elton Honores

Universidad Nacional Mayor de San Marcos

Antonio Zeta. Colpawálac. Lima: Altazor, 2019. 78 p.

 

Antonio Zeta. Colpawálac. Lima: Altazor, 2019. 78 p.

          Antonio Zeta (Piura, 1986) nos entrega Colpawálac, novela que fue finalista del concurso de novela infantil del año 2018 convocado por la editorial Altazor. La buena literatura no tiene edad. La categoría “infantil” me resulta enormemente problemática, creo que responde más a criterios editoriales, a un nicho inventado por la industria (en el otro extremo, el borgiano Un único desierto de Prochazka había sido considerada por una librería como literatura infantil). Lo primero es pensar en el tipo de personajes (es decir, su edad), o en el carácter moral o educativo de la historia. Así, las historias diseñadas con estos fines tienen una “camisa de fuerza” medianamente limitada: no hay lugar para el horror, salvo que sea amable o edulcorado, con el clásico “final feliz”. Esto no ocurre del todo con Colpawálac, novela breve que está pensada para un lector a secas (no necesariamente en el rango de lo que considera como lector juvenil). Es por ello que Zeta agrega algunas escenas realistas que niegan ese carácter evasivo o de puro entretenimiento educativo. Por ejemplo, el poner cartones en la ventana de vidrio de la nueva casa nos habla de la intemperie, de la pobreza, de la materialidad de las cosas del mundo. O el hecho que uno de los miembros de la pandilla venda flores en el cementerio, alude a la condición social del grupo. No son detalles menores.

El propio Zeta aclara que «Con Colpawálac me permití regresar a mi niñez. Hasta los 7 años vivíamos en Castilla. Cruzar el puente era entonces toda una aventura, como ir a un lugar lejano. Luego nos mudamos a Ignacio Merino frente al Cementerio Metropolitano. Este lugar me produjo miedo y fascinación. Ver el interior del cementerio desde el segundo piso de mi casa era bastante extraño. En Castilla, el patio de mi casa me parecía infinito. En el cementerio había una grieta que permitía el ingreso de los niños pero también personas de mal vivir, provenientes de zonas aledañas. En la calle jugábamos a la botella borracha. Uno de los castigos era entrar de noche al cementerio y gritar cualquier cosa, una experiencia horrible para cualquiera. Debíamos gritar entre los muertos, los murciélagos y las lechuzas» (Tertulia Cero, 2019). Si bien algunas escenas pueden estar tomadas de la realidad, estas han sido ficcionalizadas en función a la historia central.

          La historia cuenta la historia de un vampiro legendario de nombre Colpawálac y el asedio hacia un grupo de niños, una pandilla adolescente, muy en la línea de The Monster Squad (Una pandilla adolescente, 1987) que enfrentan a los monstruos clásicos del cine de terror norteamericano. El personaje central es el nuevo del barrio y debe de pasar la prueba de iniciación de “la liga de las tumbas”, vinculada al cementerio local. Esta idea también se encuentra en las tradiciones de Ricardo Palma. Tras el encuentro con el vampiro, los sueños aciagos empiezan a atormentar al personaje mientras su hermano sufre una suerte de parálisis del sueño, producto del poder del vampiro. El hermano del personaje parece haberse desdoblado, duplicado y asumiendo otra identidad mediante una máscara logrará vencer al viejo vampiro, para luego regresar al mundo de los vivos. Entonces, la brevedad de la novela no es impedimento para desarrollar una historia original y con ambientación local.

          Otro aspecto al margen son las ilustraciones a color realizadas por Edwin Flores. Justamente, el registro que elige es más bien cómico o caricaturesco que puede ser correcto, pero la historia al tener estos tintes realistas, en diálogo con las imágenes le resta potencia al horror que contiene. En el fondo, es una historia de personajes que se desplazan de un lugar a otro en búsqueda de mejores oportunidades y que deben superar las viejas tradiciones (en este caso, la amenaza del vampiro).

 

Elton Honores

Universidad Nacional Mayor de San Marcos