Raúl
Quiroz Andia. Maneki-neko. Lima: Altazor, 2014. 126 pp.
Maneki-neko es
el título del libro de Raúl Quiroz Andia (Lima, 1973). El libro tiene como ejes
las relaciones interpersonales homoeróticas marcadas en algunos casos por lo
siniestro, lo sobrenatural y la CF. El libro pone en discusión el concepto de
normalidad pues sus personajes viven en el borde, próximos a la esquizofrenia y
la locura, pero que tienen una explicación insólita más allá de ese estado
anómalo. Como señala Daniel Salvo, “[…] los cuentos de Raúl Quiroz
Andía distan mucho de la felicidad y placidez a las que debería conducirnos la
buena fortuna. Por el contrario, las atmósferas de sus relatos son angustiantes,
densas pesadillas de las cuales solo se despierta para caer en una peor”
(23/11/14).
El relato que da título al
cuento narra cómo el amante es absorbido (espacialmente) por el amante al punto
de hacer que la casa propia se convierta en ajena, lo que produce en
extrañamiento, un enrarecimiento no solo del lugar sino de los sentimientos. En
“Casa tomada” de Julio Cortázar la presencia de una fuerza indeterminada
termina por expulsar a los hermanos-amantes, en el cuento de Quiroz, los
maneki-nekos encarnan esa misma fuerza, entes metonímicos del amante que se
apropian de la vida del narrador y lo sacan fuera de sí, tanto espacialmente y
como individuo.
En “Hay días malos…” las
premoniciones oníricas adquieren dimensiones apocalípticas. “Las fracturas”
hablan de un objeto alienígena que al contacto físico provoca una especie de abducción.
Quizás haya en el cuento una clave
sexual ya que el sujeto se pierde en el goce del objeto.
“Los ojos de Luis” y “En el
último amanecer” son los mejores relatos del libro. En el primero, con
connotaciones freudianas por el deseo del padre en el que se inscribe el hijo,
asistimos a la revelación de una suerte de asesino en serie (o nakaq) que comete crímenes para establecer
el orden cósmico y evitar caer en el caos absoluto. Los ojos del amante Luis son
solo un pretexto. En la tradición fantástica (y en la cultura en general) son
la ventana del alma, pero también la puerta que permite entrar a otras dimensiones
(afectivas, siniestras). “En el último amanecer” se trata de un vampiro sexual
que juega con su víctima y la seduce. Pero también es un ser superior,
homoerótico, metafísico. Está más cercano a los vampiros de Rice que a los de
Stoker.
Otros relatos exploran temas
como la esquizofrenia, el amor como venganza, la mujer bruja y la CF. Esto último
en “Pequeños retazos”, relato pesimista en el que la humanidad revela su
fracaso a un ser superior e inmortal.
Estamos ante un narrador que
asume una posición superior no solo para seducir a sus personajes sino al
propio lector, envolverlo en la trama homoerótica. Sobre este punto quisiera
añadir que si bien por un lado amplía las posibilidades de la ficción
fantástica (al hacer que el acontecimiento fantástico puede ser experimentado
también por nuevos sujetos), lo cual constituye algo innovador; de otro lado, es
prescindible en muchos relatos o en su defecto, no cambia mucho el sentido si
se tratase de personajes heterosexuales. Parece afirmarse que el infierno es
igual para todos.
La suerte y la fortuna no se
consiguen en los mundos representados sino más bien están llenos de accidentes
(el amor incluso, el encuentro de los amantes por primera vez, aunque como
revelan los cuentos, el amor fracasa, no funciona, nunca funciona, ni existe el
final feliz). Maneki-neko es un libro
altamente pesimista sobre el destino del ser humano en el cosmos, pues revela un
mundo en el que la unión de los amantes es imposible y el horror se esconde en
las formas menos pensadas.
Elton Honores
Universidad Nacional Mayor
de San Marcos