“Creo que no soñamos ya con un futuro, con el progreso, y eso es lo que nos gusta”
Entrevista a Daniel Salvo1
Por Elton Honores
Daniel Salvo (Lima, 1967). Bachiller en Derecho por la Pontificia Universidad Católica del Perú. Escritor de ciencia ficción. Desde el año 2002, edita la publicación electrónica Ciencia Ficción Perú, con énfasis en la promoción de autores peruanos de Lima y provincias que han incursionado en el género de la ciencia ficción. También colabora en la página de ciencia ficción peruana Velero 25. Además, es miembro fundador de Coyllur (Asociación Peruana de Ciencia Ficción, Terror y Fantasía). Ha publicado un panorama historiográfico de la ciencia ficción peruana en la revista electrónica El hablador y en Ajos & Zafiros Nº 6, panorama que fuera ampliado luego en la revista Argonautas (2007). En esta entrevista nos habla de sus primeros contactos con la ciencia ficción, su relación con ésta y plantea algunas ideas muy interesantísimas y polémicas sobre la cf en diálogo con nuestra narrativa; todo ello con humor y sentido crítico.
Primeros avistamientos a la cf
Elton Honores: ¿Cómo surge tu acercamiento a la cf? Tú naces en Ica... entonces, ¿Había marcianos?
Daniel Salvo: (Risas) Digamos que hubo un marciano en mi vida... La vida en provincias es un poco limitada, incluso siendo uno menor de edad, lo capta... Mi papá tuvo gran responsabilidad. Un día salió en los diarios el tema de los “ovnis” –cada cierto tiempo, incluso ahora se habla de gentes deformes–. Mi papá, en Ica, trabajaba en al Banco de Crédito, y tenía un amigo en una empresa importadora de arfectos llamada “Alonso” y él era conocido porque había presenciado un avistamiento en Chincha, y mi papá tomaba en serio hasta cierto punto estas historias. Además, en 1976 o 77 sale la revista Lo insólito, dedicada a los OVNIS y los llamados fenómenos paranormales... lamento haberme deshecho de los 50 ejemplares que tenía...
EH: ¿Se perdieron?
DS: Yo estaba en Lima postulando a la universidad. El resto de mi familia, que estaba aún en Ica, se encargó de hacer el embalaje, “Esto sí, esto, no”… y ya no los volví a ver. El hecho es que en los setentas empecé a comprar la revista y creía esas cosas... Mi papá asimiló los “ovnis” a la ciencia ficción, y empezó a comprarme novelas pulp de ciencia ficción. Él me trajo estos volúmenes de la editorial española Bruguera, “bolsilibros”, venían en una colección llamada “La conquista del espacio”, de estructura típica, pequeños. Las aventuras eran esquemáticas y típicas: el personaje protagonista es el héroe, la chica es a quien hay que rescatar, había una intriga que resolver. En el fondo eran esquemáticos pero tenían bastante imaginación. Eran autores españoles que usaban seudónimos que sonaban anglosajones: Clark Carrados, Curtis Garland, A. Thorkent, Kelton McIntyre... Quizás ya no las podría leer con el mismo gusto: todas las chicas tenían el pelo negro como ala de cuervo, una risa argentina, todas eran exhuberantes, y ninguno de los personajes tenía algún defecto físico, a menos que fuera el villano...
EH: ¿Dirías que esas historias marcan tu imaginación?
DS: Sí, hasta cierto punto, por la variedad. Cada uno de estos autores –habló en defensa de estos autores pulps que se ganaban la vida con eso– escribían en la España franquista y no podían saltarse de ciertas cosas: catolicismo, no podía haber sexo. Es curioso que cuando se acaba el franquismo y la censura, los mismos autores empiezan a escribir en una clave que les permite incluir más situaciones eróticas. Allí es cuando empieza una decadencia total de esas historias...
EH: Eran más pornográficas…
DS: Iban por ese lado, que antes no tenían. Te das cuenta que era la misma cosa, pero ahora, la chica se “desnuda”. Diría que estas historias eróticas eran más infantiles que las anteriores, que podían tener planteamientos muy rebuscados y hasta desafiantes. De las mejores, recuerdo una en particular que me impresionó bastante, incluso se la narré a un amigo en el colegio. Se titulaba Lo que ocurrió…¡mañana!, de Curtis Garland. En esta historia, un astronauta tiene un accidente en pleno vuelo estelar y viaja al futuro, un futuro que es el colapso total: los neonazis han tomado el poder en la Tierra, en toda la Tierra. Es la utopía nazi de Hitler, con guetos, toques de queda, con la música de Wagner propalándose a toda hora… Tenía una atmósfera pesimista muy lograda. Y aunque no siempre, este autor (Curtis Garland) se daba maña para sugerir que no había en realidad el final feliz que le exigía la editorial... Pero la mayoría de estas novelas si tenían final feliz y la estructura de aventuras que, en la infancia, uno disfruta más. Eran juegos con la imaginación antes que ciencia ficción más especulativa o social. La mayoría de esos relatos implicaban conflictos con extraterrestres. Incluso hubo una que era ya un disparate: era una novelita del oeste –recuerda que esa colección tenía también novelas policiales, de terror, del oeste– que había sido reescrita en clave de ciencia ficción: el Oeste norteamericano se convertía en Marte, los indios en marcianos, la diligencia en un cohete que iba de estación en estación. Fue bueno mientras duró, creo que hasta que tuve once o doce años, después dejé de leer estas novelas. Y según opinan otros lectores, este momento coincidió con la decadencia de esa colección.
Sin embargo, previamente, hubo un acontecimiento que me ayudó a cambiar mis nociones sobre la ciencia ficción. Un día, mi padre me trajo un libro que en la portada ponía “ciencia ficción”, también de la editorial Bruguera, pero estos libros eran de otro color, un blanco con cubierta plastificada, y en la contratapa ponía que los relatos pertenecían a la revista The magazine of Fantasy & Science Fiction (fundada en 1949). Yo veía la etiqueta de cf y me las compraba en Ica. En esa época se distribuían hasta en los kioskos. No había que ir a una tienda especializada. Creo que en ese punto hay un retroceso en el aspecto cultural peruano. En los 80’, en Ica, había 3 librerías, 2 distribuidoras, varios puestos de libros usados. Con el tiempo podías encontrar lo mismo que en Lima...
Ya en 1984, en quinto de secundaria, comencé a escribir cuentos que leía a algunos compañeros de clase, fíjate que ya me había olvidado de eso, uno era sobre realidad virtual (ahora le llamamos así) y el otro sobre viajes en el tiempo…ah, y uno que mezclaba el catastrofismo postnuclear con la existencia de ángeles y demonios…
EH: Tú creciste con los alquileres de libros…
DS: Allí había sitios de alquiler, pero más de revistas... Mi colección era de Bruguera... Y en esa época, no eran muy caros. El hecho es que en esos “nuevos libros” encontré una forma distinta de escribir ciencia ficción, aunque en un principio no la supe apreciar.
EH: ¿Tienes alguna explicación para la difusión de este tipo de literatura y este circuito tan particular?
DS: Creo que tiene que ver con la economía. En ese tiempo se usaba la peseta en España, las novelas pulp que leía eran llamadas novelas de a duro, creo que era menos que una peseta –el equivalente a la “china” peruana, quizás– y eso quizá fomentó el consumo... En provincias también se podían conseguir...
EH: Una hipótesis que tengo es que, además de la cf del cine, el género se difunde a partir de estas distribuidoras que “masifican” el género, y creo que se remonta a los años 60’... aunque habían otras revistas antes: Más allá, Pistas del Espacio y Minotauro...
DS: En el idioma español, es en Argentina donde se empieza con las traducciones de autores anglosajones, aparecen las colecciones especializadas. Antes creía que la colección Edhasa Nebulae era de origen español, pero la original es de Argentina. Imposible no mencionar a Minotauro, creada por Francisco Porrúa, el primer editor que se atrevió a publicar Cien años de soledad, originalmente fue argentina, ahora ha sido comprada por la editorial Planeta y ahora van más por la fantasía... El formato de Minotauro era muy cuidado en su edición, ahora parece que viven de publicar El señor de los anillos... hay un traductor argentino y escritor llamado Carlos Gardini que es excelente tanto escribiendo como traduciendo, y también tenían a Matilde Horne que tradujo a Tolkien...
EH: De tu relación con Adolph, ¿Sabes cómo le surge el interés por la cf?
DS: Adolph tenía una forma de responder siempre irónica, algo así como “Me gustó y ya”... De entrada él tenía una preferencia por la cf a nivel de autores, no pulps, sino mas bien los reflexivos: Sturgeon, Cordwainer Smith, Bradbury, Ballard... La cf de aventuras no le interesaba mucho, prefería el policial o los best sellers... Le gustaba Dan Brown de El código Da Vinci... Yo encuentro en esas novelas sobre la “verdadera historia” las mismas seudo investigaciones que hace muchos años leía en la revista Lo insólito, que si Jesús tuvo descendencia, que si Machu Picchu fue construida por atlantes... para mí es historia reciclada... ya no tiene interés... Pero Adolph tenía una relación muy especial con la cf, creo que se explaya más al respecto en una entrevista que le hizo un periodista aleman de apellido Luchting, contenida en el libro Escritores peruanos, qué dicen, qué piensan.
