viernes, 14 de noviembre de 2025

Jorge Casilla. El viajero onírico. Lima: Colmena, 2025. 151 p.

 


Jorge Casilla. El viajero onírico. Lima: Colmena, 2025. 151 p.

              Esta nueva entrega literaria de Jorge Casilla (Lima, 1982) es su libro más personal, en el que, a través de intertextualidades, rinde tributo explícito a sus héroes literarios, destacándose con claridad tres tradiciones: la hispana, la clásica occidental y la norteamericana. Si comparamos este libro con la actual producción del cuento fantástico veremos que se aleja de los tropos dominantes. Casilla parte de un concepto: la literatura es una suerte de “doppelgänger” de la realidad, por ello, en sus cuentos, los personajes de ficción se materializan y cobran vida propia. En ese punto es tanto borgiano como pirandelliano.  También se trata de cuentos metatextuales en el que se reflexiona sobre la creación, la crítica literaria y las amistades literarias.

Asimismo, hay también espacio para la impronta policial clásica, veta poco explorada por los cuentistas contemporáneos, y pone más atención a los diálogos que son los que finalmente permiten que la acción avance hacia la resolución. En otros parece haberse infiltrado ciertos pasajes de su experiencia como profesor de literatura que aparece en uno de los cuentos, un profesor “burócrata”, más interesado en interpretar y definir un verso oscuro que en la vida misma, que pasa y se desvanece frente a sus ojos y vida solitaria (“Soneto XXIII de Garcilaso”); o en estas amistades literarias que se trastocan en resentimiento y envidia, y que pesar de eso, no dejan de mantener cierta admiración hacia el otro, en una relación amical toxica de amor-odio, sobre la base de un autor que no es sino Miguel Gutiérrez ficcionalizado (“El furor de las horas”).

Por momentos los cuentos son glosas, variaciones o pasajes olvidados de sus héroes de ficción. Ficcionar en sí mismo sobre la literatura parece ser un mal negocio, dado que algunos cuentos del libro solo pueden ser disfrutados con mayor plenitud si el lector conoce los referentes, y algunos, más allá de su estatus de clásicos están bastante alejados del lector contemporáneo promedio (sobre todo los de referencia hispana), quien está más acostumbrado a la espectacularidad del cine blockbuster, al lenguaje de best seller o simplemente a historias personales de vida, y visión maniquea. Casilla sale de esa zona de confort e intenta unir los referentes de la cultura literaria clásica con la visión posmoderna.

“Historia de un vagabundo”, dedicado a otro maestro, José Güich, trata sobre el arte original y de los imitadores e impostores. Es una estupenda reflexión sobre lo que significa hacer arte el día de hoy.

 

Elton Honores

Universidad Nacional Mayor de San Marcos