miércoles, 14 de junio de 2023

Julio Meza Díaz. Vargas Yosa. Lima: Estruendomudo, 2023. 81 p.


Julio Meza Díaz. Vargas Yosa. Lima: Estruendomudo, 2023. 81 p.

Julio Meza Díaz (Lima, 1981) publica esta novela breve de aire kafkiano titulada Vargas Yosa, en alusión al premio nobel de literatura Mario Vargas Llosa (en adelante MVLL). El texto puede leerse como libelo de intención satírica, ya que por un lado es obvia la referencia al autor de Conversación en la catedral -convertido aquí  en un sujeto grotesco-; y de otro, muestra un impulso parricida de la penúltima generación de escritores peruanos. Pare este grupo (porque sí hay otro grupo de adoradores, con gran presencia mediática), la presencia de MVLL en la literatura peruana actual parece ser la del padre al que aún hay que asesinar de modo simbólico.

Otros elementos de la novela son el registro no mimético que decide usar Meza y el humor. Meza se aleja de la “novela histórica” realista (de estirpe documental) tan bien considerada por el menudo, hermético y rancio mundo académico (ese que sirve para inundar de papers, muchas veces insustanciales, las revistas indexadas del primer mundo) para explorar, probar otro registro, menos serio, paródico, que se alimenta más de los dibujos animados, la cultura popular, chistes escatológicos, o escenas con pretensión “porno” constantes. Meza apela a una suerte de novela con “aires” a la ciencia ficción, pero anclada más en un presente conocido. Es decir, no tanto el futuro sino un presente con algunos indicios tecnológicos. En cuanto al humor, es claro que la intención, el sentido y la construcción del texto se orienta a conseguir ese efecto humorístico (el que se cumpla o no con esta intención depende de muchos factores, y no siempre funcionará en todos los lectores. ¿qué tipo de lector busca esta novela? Ese es otro problema más complejo, dada la “mirada” trágica de los lectores habituales, o de lo serio con que es tomada la literatura).

A propósito de la novela, Alexis Iparraguirre en el prólogo señala que la narrativa peruana es “víctima de la solemnidad y, en el mejor de los casos, del humor melancólico” (9). Aunque no da nombres quizás se refiera a otra figura del canon como Alfredo Bryce Echenique, pero también es claro que en nuestra tradición hubo notables representantes de este registro humorístico, no solo Ricardo Palma o los costumbristas del XIX, sino otras figuras claves del siglo XX como Héctor Velarde o Sofocleto -que ameritan un rescate- cuyo humor es más reflexivo o culto; o el caso de Luis Freire Sarria, de humor corrosivo, delirante e imaginativo. Quizás Meza esté más cerca de Freire, pero se distancia al incorporar el imaginario de la cultura popular, una suerte de “humor peruano” de registro "popular".

Con este libro, Meza se aleja de lo políticamente correcto, del “wokeismo”, de la igualdad sexual, racial, del antimachismo “progre”. Hasta cierto punto podría decirse que se toma en serio su interés desacralizador o iconoclasta de la figura de MVLL. El mundo representado no es el de César Aira de El congreso de literatura en el que un científico loco pretende clonar a Carlos Fuentes, porque en esa novela de 1997, aún hay modelos, parangones (en este caso los miembros del “boom” latinoamericano), aunque también desde la parodia. Es y no es paródico. Aquí, en el nuevo milenio, ya sin límites (acaso sin horizonte o mira común o colectiva), el modelo es un ícono monstruoso y anormal. Y todo es paródico. En este punto, al igual que el cine de comedia norteamericana -que apela muchas veces a lo escatológico-, este libro bien pudo titularse No es otra novela peruana al estilo MVLL (en Not Another Teen Movie  o No es otra estúpida película americana del 2001, la película hace una parodia de su propia tradición de cine de comedia teenager o de comedia adolescente). La gran pregunta es, si el personaje central no tuviera ese nombre ¿funcionaría igual, o no?

Es claro que con esta novela inscrita como de entretenimiento, el autor nunca gane la “Bienal de Novela Mario Vargas Llosa” o que sea invitado al “Hay Festival Arequipa”. En este presente líquido, sin parangones claros todo se relativiza. Y si es posible hablar (o creer) en elfos y sirenitas negras, etcétera, etcétera ¿por qué no puede existir el Vargas Yosa grotesco de Meza?

 

Elton Honores

Universidad Nacional Mayor de San Marcos