EH: Volviendo a este contacto inicial, durante tu adolescencia ¿Seguiste consumiendo este tipo de literatura?
DS: Como te decía, hubo un cambio, antes incluso de mi adolescencia. Al leer estas selecciones de libros blancos de Bruguera, que publicaba a autores como J.G. Ballard, de quien no había escuchado ni leído nada anteriormente, pensaba que era lo mismo que la colección de novelitas pulp, pero no había lo que leí antes, ni héroes, ni heroínas, ni finales felices... Hay un cuento, de Gilbert Thomas, “Luana”, acerca de un astronauta que en una misión espacial encuentra una espora, un hongo que inadvertidamente lleva a su hogar, y decide cultivarla. Brota un hongo gigante y empieza a tallarlo en forma de mujer, como en el mito griego de Pigmalión y Galatea, y comienza a sentir que el hongo está vivo, se enamora de esa estatua hecha de materia viviente, un día viene un vecino suyo que experimenta la misma atracción hacia el hongo, le da un beso, lo muerde, pero como era venenoso, pues el vecino muere. Imagínate, compara una historia pulp de cf y ésto: en un principio, no le encontré ningún interés, claro que tendría diez u once años. Lo dejé en stand by... Libro que me traían tenía que leerlo... Estos libros no iban por el lado “emocionante”, como la guerra o aventura. Meses después, en 1979, ya residiendo en Ica, leí Un mundo para Julius y La tía Julia y el escribidor, novelas que no eran de ciencia ficción y que paradójicamente me hicieron interesarme en la cf “seria”. Ambas novelas me gustaron muchísimo, fue como un nuevo despertar, leer las peripecias de Varguitas y los dramones truculentos del Escribidor Pedro Camacho, compartir las vivencias de Julius, que aunque estaba en el extremo opuesto de mi ámbito social –no soy millonario–, nos muestra las ideas y sentimientos de un niño que crece y sus encuentros con el mundo, creo que es una sensación que todos hemos tenido. Especulé que si es que había una literatura con mayúsculas, debía haber también una cf con mayúsculas... Volví a la colección de libros blancos de Bruguera, a leer autores como Ballard, Sturgeon, y los leí de otra manera... Otro tipo de conflictos, de historias. Digamos que ya me había curado de la aventura infantil. Aunque recuerdo las que trataban de salirse de ese molde, que eran contadas...
EH: Cuando ingresas a Derecho a la Católica, supongo que el interés de la comunidad por la cf era nulo...
DS: Nulo. Yo era como un predicador, como un marciano con sus libros de cf. Un amigo me recuerda así: “Daniel nos tenía asados insistiendo en prestarnos libros de cf, hablando de tal película”. En mi familia era evidente que compraba más libros de cf que de Derecho.
EH: ¿Como sobrellevaste ese asunto?
DS: Supongo que por algo parecido a la Divina Providencia. Me decía a mí mismo que estudiaría esta carrera de Derecho para ser abogado y conseguir un trabajo, y así tener con qué mantenerme, y que mientras tuviera para comprar uno o dos libros al mes, será mi felicidad completa...
EH: Ahora que lo pienso, podría haber –sobre todo en Perú– una relación entre la cf y las leyes...
DS: (Risas) Creo que estudiar Derecho es la salida para muchas personas a quienes nos gustan las letras: historia, antropología, lingüística, pero que por circunstancias ante todo económicas, tenemos que optar por una manera de ganarnos la vida antes que por una vocación. No puedo quejarme porque el Derecho me ha permitido mantenerme. Actualmente, dentro del Derecho hay unas ramas que se han desarrollado en función a los nuevos adelantos científicos y tecnológicos, como la bioética. Y nuestro Código Penal tiene un artículo en el que expresamente se tipifica a la clonación humana como un delito… y eso en un país como el nuestro, donde dudo que se pueda realizar ese tipo de experimentos. La ciencia está permitiendo la manipulación genética y ahí entra la cuestión legal, cómo regular eso, hasta qué punto se puede manipular el genoma humano. O imagínate si hubiera una carrera espacial más desarrollada en un futuro, ¿Cómo regulas la propiedad sobre los objetos situados en el espacio exterior? ¿A quién le pertenece la luna? O la informática, que ha alterado muchas cosas desde hace tiempo. Por ejemplo, si celebras un contrato por internet, con un estadounidense, por ejemplo, entonces, ¿Qué ley rige si el contrato se celebró en el ciberespacio? ... Incluso los derechos de autor, en cuanto a su aplicabilidad, se ven cuestionado. Se puede reproducir un libro en unos cuantos bytes, y replicar ad infinitum… ¿Cómo hacer para proteger tus derechos de autor en miles o millones de computadoras?
Comunicaciones interrumpidas
EH: ¿Tienes contacto con escritores de cf?
DS: Sí, muchos de ellos están en Argentina, España. Aquí conocí a José B. Adolph, Giancarlo Stagnaro, José Güich, José Donayre, Pedro Felix Novoa, Yelinna Pulliti, Adriana Alarco de Zadra y su padre, Eugenio Alarco, que escribió sendas novelas de ciencia ficción que se publicaron en Argentina en los años sesenta...
EH: ¿No han pensado en hacer una asociación escritores de cf?
DS: Seamos sinceros. Eso funciona cuando hay un respaldo económico, o al menos, una voluntad de apoquinar por parte de los asociados. En EE.UU. las asociaciones son necesarias para las editoriales y compañías cinematográficas, pues celebran convenciones que les sirven de promoción a los autores, es todo un sistema, también que hablamos de editoriales que venden libros por millares, y cuentan con departamentos de marketing, una industria cultural muy diversificada. En otros países podría funcionar el espíritu de club, pero en el Perú creo que sería utópico... Cada escritor es un mundo, y la mayoría de escritores peruanos creo que tienen una visión europea antes que norteamericana. Y no solo los de ciencia ficción, uno suele leer lo que es ya una muletilla, eso de no me interesa que me lean... Añádele la precariedad económica que suele acompañar a un escritor, muchas veces ligado no a uno sino varios oficios, difícil exigirle tiempo y dinero para avanzar hacia cierta institucionalización. Y creo que esto no solo es para la ciencia ficción, no se oye mucho acerca de la labor de las asociaciones de escritores en el Perú.
EH: Por lo que me cuentas, entonces, una asociación no funcionaría...
DS: En el 2003, unos amigos que anteriormente editaron el fanzine Agujero Negro, en Lima, decidieron reflotar la revista electrónica Velero 25. Luis Bolaños, Victor Pretell, Isaac Robles y Daniel Mejía merecen una mención como pioneros en la publicación de revistas dedicadas a la ciencia ficción en el Perú, primero con Agujero Negro y luego con Velero 25. Tuvieron a bien incluirme en el grupo, y también colaboro con Velero25. Hemos intentado crecer, pero al final como que quedamos 5 o 6. Hubo otro intento de crear una asociación con Coyllur, pero cuando llegó el momento, quedamos cinco o seis, a ello se suman algunas diferencias... actualmente está en stand by. Avanzar hacia la institucionalidad es difícil, y un amigo del extranjero me dijo que las cosas no eran muy diferentes en el resto de países hispanoamericanos.
EH: Ese problema se da en todos los grupos, hay mucha informalidad…
DS: En la internet, encontré el caso de un aficionado norteamericano que publicaba reseñas en su página web y al final ponía un teléfono para contratos, también se dedicaba a dar conferencias sobre cf. Decía: “Soy especialista en cf. He leído un montón, puedo dar charlas, 500 dólares por evento”. Hay un mercado, más que eso, gente interesada... Por el momento, creo que no se da eso en el Perú.
EH: Quizás suene iluso pero veo bastante posible organizar una asociación, pero no a mediano plazo...
