sábado, 25 de julio de 2020

Poldark Mego Ramírez. Pandemia Z: Supervivientes. Lima: Torre de Papel, 2019. 204 p.



Poldark Mego Ramírez. Pandemia Z: Supervivientes. Lima: Torre de Papel, 2019. 204 p.

El Perú parece ser el escenario zombi por excelencia. Un gobierno ineficiente y un estado de caos permanente no nos hacen inmunes a los contagios virales –como piensan algunos distraídos-, pero sí devela nuestras miserias cotidianas que van en múltiples direcciones. Poldark Mego (Lima, 1985) publicó en 2019 Pandemia Z: Sobrevivientes, la primera entrega de una ambiciosa pentalogía, saga que incluirá los títulos: Cuarentena, Asedio, Resistencia y La caída. Llama la atención que proyectara un escenario bastante realista y sobre todo cercano a realidad:

[…] el mensaje del presidente peruano iba y venía. Igual no importaba lo que dijera aquel sujeto de la televisión –un tipo sudoroso y desgreñado-, nadie lo conocía y había legado a ese puesto de casualidad. Durante la evacuación del presidente, ministros y otras autoridades, la cantidad de histéricos fue tal que medio mundo murió. Aquel sujeto de la pantalla se convirtió en mandatario por sucesión, estuvo el cargo de viceministro o secretario de algún ministerio y, de pronto, quedó al frente de la nación (14, énfasis míos).

Más adelante hay una falsa esperanza en la frase de uno de los personajes: “Aún queda Gobierno, ellos te protegerán” (171). Si el Estado es incapaz de asegurar una atención de salud universal y de calidad, si el Estado está al servicio de las grandes corporaciones y consorcios empresariales, si el Estado es corrupto y endogámico y ofrece cargos a un círculo de poder, si por el contrario el Estado ofrece un sueldo de jubilación paupérrimo a la mayoría, si el Estado… ¿Podemos tener algún tipo de esperanza real de cambio? Sabemos que hemos llegado al límite y la pandemia Z no hace sino agravar esta situación de podredumbre.

Como mucha narrativa de temática zombi, suele presentar por un lado un gobierno acéfalo o sin capacidad de reacción (que solo busca ocultarse en refugios seguros, despreocupándose de la población civil), una fuerza militar que intenta mantener el orden, pero que puede terminar excediéndose en sus funciones, la amenaza del uso de bombas atómicas en espacios focalizados para acabar con la pandemia, y mucha acción corporal de los personajes  sobrevivientes que huyen de la horda zombi, además de enfrentamientos físicos en el que la sangre y la materialidad del cuerpo (y su corrupción física) son metáforas de la corrupción externa del orden social que se ha roto de modo irremediable.

Mego presenta al inicio de la novela a un grupo de sádicos que retiene a un grupo de mujeres, alineándose parcialmente dentro de una “narrativa de explotación”. Y quizás ese aspecto que luego va desarrollándose dentro de la trama sea lo más original (dado el modelo The Walking Dead que es mainstream en este tipo de relatos). Las mujeres van adquiriendo el protagonismo y se convierten en centrales. Elsa y Miriam vienen a ser figuras distintas. Si Elsa encarna a la inocencia y esperanza de una humanidad que aún tiene una pequeña esperanza de sobrevivir y termina por aferrarse a la vida; Miriam es la fuerza sexual femenina negativa, que al convertirse en zombi busca vengarse de la humanidad en pleno. Podríamos decir que encarna la fuerza “feminista” destructora, que en una escena arrebata a un recién nacido de su madre, para dejarla morir a ella. Pero no con un sentido maternal. Más digno sería que la madre muriese con su hijo devorados por la horda zombi, pero al quitársela, no solo no puede evitar el “destino” del recién nacido (ya que finalmente muere en manos de Miriam) sino que grafica esta actitud radical sobre el aborto, es decir, la acción de quitar al hijo a la madre es un símil del aborto, en el que el embrión es solo un desecho; y una forma de anular y clausurar la función materna. Mego entonces presenta situaciones complejas de la dimensión humana y problemáticas de actualidad.

La novela tiene influencia tanto del cine como del videojuego, y con escenas de horror al estilo de Poe. Una novela de zombis es también una reflexión sobre la muerte. Si la dimensión política del zombi se mantiene en la saga porvenir, así como ese carácter metafísico de la muerte habremos superado ya el puro entretenimiento del zombi de acción.

 

Elton Honores

Universidad Nacional Mayor de San Marcos