José
Güich, Carlos López Degregori [y] Alejandro Susti. Extrañas criaturas.
Antología del microrrelato peruano moderno. Lima: Universidad de Lima, 2018.
444 p.
La banda integrada por José
Güich, Carlos López Degregori y Alejandro Susti acaba de publicar Extrañas criaturas. Antología del
microrrelato peruano moderno. Se trata de un trabajo exquisito (según la
RAE, “de singular y extraordinaria calidad”) que busca proponer un canon del
microrrelato peruano. A diferencia de las dos últimas publicadas Circo de pulgas (2012), de Rony Vásquez,
monumental trabajo que muestra gran parte del corpus o el de Óscar Gallegos con Cincuenta microrrelatos de la Generación
del 50 (2014), centrada en la década señalada en el título, Extrañas criaturas opta por autores del
canon y trabajos “canonizables” (sobre todo para autores del siglo XXI).
La sección inicial más
extensa es la de Alejandro Susti, quien ofrece una buena síntesis de las
reflexiones teóricas sobre el microrrelato, apoyándose durante su exposición en
diversos autores como Lagmanovich, Siles, Calvo Revilla o Friedman. Susti
destaca cinco elementos: a) la ficcionalidad, entendida como la creación de una
realidad autónoma; b) la brevedad, que se apoya necesariamente en la elipsis y
la omisión de información; c) la narratividad, es decir, secuencia de acciones;
d) la hibridación, que permite incluso asociar al microrrelato a géneros
extraliterarios, propios del horizonte posmoderno; y e) la unidad, es decir a
la totalidad en sí misma del texto.
Siguiendo a López Degregori
tendríamos un primer grupo de narradores del 50 (Salazar Bondy, Mejía Valera,
Zavaleta, Meneses, Rivera Saavedra, Gálvez Ronceros, Adolph, Loayza y Oviedo);
autores nacidos en los años 40 (Díaz Herrera, Ortega y Belevan); autores de los
años 80 (Susti, Prochazka, Herrera e Iwasaki); y autores del siglo XXI
(Donayre, Salvo, Sumalavia, Benza González, Zúñiga y Saldívar).
El único reparo que se puede
señalar es la brevedad de las presentaciones (sobre todo en “introducción” y “breve
panorama”) que bien pudieran haber sido más amplias dada la calidad del corpus
y trabajos previos sobre el microrrelato; y agregar que se nota la ausencia de algunos
otros miembros de la Generación del 50. En compensación los autores incluyen
trabajos de José B. Adolph y José Miguel Oviedo y algunos inéditos de Sebastián
Salazar Bondy.
Como sostiene Güich en la
introducción, hoy “asistimos a una progresiva emergencia y establecimiento […]”
de estos géneros (el microrrelato, lo fantástico, la ciencia ficción y el
policial), considerados en el pasado como “menores” o “curiosidades” (15). Trabajos
como los de este trío de investigadores ofrecen la oportunidad de poner en
circulación textos, autores y sobre todo, asentar esta tradición como
patrimonio nuestro.
Elton Honores