DS: ... Creo que aquí en Perú nos movemos mucho en base a tópicos. En uno de los comentarios de un blog sobre literatura, un anónimo escribe: “Esto puede ser muy interesante pero hay cosas más urgentes que ver”. Vivimos con esa noción... Un amigo de la universidad me pidió hace años que le prestara Fundación de Isaac Asimov, pues se la habían recomendado. Al día siguiente me la devolvió. Leyó la introducción en donde hay una cita falsa de la Enciclopedia Galáctica y me dice, “No pues, hay que leer otras cosas”... (…) Digo, con lectores tan prejuiciosos, ni hablar de una organización mayor, al menos por el momento… Recuerdo la presentación de uno de los últimos libros de Enrique Congrains, el año pasado... Por el argumento, tú podías hablar de cf, de literatura de anticipación. Se trataba de El narrador de historias, cuyo escenario se ambienta en un futuro cercano donde Bolivia se ha fragmentado en varias unidades territoriales, hay un protectorado chileno... La trama tiene un misterio policial, que al final como que se convierte en un discurso sobre la noción del mundo que tenía Congrains, casi no ocurre gran cosa en la novela. En fin, para la presentación del libro en la librería Crisol del Óvalo Gutiérrez, José Donayre me obsequió un ejemplar para que (Congrains) me lo firmara, tuve el honor de que me lo presentaran y él me dice “Esta novela no es de cf”, es decir, sin que nadie le pidiera explicaciones, marcó su distancia. En su siguiente novela 999 palabras para el planeta tierra, su argumento no puede ser más “cienciaficcionero”: una nave extraterrestre desciende en Nazca, al sur del Perú y pide un artículo que en 999 palabras que defina lo que es la Tierra, para incluirlo en una Enciclopedia Galáctica. Cuando la presentó, el autor volvió a insistir en que no era de cf, diciendo “Me burlo de la cf pero no es cf”... ¡Acabáramos! Este prejuicio no solo se da aquí sino también afuera, incluso en países donde la cf tiene una presencia mayor, incluso académica, como los EE.UU. Por poner un ejemplo, fijate lo que ocurrió en EEUU con Cormac McCarthy y su novela The road, que la he leído y podría titularse Mad Max IV (el protagonista hasta tiene un carro, aunque se trate de un carro de compras de supermercado), los personajes deben arreglárselas para sobrevivir en un mundo posiblemente postatómico, con bandas de asaltantes y escaséz de alimentos. Bueno, hay gente que “salta” si le sugieres que eso puede ser de cf, a pesar de parecerse más a la cf que a la literatura general... Y ahora que están filmando una película basada en la novela La mujer del viajero en el tiempo, cuyo protagonista padece una condición que lo hace viajar en el tiempo involuntariamente.
Entrevista a Daniel Salvo1
Por Elton Honores
Daniel Salvo (Lima, 1967). Bachiller en Derecho por la Pontificia Universidad Católica del Perú. Escritor de ciencia ficción. Desde el año 2002, edita la publicación electrónica Ciencia Ficción Perú, con énfasis en la promoción de autores peruanos de Lima y provincias que han incursionado en el género de la ciencia ficción. También colabora en la página de ciencia ficción peruana Velero 25. Además, es miembro fundador de Coyllur (Asociación Peruana de Ciencia Ficción, Terror y Fantasía). Ha publicado un panorama historiográfico de la ciencia ficción peruana en la revista electrónica El hablador y en Ajos & Zafiros Nº 6, panorama que fuera ampliado luego en la revista Argonautas (2007). En esta entrevista nos habla de sus primeros contactos con la ciencia ficción, su relación con ésta y plantea algunas ideas muy interesantísimas y polémicas sobre la cf en diálogo con nuestra narrativa; todo ello con humor y sentido crítico.
Primeros avistamientos a la cf
Elton Honores: ¿Cómo surge tu acercamiento a la cf? Tú naces en Ica... entonces, ¿Había marcianos?
Daniel Salvo: (Risas) Digamos que hubo un marciano en mi vida... La vida en provincias es un poco limitada, incluso siendo uno menor de edad, lo capta... Mi papá tuvo gran responsabilidad. Un día salió en los diarios el tema de los “ovnis” –cada cierto tiempo, incluso ahora se habla de gentes deformes–. Mi papá, en Ica, trabajaba en al Banco de Crédito, y tenía un amigo en una empresa importadora de arfectos llamada “Alonso” y él era conocido porque había presenciado un avistamiento en Chincha, y mi papá tomaba en serio hasta cierto punto estas historias. Además, en 1976 o 77 sale la revista Lo insólito, dedicada a los OVNIS y los llamados fenómenos paranormales... lamento haberme deshecho de los 50 ejemplares que tenía...
EH: ¿Se perdieron?
DS: Yo estaba en Lima postulando a la universidad. El resto de mi familia, que estaba aún en Ica, se encargó de hacer el embalaje, “Esto sí, esto, no”… y ya no los volví a ver. El hecho es que en los setentas empecé a comprar la revista y creía esas cosas... Mi papá asimiló los “ovnis” a la ciencia ficción, y empezó a comprarme novelas pulp de ciencia ficción. Él me trajo estos volúmenes de la editorial española Bruguera, “bolsilibros”, venían en una colección llamada “La conquista del espacio”, de estructura típica, pequeños. Las aventuras eran esquemáticas y típicas: el personaje protagonista es el héroe, la chica es a quien hay que rescatar, había una intriga que resolver. En el fondo eran esquemáticos pero tenían bastante imaginación. Eran autores españoles que usaban seudónimos que sonaban anglosajones: Clark Carrados, Curtis Garland, A. Thorkent, Kelton McIntyre... Quizás ya no las podría leer con el mismo gusto: todas las chicas tenían el pelo negro como ala de cuervo, una risa argentina, todas eran exhuberantes, y ninguno de los personajes tenía algún defecto físico, a menos que fuera el villano...
EH: ¿Dirías que esas historias marcan tu imaginación?
DS: Sí, hasta cierto punto, por la variedad. Cada uno de estos autores –habló en defensa de estos autores pulps que se ganaban la vida con eso– escribían en la España franquista y no podían saltarse de ciertas cosas: catolicismo, no podía haber sexo. Es curioso que cuando se acaba el franquismo y la censura, los mismos autores empiezan a escribir en una clave que les permite incluir más situaciones eróticas. Allí es cuando empieza una decadencia total de esas historias...
EH: Eran más pornográficas…
DS: Iban por ese lado, que antes no tenían. Te das cuenta que era la misma cosa, pero ahora, la chica se “desnuda”. Diría que estas historias eróticas eran más infantiles que las anteriores, que podían tener planteamientos muy rebuscados y hasta desafiantes. De las mejores, recuerdo una en particular que me impresionó bastante, incluso se la narré a un amigo en el colegio. Se titulaba Lo que ocurrió…¡mañana!, de Curtis Garland. En esta historia, un astronauta tiene un accidente en pleno vuelo estelar y viaja al futuro, un futuro que es el colapso total: los neonazis han tomado el poder en la Tierra, en toda la Tierra. Es la utopía nazi de Hitler, con guetos, toques de queda, con la música de Wagner propalándose a toda hora… Tenía una atmósfera pesimista muy lograda. Y aunque no siempre, este autor (Curtis Garland) se daba maña para sugerir que no había en realidad el final feliz que le exigía la editorial... Pero la mayoría de estas novelas si tenían final feliz y la estructura de aventuras que, en la infancia, uno disfruta más. Eran juegos con la imaginación antes que ciencia ficción más especulativa o social. La mayoría de esos relatos implicaban conflictos con extraterrestres. Incluso hubo una que era ya un disparate: era una novelita del oeste –recuerda que esa colección tenía también novelas policiales, de terror, del oeste– que había sido reescrita en clave de ciencia ficción: el Oeste norteamericano se convertía en Marte, los indios en marcianos, la diligencia en un cohete que iba de estación en estación. Fue bueno mientras duró, creo que hasta que tuve once o doce años, después dejé de leer estas novelas. Y según opinan otros lectores, este momento coincidió con la decadencia de esa colección.
Sin embargo, previamente, hubo un acontecimiento que me ayudó a cambiar mis nociones sobre la ciencia ficción. Un día, mi padre me trajo un libro que en la portada ponía “ciencia ficción”, también de la editorial Bruguera, pero estos libros eran de otro color, un blanco con cubierta plastificada, y en la contratapa ponía que los relatos pertenecían a la revista The magazine of Fantasy & Science Fiction (fundada en 1949). Yo veía la etiqueta de cf y me las compraba en Ica. En esa época se distribuían hasta en los kioskos. No había que ir a una tienda especializada. Creo que en ese punto hay un retroceso en el aspecto cultural peruano. En los 80’, en Ica, había 3 librerías, 2 distribuidoras, varios puestos de libros usados. Con el tiempo podías encontrar lo mismo que en Lima...
Ya en 1984, en quinto de secundaria, comencé a escribir cuentos que leía a algunos compañeros de clase, fíjate que ya me había olvidado de eso, uno era sobre realidad virtual (ahora le llamamos así) y el otro sobre viajes en el tiempo…ah, y uno que mezclaba el catastrofismo postnuclear con la existencia de ángeles y demonios…
EH: Tú creciste con los alquileres de libros…
DS: Allí había sitios de alquiler, pero más de revistas... Mi colección era de Bruguera... Y en esa época, no eran muy caros. El hecho es que en esos “nuevos libros” encontré una forma distinta de escribir ciencia ficción, aunque en un principio no la supe apreciar.
EH: ¿Tienes alguna explicación para la difusión de este tipo de literatura y este circuito tan particular?
DS: Creo que tiene que ver con la economía. En ese tiempo se usaba la peseta en España, las novelas pulp que leía eran llamadas novelas de a duro, creo que era menos que una peseta –el equivalente a la “china” peruana, quizás– y eso quizá fomentó el consumo... En provincias también se podían conseguir...
