martes, 1 de octubre de 2024

Randolph Markowsky. Carnalidad cósmica. Lima: Asterión, 2024. 79 p.

 

Randolph Markowsky. Carnalidad cósmica. Lima: Asterión, 2024. 79 p.

 

Este es el tercer libro de Randolph Markowsky (Lima, 1972), de quien ya hemos comentado su segundo libro El porquero del infierno y otros relatos (2023). Carnalidad cósmica es un intento de ir más allá de lo que proponía en su anterior libro.

Si algo caracteriza a la NNP (Nueva Narrativa Peruana) del s. XXI sería que esta producción estuvo “[…] marcada por el trauma del ciclo de la violencia política (1980-2000), que haría que todo lo publicado en el siglo XXI sea NNP. Según el establishment en medios periodísticos, los primeros años del siglo XXI estuvieron dominados por la narrativa de la violencia y hacia la mitad de la década pasada esta fue desplazada por la autoficción de la clase media-alta limeña” (Honores, 2021). De entre los nuevos rasgos de esta NNP destacan hoy el uso de la violencia y la representación del sexo en este “realismo residual” (Honores, 2022).

Como toda nueva generación la NNP trata de no parecerse a la anterior. En ese marco -dentro de la tradición fantástica- el horror fue una opción poco explorada. Con claridad dos solitarios autores de los años 90 transitaron por este registro como Carlos Carrillo y Lucio Colonna-Preti, y quizás algo en la narrativa de Adolph. En general no hubo tradición del horror sino hasta la primera década del s. XXI. Al haber sido poco explorada quizás el uso del horror de un mayor margen para la originalidad y para buscar una singularidad dentro del campo de lo fantástico -en general.

Ahora bien, este libro plantea más preguntas sobre el campo mismo, pues si consideramos que el día de hoy lo más mainstream que se consume son las “novelas juveniles”, esas sagas acerca de la vida amorosa adolescente del primer mundo, las novelas de “fantasía”, y la cultura “kawaii”; el horror -en general- viene a confrontar esa pasividad, ingenuidad, y mirada rosa sobre la vida contemporánea.

Lo más interesante del libro es la reflexión de Markowsky “A manera de introducción: Somos polvo de estrellas”, texto en el que el autor traza una genealogía de autores del género de CF que trabajaron registros menos comerciales, y que tuvieron en el sexo el leit motiv de sus historias. Esto es también problemático porque cuando se habla de CF las referencias inmediatas son Asimov, Bradbury, Dick o Clarke (cuya principal producción se remite a los años 50 y 60), y de ahí los consumidores saltan a Brandon Sanderson -dado que ya pasó la fiebre por Game of Thrones de George R.R. Martin- o a Liú Cíxīn. Algo similar ocurre en el registro realista local que de los clásicos  realistas Ribeyro y Vargas Llosa se trasladan a Bayly. Es decir, en ambas operaciones se dejan de lado una serie de autores (¿“menores”?) en cada registro y con matices singulares.

Markowsky decide así inscribirse en otra tradición de CF que no es la mainstream, sino periférica, marginal o complementaria a la de los “grandes” referentes, como lo son Farmer, Heinlein, Sturgeon o Le Guin, conocidos más por lectores de gueto, o el fandom (excepto Le Guin). El autor traza algunas referencias adicionales sobre la sexualidad, la representación en el cine erótico y pornográfico, con la intención de “transgredir los límites de lo (sexualmente) insólito en los géneros de fantasía y ciencia ficción, con un enfoque ciertamente disruptivo” (12).

El libro ofrece 5 relatos, 2 ubicados en un marco de CF, 2 “realistas” (incluida la realidad virtual) y uno de corte historicista, dado que se ambienta en el mundo prehispánico (¿“soñaron” los indígenas con pulsiones sexuales?). El resultado es desigual dado que no hay dramaticidad, sino más bien espectacularidad y cierto registro propio del realismo sucio. No llega a los niveles de transgresión lírica entre lo sexual y lo distópico propuestos por Alberto Hidalgo en Aquí está el Anticristo (1957), que le llevó a ser excomulgado (cfr. Nación fantasma, 2024).

Si hay algo que reconocer a Markowsky es el intento de salir de una zona de confort del propio horror e intentar explorar otras cuestiones, como ocurre en el lovecraftniano “El útero de Yidhra”, primer cuento del libro y el que mejor expresa su estilo. Pero, si lo “kawaii” entretiene, ¿Puede entretener el horror?

Elton Honores

Universidad Nacional Mayor de San Marcos

 

Referencias

Honores, E. (2021). “Ricardo Sumalavia (Dirección técnica). Selección peruana 2015-2021. Lima: Estruendomudo, 2021. 240 p. Diseño de portada: Grettel Montesinos”. http://eltonhonores.blogspot.com/2021/09/ricardo-sumalavia-direccion-tecnica.html

Honores, E. (2022). “El realismo residual”. http://eltonhonores.blogspot.com/2022/09/el-realismo-residual.html

Honores, E. (2024). Nación fantasma. Ciencia ficción en la novela peruana (1917-1984). Lima: UNMSM.