Arturo Córdova. Itinerario. Lima: Santo Oficio, 2007. 44 pp.
Arturo Córdova (Lima, 1980), propone en Itinerario –como Céline- un viaje hacia el fin de la noche. El marco espacial es la ciudad. Irrumpe así el tedio, la monotonía y la repetición, caracteres del infierno, el spleen baudeleriano en pleno siglo XXI.
Para el hablante lírico hay ciertas obsesiones: el paso del tiempo (con ciertos ecos westphaleanos), la presencia del recuerdo y el envejecimiento en términos físicos del cuerpo (y los objetos) e incluso, de los estados pasionales del sujeto.
Otro elemento clave es la identidad, que se problematiza a partir de la imagen del espejo: es en él en donde nos vemos envejecer, día a día, lenta y monótonamente. La vida nocturna que se resiste al sueño, quizás sea producto de la insatisfacción del hablante lírico frente a la realidad cotidiana absoluta.
Mientras en la ciudad, la espera significa lo determinado y ubicable en términos físicos; el movimiento, el desplazamiento por las arterias de la ciudad (el monstruo), implican el tránsito, pero no el punto de llegada. La vida, entonces, al igual que los antiguos versos de Manrique, es “como un río”, es un fluir, con un predecible final.
Imágenes existenciales, comunes a quienes habitan la ciudad, imágenes del paso del tiempo, el óxido y la experimentación existencial del asco, de la náusea, en medio de la soledad absoluta son marcados en esta opera prima del autor, de influencias diversas: los Velvet underground, ecos a la poesía de Guillermo Chirinos Cúneo, Enrique Verástegui (el de En los extramuros del mundo), los beat, Dylan Thomas, Paz; pero también los laberintos de Escher. Excelente augurio de lo que será su próximo libro.
Elton Honores
Universidad Nacional Mayor de San Marcos
Universidad San Ignacio de Loyola