EH: Una hipótesis que tengo es que, además de la cf del cine, el género se difunde a partir de estas distribuidoras que “masifican” el género, y creo que se remonta a los años 60’... aunque habían otras revistas antes: Más allá, Pistas del Espacio y Minotauro...
DS: En el idioma español, es en Argentina donde se empieza con las traducciones de autores anglosajones, aparecen las colecciones especializadas. Antes creía que la colección Edhasa Nebulae era de origen español, pero la original es de Argentina. Imposible no mencionar a Minotauro, creada por Francisco Porrúa, el primer editor que se atrevió a publicar Cien años de soledad, originalmente fue argentina, ahora ha sido comprada por la editorial Planeta y ahora van más por la fantasía... El formato de Minotauro era muy cuidado en su edición, ahora parece que viven de publicar El señor de los anillos... hay un traductor argentino y escritor llamado Carlos Gardini que es excelente tanto escribiendo como traduciendo, y también tenían a Matilde Horne que tradujo a Tolkien...
EH: De tu relación con Adolph, ¿Sabes cómo le surge el interés por la cf?
DS: Adolph tenía una forma de responder siempre irónica, algo así como “Me gustó y ya”... De entrada él tenía una preferencia por la cf a nivel de autores, no pulps, sino mas bien los reflexivos: Sturgeon, Cordwainer Smith, Bradbury, Ballard... La cf de aventuras no le interesaba mucho, prefería el policial o los best sellers... Le gustaba Dan Brown de El código Da Vinci... Yo encuentro en esas novelas sobre la “verdadera historia” las mismas seudo investigaciones que hace muchos años leía en la revista Lo insólito, que si Jesús tuvo descendencia, que si Machu Picchu fue construida por atlantes... para mí es historia reciclada... ya no tiene interés... Pero Adolph tenía una relación muy especial con la cf, creo que se explaya más al respecto en una entrevista que le hizo un periodista aleman de apellido Luchting, contenida en el libro Escritores peruanos, qué dicen, qué piensan.
EH: Volviendo a este contacto inicial, durante tu adolescencia ¿Seguiste consumiendo este tipo de literatura?
DS: Como te decía, hubo un cambio, antes incluso de mi adolescencia. Al leer estas selecciones de libros blancos de Bruguera, que publicaba a autores como J.G. Ballard, de quien no había escuchado ni leído nada anteriormente, pensaba que era lo mismo que la colección de novelitas pulp, pero no había lo que leí antes, ni héroes, ni heroínas, ni finales felices... Hay un cuento, de Gilbert Thomas, “Luana”, acerca de un astronauta que en una misión espacial encuentra una espora, un hongo que inadvertidamente lleva a su hogar, y decide cultivarla. Brota un hongo gigante y empieza a tallarlo en forma de mujer, como en el mito griego de Pigmalión y Galatea, y comienza a sentir que el hongo está vivo, se enamora de esa estatua hecha de materia viviente, un día viene un vecino suyo que experimenta la misma atracción hacia el hongo, le da un beso, lo muerde, pero como era venenoso, pues el vecino muere. Imagínate, compara una historia pulp de cf y ésto: en un principio, no le encontré ningún interés, claro que tendría diez u once años. Lo dejé en stand by... Libro que me traían tenía que leerlo... Estos libros no iban por el lado “emocionante”, como la guerra o aventura. Meses después, en 1979, ya residiendo en Ica, leí Un mundo para Julius y La tía Julia y el escribidor, novelas que no eran de ciencia ficción y que paradójicamente me hicieron interesarme en la cf “seria”. Ambas novelas me gustaron muchísimo, fue como un nuevo despertar, leer las peripecias de Varguitas y los dramones truculentos del Escribidor Pedro Camacho, compartir las vivencias de Julius, que aunque estaba en el extremo opuesto de mi ámbito social –no soy millonario–, nos muestra las ideas y sentimientos de un niño que crece y sus encuentros con el mundo, creo que es una sensación que todos hemos tenido. Especulé que si es que había una literatura con mayúsculas, debía haber también una cf con mayúsculas... Volví a la colección de libros blancos de Bruguera, a leer autores como Ballard, Sturgeon, y los leí de otra manera... Otro tipo de conflictos, de historias. Digamos que ya me había curado de la aventura infantil. Aunque recuerdo las que trataban de salirse de ese molde, que eran contadas...
EH: Cuando ingresas a Derecho a la Católica, supongo que el interés de la comunidad por la cf era nulo...
DS: Nulo. Yo era como un predicador, como un marciano con sus libros de cf. Un amigo me recuerda así: “Daniel nos tenía asados insistiendo en prestarnos libros de cf, hablando de tal película”. En mi familia era evidente que compraba más libros de cf que de Derecho.
EH: ¿Como sobrellevaste ese asunto?
DS: Supongo que por algo parecido a la Divina Providencia. Me decía a mí mismo que estudiaría esta carrera de Derecho para ser abogado y conseguir un trabajo, y así tener con qué mantenerme, y que mientras tuviera para comprar uno o dos libros al mes, será mi felicidad completa...
EH: Ahora que lo pienso, podría haber –sobre todo en Perú– una relación entre la cf y las leyes...
DS: (Risas) Creo que estudiar Derecho es la salida para muchas personas a quienes nos gustan las letras: historia, antropología, lingüística, pero que por circunstancias ante todo económicas, tenemos que optar por una manera de ganarnos la vida antes que por una vocación. No puedo quejarme porque el Derecho me ha permitido mantenerme. Actualmente, dentro del Derecho hay unas ramas que se han desarrollado en función a los nuevos adelantos científicos y tecnológicos, como la bioética. Y nuestro Código Penal tiene un artículo en el que expresamente se tipifica a la clonación humana como un delito… y eso en un país como el nuestro, donde dudo que se pueda realizar ese tipo de experimentos. La ciencia está permitiendo la manipulación genética y ahí entra la cuestión legal, cómo regular eso, hasta qué punto se puede manipular el genoma humano. O imagínate si hubiera una carrera espacial más desarrollada en un futuro, ¿Cómo regulas la propiedad sobre los objetos situados en el espacio exterior? ¿A quién le pertenece la luna? O la informática, que ha alterado muchas cosas desde hace tiempo. Por ejemplo, si celebras un contrato por internet, con un estadounidense, por ejemplo, entonces, ¿Qué ley rige si el contrato se celebró en el ciberespacio? ... Incluso los derechos de autor, en cuanto a su aplicabilidad, se ven cuestionado. Se puede reproducir un libro en unos cuantos bytes, y replicar ad infinitum… ¿Cómo hacer para proteger tus derechos de autor en miles o millones de computadoras?
Comunicaciones interrumpidas
EH: ¿Tienes contacto con escritores de cf?
DS: Sí, muchos de ellos están en Argentina, España. Aquí conocí a José B. Adolph, Giancarlo Stagnaro, José Güich, José Donayre, Pedro Felix Novoa, Yelinna Pulliti, Adriana Alarco de Zadra y su padre, Eugenio Alarco, que escribió sendas novelas de ciencia ficción que se publicaron en Argentina en los años sesenta...
EH: ¿No han pensado en hacer una asociación escritores de cf?
DS: Seamos sinceros. Eso funciona cuando hay un respaldo económico, o al menos, una voluntad de apoquinar por parte de los asociados. En EE.UU. las asociaciones son necesarias para las editoriales y compañías cinematográficas, pues celebran convenciones que les sirven de promoción a los autores, es todo un sistema, también que hablamos de editoriales que venden libros por millares, y cuentan con departamentos de marketing, una industria cultural muy diversificada. En otros países podría funcionar el espíritu de club, pero en el Perú creo que sería utópico... Cada escritor es un mundo, y la mayoría de escritores peruanos creo que tienen una visión europea antes que norteamericana. Y no solo los de ciencia ficción, uno suele leer lo que es ya una muletilla, eso de no me interesa que me lean... Añádele la precariedad económica que suele acompañar a un escritor, muchas veces ligado no a uno sino varios oficios, difícil exigirle tiempo y dinero para avanzar hacia cierta institucionalización. Y creo que esto no solo es para la ciencia ficción, no se oye mucho acerca de la labor de las asociaciones de escritores en el Perú.
EH: Por lo que me cuentas, entonces, una asociación no funcionaría...
DS: En el 2003, unos amigos que anteriormente editaron el fanzine Agujero Negro, en Lima, decidieron reflotar la revista electrónica Velero 25. Luis Bolaños, Victor Pretell, Isaac Robles y Daniel Mejía merecen una mención como pioneros en la publicación de revistas dedicadas a la ciencia ficción en el Perú, primero con Agujero Negro y luego con Velero 25. Tuvieron a bien incluirme en el grupo, y también colaboro con Velero25. Hemos intentado crecer, pero al final como que quedamos 5 o 6. Hubo otro intento de crear una asociación con Coyllur, pero cuando llegó el momento, quedamos cinco o seis, a ello se suman algunas diferencias... actualmente está en stand by. Avanzar hacia la institucionalidad es difícil, y un amigo del extranjero me dijo que las cosas no eran muy diferentes en el resto de países hispanoamericanos.
