"Mundos distópicos". Por Pedro Novoa. En Expreso,
17 de febrero de 2018, p. 23.
La racionalidad deshumanizante. El teatro político y la
ciencia ficción (1886-1989) editada por el Instituto Raúl Porras Barrenechea
(2017) de Elton Honores es un lúcido y sugerente repaso por la dramaturgia
peruana que ha abordado contenidos entroncados con la ciencia ficción. Dividido
en cuatro capítulos, en el primero aborda la realidad del teatro en el ámbito
peruano y latinoamericano, especula una periodización y aborda la CF dentro de
él. En el segundo, trata algunas obras donde la figura del sujeto se cuestiona
y disuelve debido al miedo a un futuro incierto. En el tercero, el capítulo que
da título al libro, analiza obras donde precisamente el teatro ausculta el rol
enajenante de la ciencia coludida con lo irracional, en esa carrera
descabellada y ruin de quitarnos la condición humana y degradarnos a cosa, a
poco menos que objetos descartables o solo virtuales. En el último, se enfoca
en obras que se orientan a un tono apocalíptico. Quizá el preponderante de la
gran mayoría de expresiones teatrales. En general, todo el libro recorre el eje
temático de una pulsión fuertemente tanática y pesimista con cierto halo
moralizador, que por momentos, busca en el espectador darse de narices con lo
absurdo de lo lógico, con lo irracional de la razón. De golpe, la
modernización, el llamado desarrollo tecnológico o científico se ve cuestionado
desde sus raíces, ya que ha perdido el horizonte de humanidad. Ha prescindido
cínica e involuntariamente de esta ruta para continuar deshumanizándose,
fingiendo ser mejor hombre. Por ello es que predomina una modernidad distópica,
que incluso por negación con su versión utópica, se puede inferir un sacudón
moral e ideológico donde lo político se presenta en las obras estudiadas a
veces como excusa, como propaganda, como desatino, pero siempre como ese
espíritu que invisible o no, está allí animando las grandes obras o las más
pérfidas miserias del hombre.