Arthur
Chavez. El lienzo de Blake. Huánuco: Rocinante, 2019. 88 p.
La opera prima de Arthur Chávez (Huánuco, 1990) muestra el avance (o
trabajo en progreso) de un nuevo narrador peruano, es decir, si bien hay temas
en común en los cuentos que son transversales al libro (el terror urbano, las
perversiones), Chávez está aún en la búsqueda de lograr una voz singular. Y
este libro apunta a ese objetivo. Los seis cuentos incluidos transitan más por
los ámbitos del cuento extraño, que del cuento fantástico (salvo quizás “La
maldición del banner”, acaso el cuento mejor logrado del libro). Cuando nos
referimos al cuento extraño hacemos alusión a un cuento que posee un registro
mimético-verosímil, (“realista”, digamos en términos sencillos), pero que
abordan una parcela de la “realidad”, que es poco representada, por ejemplo en
mundo de la locura, de lo insano, de las perversiones o patologías ocultas,
etc., que llegan al crimen. En ese punto, Chávez logra dar un ritmo y mantener
cierta tensión en cada historia, además, logra adentrarse en los mundos interiores
de los personajes anómalos y criminales, que salen de lo ordinario o común.
Y aquí radica uno de los
rasgos de esos personajes, que se repite en varios cuentos: no solo su carácter
excéntrico o fuera de lo normal, sino la noción del “niño-genio”, con una
inteligencia muy por encima del resto de personas, que puede llevar al lector a
cierta inverosimilitud. En “El lienzo de Blake” presenta a un artista
obsesionado con capturar mediante el color un fragmento del mundo, que pueda
ser eterno o perpetuo, pero esto solo es posible a través del uso de la propia
sangre humana, tal como lo sugiere un extraño manuscrito sobre pintura. La mujer
aludida en la pintura representa más un estereotipo de la “femme fatale” (o
mujer fatal). Descubrimos que hay pulsiones eróticas dentro del cuento y sobre
la cual se apoya el acto de creación en general. Hay también una visión
negativa de la mujer como agente del mal, propio del cuento modernista, o de
los relatos de Poe; una visión de la mujer a la que se le atribuye una función
en concreto: la de ser una máquina sexual.
“El maestro”, “De Eros a
Keres” y “Crimen perfecto” permiten que Huánuco entre en la modernidad gracias
a la figura del asesino en serie o psicópata. Las grandes ciudades del mundo
tienen sus áreas restringidas, prohibidas o peligrosas, así como sus propios
“asesinos en serie”. Entonces, desde la ficción, instala al lector en un
espacio de mayor tensión, que puede convertir a Huánuco en centro antes que en
periferia. En el caso de “El maestro”, su final abierto hace pensar más en el
inicio de una narración más extensa, porque no queda clara la culpabilidad del
aparente criminal, y el supuesto acto de venganza contra él, tampoco, es
ambiguo. En algún punto, la idea de ser vigilado remite también al universo
orwelliano e incluso a The Matrix, pero desde un marco realista. En cuanto a
“De Eros a Keres”, parricidio, asesinato y necrofilia, sadismo e incluso el
canibalismo se unen en un psicópata. No hay manera de establecer una jerarquía
de anomalías. Pero como muchas veces preguntan en los cursos de Literatura de
las escuelas de secundaria ¿Cuál es el mensaje? Podemos agregar: ¿Qué el mal
triunfa? ¿Qué la perversión es imparable, cada vez más extrema y menos
sorpresiva? ¿Qué nos hemos acostumbrado al horror diario? ¿O se trata de una
“poética” en la que el autor quiere decirnos que no hay límites para la
imaginación, porque se trata de la imaginación? ¿No?
“Crimen perfecto” insiste en
el destino, en personajes aburridos de la modernidad y de la tecnología que
necesitan experimentar situaciones extremas. Son psicópatas que se parecen a
los de Tesis de Alejandro Amenabar,
cuya historia transcurre en un ámbito universitario, y que es otro de los
rasgos transversales del libro. “El último adiós” es un
cuento de fantasmas que establece redes intertextuales sobre todo con el cine
de terror de Hollywood.
Finalmente llegamos a “La
maldición del banner” (no se seguido el orden de los cuentos tal como están en
el libro). Es notable por varias razones: aprovecha un elemento urbano muy
extendido “el uso del banner publicitario”) para crear una leyenda urbana. En
segundo lugar establece con claridad la ubicación espacial en territorio
regional. En tercer lugar, apela a la noción premoderna del “destino” o fatum (fatalidad),
para darle verosimilitud así como adentrase el mundo de los sueños y pesadillas
que borran las fronteras entre la realidad y la ficción. Y finalmente, porque
presenta un final que se ajusta a la noción clásica del cuento, pero con un
cierto nivel de ambigüedad que permite una lectura realista (la casualidad)
como fantástica (el destino o maldición).
Es claro que el autor está
influenciado por la TV. y el cine, por ejemplo, en películas como Destino final o Feliz día de tu muerte para “La maldición del banner”. O el hotel
Overlook de El resplandor de Kubrick
en la imagen de la casa por momentos laberíntica de Aaron en “El lienzo de
Blake”; y el personaje de Hannibal Lecter de El silencio de los inocentes, para “De Eros a Keres”. En el caso de
la TV., por ese hálito de serie o “serial”, es decir, que la historia
continuará. El lector puede establecer estas u otras intertextualidades, más
allá de la influencia directa.
Como toda opera prima el
libro tiene aciertos y también cosas por corregir (por ejemplo, los
innecesarios párrafos o microhistorias o estados de ánimo, que anteceden a cada
cuento, que son más bien “ruido”); pero son mayores los aciertos en este
singular libro de terror urbano.
Elton
Honores
Universidad
Nacional Mayor de San Marcos