EH: Ese problema se da en todos los grupos, hay mucha informalidad…
DS: En la internet, encontré el caso de un aficionado norteamericano que publicaba reseñas en su página web y al final ponía un teléfono para contratos, también se dedicaba a dar conferencias sobre cf. Decía: “Soy especialista en cf. He leído un montón, puedo dar charlas, 500 dólares por evento”. Hay un mercado, más que eso, gente interesada... Por el momento, creo que no se da eso en el Perú.
EH: Quizás suene iluso pero veo bastante posible organizar una asociación, pero no a mediano plazo...
DS: ... Creo que aquí en Perú nos movemos mucho en base a tópicos. En uno de los comentarios de un blog sobre literatura, un anónimo escribe: “Esto puede ser muy interesante pero hay cosas más urgentes que ver”. Vivimos con esa noción... Un amigo de la universidad me pidió hace años que le prestara Fundación de Isaac Asimov, pues se la habían recomendado. Al día siguiente me la devolvió. Leyó la introducción en donde hay una cita falsa de la Enciclopedia Galáctica y me dice, “No pues, hay que leer otras cosas”... (…) Digo, con lectores tan prejuiciosos, ni hablar de una organización mayor, al menos por el momento… Recuerdo la presentación de uno de los últimos libros de Enrique Congrains, el año pasado... Por el argumento, tú podías hablar de cf, de literatura de anticipación. Se trataba de El narrador de historias, cuyo escenario se ambienta en un futuro cercano donde Bolivia se ha fragmentado en varias unidades territoriales, hay un protectorado chileno... La trama tiene un misterio policial, que al final como que se convierte en un discurso sobre la noción del mundo que tenía Congrains, casi no ocurre gran cosa en la novela. En fin, para la presentación del libro en la librería Crisol del Óvalo Gutiérrez, José Donayre me obsequió un ejemplar para que (Congrains) me lo firmara, tuve el honor de que me lo presentaran y él me dice “Esta novela no es de cf”, es decir, sin que nadie le pidiera explicaciones, marcó su distancia. En su siguiente novela 999 palabras para el planeta tierra, su argumento no puede ser más “cienciaficcionero”: una nave extraterrestre desciende en Nazca, al sur del Perú y pide un artículo que en 999 palabras que defina lo que es la Tierra, para incluirlo en una Enciclopedia Galáctica. Cuando la presentó, el autor volvió a insistir en que no era de cf, diciendo “Me burlo de la cf pero no es cf”... ¡Acabáramos! Este prejuicio no solo se da aquí sino también afuera, incluso en países donde la cf tiene una presencia mayor, incluso académica, como los EE.UU. Por poner un ejemplo, fijate lo que ocurrió en EEUU con Cormac McCarthy y su novela The road, que la he leído y podría titularse Mad Max IV (el protagonista hasta tiene un carro, aunque se trate de un carro de compras de supermercado), los personajes deben arreglárselas para sobrevivir en un mundo posiblemente postatómico, con bandas de asaltantes y escaséz de alimentos. Bueno, hay gente que “salta” si le sugieres que eso puede ser de cf, a pesar de parecerse más a la cf que a la literatura general... Y ahora que están filmando una película basada en la novela La mujer del viajero en el tiempo, cuyo protagonista padece una condición que lo hace viajar en el tiempo involuntariamente.
EH: Evidentemente se trata de prejuicios negativos existentes sobre la base de una producción de cf bastante estereotípica...
DS: En la ciencia ficción de los años 20 y 30 aparece los héroes mesiánicos y todopoderosos, que se dedican a exterminar extraterrestres y al final se quedan con la chica...Esa es la imagen de la cf que más se difundió y la que quedó en el imaginario colectivo, la que va por ese lado y que es más infantil. Gran parte de las películas que son etiquetadas como cf contribuyen a fomentar el estereotipo, aunque esto ya es responsabilidad del receptor o lector, quedarse con esa idea tan superficial. En EE.UU, el cineasta Alex Rivera, filmó Sleep Dealer , que es la historia del inmigrante en los EEUU, con su política aislacionista, con un muro infranqueable, donde no hay cómo ingresar. El protagonista conseguía un trabajo “virtual” en EE.UU., se conectaba a una máquina en México y controlaba a un operario robot que “trabajaba” en EE.UU. El director decía en una entrevista que le hicieron cuando vino a Lima que cuando hay una invasión extraterrestre siempre sucedía en los EEUU, afectando a la elite wasp –blanco, anglosajón, protestante–... Él decía, poniendo como ejemplo la película Minority Report, basada en una historia de Philip K. Dick, que le gustaría hacer una película sobre la empleada que lava la ropa del protagonista, que generalmente es tipo Tom Cruise, es decir, aboga por una ciencia ficción tercermundista... Te hace pensar que la cf que hemos apreciado casi siempre es básicamente norteamericana...
EH: Hay una distinción entre el investigador de la cf y otro sector, que quizás sea el más fuerte: el del fanático...
DS: Claro... Los “gringos” hacen convenciones de cf, es un modo de vida... Desde los años 50 o 60 tienen premiaciones, eventos, convenciones “mundiales”... Es curioso porque paralelamente en Inglaterra se formaron también estas asociaciones, pero al final el aparato norteamericano, que involucra a un mercado de millones, se volvió el predominante.
EH: La cf tiene ciertas conexiones con lo fantástico...
DS: Eso se hizo más evidente cuando vimos la saga de Star Wars, y vimos que todos los tópicos de la cf estaban allí: naves espaciales, seres de otros mundos, robots… pero también estaba el otro lado–, órdenes de caballeros con poderes místicos, emperadores, princesas... Te das cuenta cuánto se pueden parecer estas cosas...
EH: La cf latinoamericana es algo atípica y poco conocida...
DS: Conozco gente que le gusta mucho la cf, pero al momento de sugerirles leer autores nacionales y latinoamericanos, o españoles, comentan cosas como “Ah, qué interesante”, pero no hay un gusto o interés, realmente... La gente se siente más atraída por un autor inglés o norteamericano, que no se puede negar, cuentan con un background distinto, un entorno más activo... Hay autores que tienen formación en astrofísica, en ciencias y disciplinas bastante avanzadas... La cf latinoamericana va más por el lado especulativo, más como “ballardiano”, aunque quizá esa idea sobre la cf latinoamericana sea un tópico... Hay más preguntas que respuestas aún, cuando comencé a investigar sobre autores peruanos de ciencia ficción, me preguntaba también “¿Por qué a esta gente se le ocurrió esto? ¿Por qué alguien querría escribir ciencia ficción en el Perú?” Hay una revista norteamericana llamada Science Fiction Studies, publicada por la universidad DePaw, algunos de sus artículos y ensayos pueden leerse on-line; generalmente sus números giran en torno a un tema... El número de Julio de 2009 está dedicado a la proto y pre cf (Proto/Early Science Fiction). Varios académicos discuten acerca de si la “proto cf” es un invento, si postular su existencia acaso es forzar las cosas; otros, que buscar antecedentes de la ciencia ficción en textos antiguos equivale en realidad a inventar estos antecedentes, porque la gente del siglo XVI que escribía sobre habitantes en la luna no estaba siguiendo el mismo proceso de pensamiento que utilizaría un autor del siglo XIX o XX, éste pensaría en categorías como “extraterrestres”, mientras que para un autor de hace mucho tiempo, un habitante de la luna sería tal vez una metáfora... pensarían quizás en ángeles... En este número de Science Fiction Studies hay una afirmación hecha por H. Bruce Franklin, de la Universidad Rutgers, dice algo singular: “Science fiction marks the moment in which a society realizes that it has a future, and that it is itself in its very nature and structure becoming a vast being in perpetual continual change and transformation.” Más o menos traducido, está afirmando que la cf aparece cuando las sociedades aprenden a pensar que tienen un futuro; como que hasta antes de eso, hay la idea de un tiempo lineal, como si siempre fuese a ser lo mismo... Pero cuando alguien dice, “No, las cosas pueden ser de aquí a cien años, diferentes”, ahí es cuando aparece la cf. Ello me hace pensar en Lima de aquí a cien años de J. M. del Portillo, publicada en 1843, parece ciencia ficción desde el título, como que los peruanos vendríamos a ser una de las primeras sociedades, desde la perspectiva de H. Bruce Franklin, que ha creado la cf. No nos ha llegado como una copia de lo que escribían los “gringos”, sino que surge acá también, desde nuestra historia y desde nuestras dudas.
EH: Sé que se está trabajando una tesis en la Católica sobre Lima de aquí a cien años, pero es vista desde la perspectiva política de las élites limeñas y no tanto como proyección futurista... o en todo caso, esto último está en segundo orden...
DS: Ahí también hay una cuestión de contexto. Imagínate un escritor que vive en una Lima decimonónica, de los años cuarenta de mil ochocientos... y que se sale del marco y tiene la perspicacia de darse cuenta que el indígena iba a seguir siendo un problema cien años después, aportando una solución original discutible, como es la restauración del Imperio Incaico en una pirámide de oro… La ciencia ficción no es solo aventuras espaciales, es básicamente especulación.
