Raúl Quiroz. Oniros. Lima: Maquinaciones, 2025. 189
p.
Raúl Quiroz (Lima, 1973) confirma
con este libro (su segundo de cuentos, además de dos novelas fantásticas de
tema licántropo) no solo su talento como narrador, sino además el excelente
momento que vive la narrativa fantástica criolla. Acá nos encontramos con
diversas situaciones raras que rozan los límites de la realidad. Oniros
es un conjunto de relatos en el que se conjuga el pasado, la memoria, y el
recuerdo. Hay personajes que bordean los quince años, en punto de inflexión
existencial hacia la adultez, que no encajan del todo en ese futuro natural y
cotidiano por venir.
También hay cuentos que proponen
una CF existencial apoyado no solo en el punto de vista subjetivo, sino en el
propio lenguaje. Es decir, lo lírico, lo poético sirve no solo para “extrañar”
ese mismo mundo representado. Quiroz es un lector de poesía, y esa es una gran
ventaja a la hora de ficcionalizar, dado que grosso modo, adquiere mayor
sustancia y polisemia, muy diferente a la escritura de best seller (con mucha
acción, poca reflexión, y un lenguaje bastante plano, casi sin metáforas). Frente
a este lenguaje mainstream, la escritura de Quiroz resulta por momentos,
ir a la contra de ciertas convenciones.
Por momentos hay en los cuentos “amistades”
evanescentes que parecen diluirse en el tiempo. Sus monstruos personales
parecen haber salido de un sueño. Por ello, muchas escenas adquieren una
dimensión de ensueño. Pero también hay cierta ambientación gótica a través de
secretos ocultos y una escenografía abandonada, alejada de la racionalidad
urbana.
“El último vuelo” es un ejemplo de la
estructura cortazariana de “Axolotl” (o de muchos otros), con ese giro de tuerca,
al modo de The Twilight Zone. En este caso, un soldado que participa en
una guerra termina por ocupar otro tipo de condición animal, que también remite
a “El caballero Carmelo” de Valdelomar.
“Más allá del barranco” es un
cuento lovecraftniano de gran factura, con ciertos ecos religiosos. Quiroz estudió
filosofía en la Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima, y algunas
sensaciones e ideas aparecen en este, y en algún pasaje de otros textos.
En cuanto a la historia del Perú contemporáneo
hay alusiones tanto al conflicto con el Ecuador de 1995 (“El último vuelo”)
como a la violencia terrorista de los años 80. Sobre este periodo, es lugar
común la idea de víctimas exclusivamente por manos de militares (así ha sido
representada en gran parte en el cine peruano y en su literatura). Quiroz
recoge también esta idea, pero creo que se hace necesario hacer una revisión de
esta media verdad. Salvo este microscópico pormenor, y como sostiene José Güich
en la contratapa, Raúl Quiroz con Oniros “consolida su militancia en
franjas nunca más paralelas o alternativas, sino absolutamente centrales en la
literatura peruana de la actualidad”
Elton Honores
Universidad Nacional Mayor de San Marcos
