martes, 24 de enero de 2023

Hemil García Linares. Expedientes Morgue. Virginia: Raíces Latinas- Domus Gothica, 2021. 160 p.

 

Hemil García Linares. Expedientes Morgue. Virginia: Raíces Latinas- Domus Gothica, 2021. 160 p.

Radicado en Estados Unidos, el escritor Hemil García Linares (Lima, 1971) publica esta colección de cuentos de terror fantástico. Aunque el espíritu que anima la publicación es Edgar Allan Poe (por los intertextos y nombre de personajes femeninos), el autor está más próximo al estilo de Stephen King y recursos cortazarianos. Una digresión: Poe es sin duda una referencia obligada del cuento de terror del siglo XIX no solo norteamericano sino global, cuya influencia perdura aún hoy en la línea del terror gótico, al que le siguen en el siglo XX, H. P. Lovecraft y King, que conforman una triada. Pero imitar el estilo de Poe no es sencillo, no en el sentido de usar la parafernalia visual del gótico o el carácter subjetivo (y hasta enfermizo) de sus personajes, sino en su readaptación en el mundo moderno/contemporáneo -al menos en occidente. El desafío no es tanto la imitación en sí, sino en esa noción paranoica, obsesiva y hasta enfermiza de sus personajes -y cierta condición existencial en Poe.

Volviendo al libro, la influencia de King es más clara (quizás por la cercanía temporal al autor). Se trata de mundos urbanos de clase media en los que el autor se toma licencias para recrear lo gótico en lo contemporáneo. La figura monstruosa recurrente será la de la mujer vampiro. Esto nos lleva a cierta presencia de lo sexual como un tópico constante en el libro y escenas amorosas que se insinúan o reiteran. Asimismo, está la figura del escritor, con cierto éxito económico producto de su propia escritura, que aquí es más un clisé (o al menos no es un escritor latinoamericano, asalariado en otros oficios) que sirve para el desarrollo de la trama. El libro está conformado por 14 cuentos.

Amparándose en la figura del doble, “En plena luna llena” quizás sea el cuento más político del libro, al tratar del tema de la migración y la lucha de los latinos por ingresar al territorio norteamericano. La historia es la de dos hermanos gemelos unidos por la figura vampírica, que se sirve de ellos para alimentarse. “La mansión M. (Morella)” y “Labios carmín en Bilbao” tienen como protagonistas a un escritor (¿alter ego?) que narra encuentros sexuales con seres acaso fantásticos (una vampira; otra sacada de una leyenda urbana). A ellos se suma “Flor de fango (Calipso)” que narra un amor trágico, celos fraternales y una mujer fantasma que salva de la muerte al personaje central. Los siguientes relatos “Terapia I” y “Terapia II” tienen también a figuras vampíricas, en este caso, enmarcadas en terapias psicológicas. En este caso, los que poseen el saber y la razón, absorben la energía del paciente-víctima.

Una figura que propone el autor es la del “temponauta” (una suerte de viajero del tiempo), en dos cuentos “Temponauta (el guerrero inca)” y “El Triángulo D”. En el  primero, toma como modelo “La noche boca arriba” (1955) de Cortázar. La referencia al Perú es clara. En el segundo toma como motivo popular el Triángulo de las Bermudas que permite al personaje del presente viajar al pasado y ser tomado por loco.

“Kate (la chica del sexto piso)” es un cuento de fantasmas ambientado en una escuela secundaria. “El espejo escarlata” es el más poeiano del conjunto. “Quizás otro día, güerito”, aparece la figura de la muerte alegorizada en una mujer. “En “El hidalgo y el indio” vuelve a aparecer el Perú, el racismo y clasismo tradicional (taras que aún hoy se mantienen vivas), con un toque de Drag Me to Hell  (2009) de Sam Raimi. Puede leerse como una actualización de "La venganza del indio" de Ventura García Calderón.

“Expedientes Morgue (Mujer de pañuelo blanco)” es quizás es mejor relato del libro. Se trata de una historia policial con un giro de tuerca final. Otro texto notable es “La caída de todo” en el que un singular serial killer sufre un giro en su vida criminal cuando se encuentra con una mujer monstruo que acaso le dará de su propia medicina (este relato recuerda a uno de Carlos Carrillo en Para tenerlos bajo llave de 1994).

Estamos pues ante un escritor de oficio que conoce los códigos del terror, y que viene a sumarse a esta nueva tradición fantástica peruana, en el siglo XXI.

 

Elton Honores

Universidad Nacional Mayor de San Marcos