Indefiniciones de la ciencia ficción
EH: ¿Cómo defines la cf?
DS: No me he puesto a pensar en una definición propia. En alguna ocasión leí una página web que contenía varias definiciones de cf y cada escritor, académico, crítico o lector tenía su propia definición, y todas tenían sus pro y sus contra... Darko Suvin, por ejemplo, habla del “novum”: en cuanto existe un elemento ajeno a lo que existe en lo que llamamos la realidad, si ese elemento se da incluso en una ficción que pretende ser más mimética respecto a la realidad, eso tendría que ser cf, no importa si se sitúa en el pasado, en el futuro o en otro planeta. Basta con el elemento ajeno... Hay el steampunk, que es imaginar un siglo XIX alternativo, en donde toda la tecnología que tenemos ahora es lograda en base al vapor... Incluso hay una versión de los Transformers en steampunk, imagínate a los robots gigantes esos funcionando a vapor, disfrazados de trenes antiguos, de dirigibles... Ahí creo que no habría un “novum”, por decirlo así... Es lo mismo pero reciclado... A menos que el novum sea la situación alternativa, lo que convertiría a La conjura contra América de Philip Roth en ciencia ficción… Me cayeron algunos palos por afirmar algo así.
EH: No te arriesgas a una definición...
DS: Cada definición se estrella con un contraejemplo, siempre... Creo que por el momento, es más interesante la discusión respecto a qué es la ciencia ficción que llegar a una conclusión definitiva. Y bueno, tampoco creo estar a la altura, recién estoy leyendo teoría literaria y ensayos sobre ciencia ficción, además de narrativa.
EH: Entonces ¿Cómo asumes la cf?
DS: Diría que es como un quiebre de la realidad en donde lo objetivo de lo que se está novelando o contando siempre va a estar afectado por un elemento que no es lo común, pese a que la situación puede ser usual o común. Por ejemplo, actualmente estoy escribiendo un cuento acerca de una científica notable, en su labor llega a viajar al espacio, pero cuando está desarrollándose en su carrera científica hay un cambio radical en el mundo, arriban extraterrestres y nos regalan una tecnología más allá de nuestros sueños. Lo que esta científica había descubierto se convierte en obsoleto. Deja de tener sentido su trabajo y para sobrevivir se dedica a la prostitución en el espacio, porque en el espacio las máquinas te pueden dar todo, menos la… carne humana. Es un tema quizá común, pues debido a la crisis económica que hemos tenido, cuántas personas han tenido que dejar una vida cómoda para dedicarse a labores que alguna vez despreciaran... La historia en sí no es original, pero el contexto la convertiría en cf...
EH: ¿Por qué se vincula a la cf con lo esotérico?
DS: Acabo de ver ello en la película Presagio... Inicia como ciencia ficción y termina mezclándose con una interpretación seudo-bíblica que no solo no es original, sino que en estos tiempos, cuando estamos abandonando la razón para empezar a creer que el mundo se acabará en el año 2012 por que así lo dice el calendario maya, no se qué pasó con el director, Alex Proyas, hacer ciencia ficción fundamentalista… También leí una novela de viajes en el tiempo, de dos arequipeños a la época de Cristo, pero una vez llegados se dedican a ver que pasa y punto, acaba la novela y comienzan los evangelios…
EH: No hay una intervención en los hechos bíblicos...
DS: No. Lo que empieza como cf, como especulación desafiante, termina como la novela Operación Jesucristo de Og Mandino, literatura de autoayuda. No sé si has escuchado sobre Operación Jesucristo. Es una situación similar. Un ateo que no cree en Cristo, va a una conferencia, una persona lo toca y aparece en la época de Cristo, ve la crucifixión, trata de ayudarlo y después despierta en el presente ¿Fue un sueño o fantasía? En la novela termina igual...
EH: En la ficción todo es real... Si alguien viaja fácticamente al pasado en la novela es posible hablar de cf (si fue un sueño, es otra cosa)...
DS: Claro. Hay un aparato, pero cuando despiertan, ven la hora y no ha pasado ni un minuto ¿Hemos soñado? Para mí es un recurso un poco bajo y manido...
EH: Además de Lo insólito, hubieron otras revistas que vinculaban lo esotérico con la cf como la uruguaya 2001...
DS: Incluso eso se dio también en la Alemania Nazi. Hubo una revista que se llamaba El jardín de las orquídeas, y era como Lo insólito, temas esotéricos y narrativa de cf que explicaba los mitos nazis. Hay cuatro novelas que publican ahí con ideas nazis, mitos sobre Thule, el origen de la raza aria, la tercera luna... es casi un ideario hitleriano... La gente de esa época habrá dicho “¡Qué interesante!”... Quizás haya ahí una fantasía de poder, quizás... De paso, nos hace preguntarnos qué es lo que es la ciencia, a fin de cuentas. En El péndulo de Foucault, de Umberto Eco, el personaje principal es un investigador que, junto a otros amigos, juega con lo que los ocultistas consideran real, al final los ocultistas creen que ellos han descubierto el secreto que ellos buscan, cuando solo han inventado una impostura... Se da lo ambiguo, son testigos de una ceremonia donde efectivamente ocurren cosas raras. Es una historia de los ocultismos que ha habido en la historia: cabalistas, supuestamente caballeros templarios, rosacruces, masones... Hay un momento que especulan sobre la masonería y porqué la gente se puede meter en esas cosas y un personaje dice: “Son personas que de día son carniceros, bodegueros, sastres, y en la noche se convierten en Príncipes Kadosh de la Venganza o títulos así...”, y cada nivel tiene un secreto que no lo puedes decir al que está debajo de ti, que tiene a su vez otro secreto, y así… es el sueño de creer que tú controlas el mundo... Quizás la cf o ese gusto por lo esotérico, por lo oculto, es como “Mira, yo sé algo que tú no sabes, así gane menos que tú, o tenga menos poder que tú”...
EH: Los temas esotéricos son recurrentes en la cf...
DS: Más bien, en la fantasía, aunque hay casos como el de H.P. Lovecraft, sus cuentos de terror, con seres de maldad primigenia, pueden asimilarse tanto a demonios como a seres extraterrestres. También ocurre en Hellboy, es una mezcla. Hay muertos que resucitan, un héroe-demonio, pero para algunas invocaciones y para combatirlos utilizan, además de la magia, la ciencia y la tecnología...
EH: Como te comenté en otra reunión, la gente que testimonia que ha viajado a otros planetas, ¿Hasta qué punto puede ser cf? Tengo mis reparos en el sentido de que presentan los hechos como testimonios verídicos... Lo otro es ese tipo de “cf” que termina en predica religiosa, lo cual es evidentemente una reacción ideológica...
DS: Claro... En los Expedientes X se hablaba del fin del mundo en el 2012. Siempre aparece un experto que señala las supuestas concordancias entre textos proféticos y los sucesos que vivimos en la realidad... En Presagio, desde el título... Quizás la ansiedad de que las cosas están por acabarse, atrae esta temática... En Presagio se da una imagen vinculada a la “salvación”... He decido tomarla como ficción, que dentro de un relato funcionen todas esas predicciones... Una amiga de hace mucho tiempo, creía en la lectura de las cartas porque le decían cosas que nadie más sabía. Cuando me preguntaba si yo creía, le respondí que creía en que hay un periódico que te dice que hay un Ministro de Economía que te dice que los impuestos son así y que si el dinero de la quincena no te alcanza, tienes que pedir prestado... Es algo incoherente... si hay un mundo donde esas manifestaciones de lo oculto o fuerzas superiores existen, si hay “poderes sobrenaturales”, por qué la realidad es tan “monse”, tan prosaica... A mí qué me importa el fulano que viajó a Ganímedes si tengo gastritis, tengo que usar lentes, me estoy quedando calvo... La realidad es más brutal y eso es un escapismo... Prefiero ver el mundo de modo realista... Soñar con un mundo racionalmente explicado es también un cuento... Ojalá fuera así, mientras vamos viviendo... Alguna vez tuve esos sueños seudomesiánicos, como el de “Nos van a salvar los extraterrestres cuando lleguen”... Y así vinieran, ¿De qué me van a salvar? Una vez leí en una carpeta que alguien había escrito: “Cristo salva”, y más abajo alguien respondió “¿De qué?”. Y es una buena pregunta... Porque ¿qué nos puede hacer tan malvados a los seres seres humanos que necesitemos ser salvados? Yo soy creyente, pero no creo que Dios sea tan malvado como predican algunos, y de paso obtienen buen dinero de ello ... Hay también teología mezclada con la cf... En la medida que genera una especulación me parece de lo más interesante... pero cuando se va por el lado de la predica, del proselitismo... Hay un autor llamado Orson Scott Card, mormón practicante, que tiene un ciclo de novelas que se llaman Las naves de la tierra, que aún no he leído. Bueno, la mayor parte de gente que lo ha leído dice que es El libro del mormón convertido en cf... Es como si se reescribiera el Éxodo y empezara así: “Moisés se quiere escapar de Marte” y que los marcianos esclavizan a los humanos. Tú ves esta influencia en la serie Galáctica, la original, hablan de las 12 tribus, y no sabía que el guionista era mormón... Los guerreros usan cascos que parecen egipcios... toda esa cuestión seudo-mística camuflada me genera mucha desconfianza... En cambio, otra novela (que ojalá pueda conseguir) llamada Eifelheim, de Michael Flynn, donde se especula sobre un contacto con extraterrestres ocurrido en la edad media europea, con extraterrestres insectoides que se convierten al cristianismo… Es otra manera de reflexionar sobre la religión.
Marginalidad de la ciencia ficción
EH: ¿Por qué crees que la cf es marginal en Perú?
DS: Creo que hay un temor a pensar por sí mismo. En la literatura en general, el gusto se orienta más por modas que por lo que realmente quisieran escribir los autores o leer los lectores, y eso es de siempre. Hace años, recuerdo que todo el mundo decía que leía a Vargas Llosa, pero te dabas cuenta que no era cierto. Estaba en boca de todos pero no era cierto...
EH: Es como cuando le preguntan a la gente, cual es el mejor poeta peruano y responden Vallejo, sin haberlo leído...
DS: Claro, y dicen “¡Vallejo, pe!” (risas)... O según José Adolph, “Vallejos”; y ni si quiera lo han leído... Creo que hay una cf que se lee bastante, pero suele ser la más genérica o especializada, por ejemplo lo que los norteamericanos llaman “military cf” que trata sobre guerras espaciales... Hay géneros dentro del género, los autores pueden ser identificados según el género en que se especializan. Acá se lee cf muy marginalmente...
EH: ¿Por qué no hay autores o se mueven más en el circuito virtual?
DS: Habría que preguntarse porqué en otros sitios sí se lee. Hay una explicación muy básica, que dice que como somos países de poco desarrollo tecnológico, no nos sentimos parte de un progreso científico que pueda llevar a desarrollar un tipo de literatura... No te imaginas un astronauta de apellido Chávez, pese a que hubo un primer aviador de apellido Chávez... o no te imaginas la bomba atómica hecha aquí... aunque hay una tesis de Santiago Antúnez de Mayolo de 1924, previa al descubrimiento del neutrón, donde él postula la existencia de una partícula atómica “neutra”... eso lo utilizó el científico inglés James Chadwick y descubre el neutrón y se lleva el premio Nobel en 1935... Antúnez de Mayolo lo intuyó, pero acá ¿quién lo iba a apoyar? Crear resonadores, dispositivos para la manipulación de partículas... o el caso del mismo Paulet... Alvaro Mejía, un amigo que está investigando acerca de Pedro Paulet, ha establecido una serie de extrañas coincidencias vinculadas a su estancia en Europa y el nacimiento de la investigación alemana acerca de los cohetes –que fue la más avanzada del mundo en la época nazi– ...
EH: ¿Los diseños de Paulet fueron usados por los alemanes?
DS: Hay mucha especulación sobre ello... Se está investigando. En las diversas publicaciones relativas a la historia de la aeronáutica, hay quienes lo mencionan y hay quienes no. Sobre Paulet hay muchos mitos: qué murió en la pobreza, pero es mentira. Era un hombre que viajó mucho, estuvo en Japón, en Alemania, diseño naves y un puerto para hidroaviones en sobre el río Rímac, y sus ideas sobre el motor de reacción fue algo contradictorio a lo que se pensaba en su momento... como que la idea era que para volar se necesitaban aparatos más ligeros que el aire, mientras que Paulet decía que un aparato más pesado más que el aire pero con adecuada propulsión podía moverse, incluso en el Discovery Chanel se difundió una nave diseñada por los nazis, que si hubieran podido desarrollarla; adiós, mundo... y es muy parecido al diseño de la nave que diseño Paulet...
Civilización y progreso de la cf vs. el pesimismo peruano del realismo
EH: Planteas entonces que el poco apoyo científico tendría su correlato en una ausencia de narrativa de cf...
DS: Creo que sí, porque como sociedad todavía no nos sacudimos de muchas taras. Por ejemplo, en donde trabajo hay una diferencia entre los limeños y los provincianos. Los provincianos trabajamos y la gente de Lima ve la manera de reducirlo al mínimo: “Hasta aquí nomás, este es mi horario, no es mi función”... Siempre es un “no”, siempre la búsqueda del menor esfuerzo... La sociedad nos lleva a cierta molicie... La cf plantea un tipo de aventura, desde un punto de vista es romántico liberal, de alguien que quiere ir y “chambear” y ensuciarse los zapatos, el mito del explorador del espacio: voy, la “sudo” por encontrar una cosa nueva... Acá, el viaje más famoso de la literatura peruana creo que es el viaje del “niño Goyito”, que un poco más y lo llevan cargado, es un inútil... bien peruano.
EH: Goyito sería entonces, en términos generales, el estereotipo del peruano...
DS: Claro... sus herederos serían los familiares del Julius de Bryce Echenique... en una entrevista, él decía que se asombraba que muchos lectores tomaban su novela como guía de cómo comportarse en Lima, cuales son los barrios “decentes” para vivir... y no veían el lado de crítica social... incluso dicen que ocurre lo mismo con “La china Tudela”... y “A los cholos no hay que tocarlos así”... tenemos una especie de aspiracional –como dicen los de marketing– a lo cortesano...
EH: Esa es una evidente herencia de la Colonia...
DS: Una carrera científica o una aventura resulta ajena... quizás más se considere como “propiamente peruana” una búsqueda a lo Proust: “¡Qué melancólica ha sido mi vida!”... o el otro extremo, el realismo. Nos movemos en esos extremos: o muy introspectiva o es una cosa muy realista... que se queda en lo mismo: “Qué feo es el mundo”... En el mainstream he visto muy poca literatura, no de “final feliz”, sino de progresión, donde se experimente un cambio positivo... “Los gallinazos sin plumas”, No una sino muchas muertes, son visiones pesimistas, lo más maduro es aceptar que el mundo quede así...
EH: En contraposición, ¿La cf sería progresista?
DS: Hay una que sí que es la más conocida, tipo Star Wars, en donde vencen al mal...
EH: Pero ahí todo es muy maniqueo, no hay mucha complejidad. Se trata más de estereotipos: el bien y el mal que son reconocibles y que vienen de tiempo atrás...
DS: Pensaba en un cuento de Zein Zorilla, “El harem de Tony Flags”. Es un cuento que por su final feliz o abierto me parece raro, no es lo común... Es un camionero joven, que vive feliz en un mundo “charro”, de yunsas, juerguitas... En uno de sus viajes, coincide con el hecho de que la hija de uno de sus amigos organiza un festival cultural, con exhibiciones y comentarios de cine, algo que él no conocía. El participa pensando en “caerle” a la chica, pero se da cuenta que no era lo que esperaba. Ella estudiaba una carrera universitaria, y le cambia su manera de ver las cosas, al final dice, está bien lo de la yunsa, el menú siete colores –que tanto han alabado los sociólogos– pero hay algo más... Y se interesa en ese nuevo mundo, y sueña con un mundo diferente, y va a empezar a ver películas y leer libros... Para mí es un cuento raro.
EH: ¿Lo raro estaría en el deseo de progreso cultural?
DS: Claro, porque nunca he leído un cuento así, no son las cosas que uno espera de un personaje de narrativa peruana.
EH: ¿Tú dirías que la literatura peruana está marcada por el pesimismo?
DS: Hasta lo humorístico, incluso...
EH: ¿Qué podríamos concluir de todo ello?
DS: Que la cf, incluso la más pesimista que habla de que la tierra se acaba, quizás lo que la diferencia de la fantasía es un intento de racionalidad, de comprender el mundo. Sabes que te va a destruir la explosión del sol, pero puedes calcularlo, sabes lo que te va a destruir, más allá de si crees que es un castigo divino... Ese saber te da cierta sensación de dominio, de controlar la situación... Que el mundo no está fuera de tu alcance, que no eres un animal a expensas de la naturaleza... En De la tierra a la luna, cuando la nave está regresando a la Tierra, los protagonistas creen que van a estrellarse con el planeta y morir a causa del impacto. Los científicos del grupo comienzan a efectuar cálculos para ver si pueden alterar la trayectoria, se mueren de miedo, pero uno de ellos, creo que Ardan, recién se interesa por ese aspecto, y se suma a la tarea de los científicos, afirmando que si va a convertirse en cadáver, por lo menos quiere ser el cadáver más sabio que exista, y pide que le expliquen la situación... hasta el final, hay un deseo por saber, eso hace que adopte una postura activa... Una herencia cartesiana...
EH: En contraposición, aquí en Perú, ¿No habría un ansia por saber?
DS: Mas bien un ansia por la apatía, aunque suene paradójico. Leí algunos comentarios acerca de la última novela de Jorge Eduardo Benavides, él habla del perdedor, de los peruanos que van al extranjero y fracasan, se asume que hay una especie de orgullo por esa actitud. “¡Que bacán, perdimos!”, no perdimos con dignidad sino “¡Perdimos!”. Cuando el autor reflexiona sobre sus motivaciones describe bastante bien una sociedad melancolizada, apática, aunque te parezca contradictorio, me gustaría leer esa novela... Quizás en el contexto de la cf, más clásica, la progresión de la ciencia hacia el futuro es algo que contrasta con lo que somos... Creo que no soñamos ya con un futuro, con el progreso, y eso es lo que nos gusta...
EH: Ello explicaría la inexistencia de una cf progresista, sino pesimista...
DS: Y quizás también que no haya tantos lectores...
EH: El problema de los lectores va también por el hecho de que deben de existir publicaciones de cf y que circulen y sean consumidas...
DS: Quizás tengamos un trauma los peruanos que todo lo que sea dolor, angustia, perder sea más realista que lo otro: progreso, descubrimientos científicos... Incluso en la cf más pesimista, en donde los robots se rebelan y matan a la gente o el sol se apaga, está la gente, los personajes, comprendiendo o intentando comprender lo que ocurre. En “El día trágico” de Clemente Palma, asistimos al fin de la humanidad. Pero el protagonista, con su previsión, con sus conocimientos de ingeniero, se salva y participa de un nuevo comienzo. En 1910 gran parte de la población estaba convencida de que iba a morir a causa del cometa Halley... y los periódicos hacían eco de ese miedo... Palma aprovecha esa angustia para presentar su historia por etapas. En la última parte pareciera que se decepciona de que no muera nadie y dice: “Esto es una porquería, es una ficción como todas, aquí no pasa nada...”
EH: Esa impresión de que aquí no pasa nada es también muy peruana y de herencia colonial... o que todos los días sean lo mismo... ¿Por qué crees que no hay lectores de cf?
DS: Tiene que ver con el prejuicio, de que la ciencia ficción no es algo no serio, que es hasta infantil. Mucha gente dirá “Si me ven leyendo cf, qué van a decir”. Además, las primeras carátulas de las revistas pulps son hasta “indecentes”: murciélagos humanos, gente disparando pistolas de rayos, mujeres voluptuosas… con los años, se ha aprendido a apreciarlas como un tipo de arte... Era sub-literatura frente a lo que se erige como gran literatura. Lo bueno es que vamos descubriendo que todo eso era una convención, una opinión de consenso... En su Teoría Literaria, Terry Eagleton nos habla del ascenso de las letras inglesas, de cómo en el siglo XIX no existía propiamente una especialidad de “Literatura”, ni autores clásicos, o que los cursos sobre literatura eran considerados cosa de mujeres… Imagínate, no había traducciones de La divina comedia al inglés... Quizás empiece a llegar un momento de la cf...
EH: Eso es interesante porque tiene que ver con la construcción de la institucionalidad... volviendo al punto ¿Por qué no hay un público femenino de cf en Perú?
DS: En otros países hay escritoras: Gorodisher, Chaviano... Piensa que vivimos en una sociedad tan machista que si a una mujer le gustara la cf no tendría tiempo de leer, acaba recargándose en el domus, la casa, los hijos... Pero te cuento una anécdota, hace años en Ica, fui a ver la película “Duna” de David Lynch, y me sorprendí de encontrarme en el cine con una compañera de colegio. Y no te hablo de la típica nerd, gorda y con lentes, sino de alguien que fue reina de la promoción, es decir, una chica bonita y normal, incluso le gustó la película. Y eso que hablamos de una película de David Lynch, yo después me enteré de quien era ese director... Yelina Pulliti estudiaba ingeniería y es escritora y lectora de cf...
Metamorfosis de un nombre y la palabra florida en un futuro distópico
EH: ¿De donde vino lo de Daniel Salvo?
DS: Es una cosa algo tonta. Cuando estaba por sacar la página web, sale una directiva en mi trabajo, un medio de comunicación, que indicaba que no se podía realizar una labor similar en otra empresa. La directiva estaba redactada de modo tan ambiguo, y en el Perú siempre hay el temor del despido... entonces busqué un seudónimo. Pensé en personajes famosos de la cf, el clásico El Eternauta argentino, Juan Salvo; y el Daneel del ciclo de novelas de robots de Isaac Asimov... Al principio era Danel Salvo. Un día mi esposa me dice “Ese es un nombre de peinador” (risas) y lo cambié por Daniel Salvo...
EH: Pensaba más bien que tu seudónimo era tu nombre real...
DS: (risas)... Era también un reto. Tenía cierta ansiedad, al mostrar mis escritos. Uno siempre va donde los amigos, que te dicen “Sí, muy bien, sigue así”. Aunque a decir verda, mi primer crítico fue un compañero de carpeta de colegio que no quedó muy convencido de mis historias. Pensé: “Si parto de cero, si lo que escribo tiene algún valor, será por si mismo”... Le he buscado un segundo apellido al seudónimo: Daniel Salvo Aton. Es un anagrama que aparece en la novela Los amantes de Philip José Farmer, hay un personaje, el aton, acrónimo para “Aprendiz de Todo y Oficial de Nada”...
EH: ¿Recuerdas alguna anécdota del maestro Adolph?
DS: Nosotros (los peruanos) tenemos una forma tan florida de expresarnos... José Adolph me contó una vez que para unos alemanes, hizo la traducción de un contrato redactado en el Perú. Ello se quedaron espantados. Los contratos peruanos empiezan así: “Yo, fulano de tal, inteligente en el idioma castellano, tal cosa, trabajo en tal sitio, quiero y expreso por libre voluntad...”; porque tenían que pagar toda la traducción; los alemanes, se preguntaban “¿Porqué no dicen de frente el nombre de Fulano y tal precio...”, pero así es... Quizás no exista tanta cf en el Perú porque nuestra realidad es tan absurda que ya para qué más... La realidad peruana es un infierno... Este es el país en donde nadie quiere avanzar... quizás nuestra realidad sea tan opuesta a todo rasgo de racionalidad que la cf, que en su nombre tiene una promesa de racionalidad, de ciencia, nos resulta tan ajena, aceptable quizás como aventura... Los muchachos están más interesados en el polo con un motivo de cf, o con figuras de acción, pero no hemos ganado lectores...
EH: Es un panorama algo pesimista...
DS: Pero creo que muy pronto el ambiente que vivimos va a forzar un poco las cosas. Nuestra vida se está llenando de avances, de productos tecnológicos...
EH: El problema es que en Perú somos sobre todo consumidores antes que productores...
DS: Eso genera justamente otro tipo de cf. El impacto de la tecnología en la realidad. En una realidad pesimista como la nuestra no puedes escapar de ese progreso. Aunque no quieras tienes que usar computadoras para tus trabajos, usar televisor de pantalla plana, el internet, la interconexión va a ser algo forzado. Incluso temo que la gente de acá a un tiempo vaya a desconocer la intimidad como ahora, porque todo va a ser virtual... y en el ciberespacio no hay donde esconderse, todo es ubicuo, instantáneo. Incluso escribí un cuento de yo consideré de cf que fue mal interpretado... Era sobre la precocidad sexual de una adolescente... Ninguna persona decente pensó que debería de publicarse...
EH: Entonces, hay mucho realismo en tus lectores...
DS: (risas) Sí. Cuando García Márquez publicó Memorias de mis putas tristes, se intentó hacer un boicot a la novela, porque decían que fomentaba la pedofilia...
EH: ¿Piensas publicarlo?
DS: Lo publicaré con mi nombre real para no afectar la imagen de Daniel Salvo (risas)... No, creo que era un cuento malísimo, la verdad, muy mal escrito. Pero si lo pensé como ciencia ficción... Lo que quería era alertar acerca de los peligros de fomentar el deseo de ser “empresarios” en los niños, hay colegios que ofrecen eso como el objetivo principal de su currícula, o en preparar a los niños para la universidad. Esa manipulación de los niños me parece tanto o más perversa que la pedofilia…
EH: La realidad suele ser más brutal, por ello es mejor vivir en la ficción...
DS: (risas) Sueño con un mundo más racional... te da una coherencia, la cf no te deja acabar tan victimizado: “El mundo vino, me aplastó y me convertí en perdedor”... Mucha gente que conozco que escribe cf, se orienta más hacia la fantasía. Mucho más a lo fantástico. Otra gente me ha dicho que la cf no tiene sentido porque el discurso de la modernidad ya fue, no ofrece nada al ser humano, pero yo me pregunto cuándo en el Perú hubo modernidad,... Una vez le comenté a José Adolph, con mucha ingenuidad de mi parte, por cierto, que en el Perú en los 60’ se vivió una época de modernización, con cosas como la televisión y otros detalles, por ejemplo; y él me decía “Y esa modernidad, ¿en qué parte fue? ¿En Puno? ¿En Huancavelica?”... Ya ves, en el 2009 hay niños que mueren de frío en Puno, imagínate en los años 60´. ¿Qué modernidad es esa?...
1 La entrevista se realizó los días martes 16 de junio y martes 14 de julio a las 10 am en una cafetería en San Marcos.