A Toño Cisneros, en octubre
Por
Rosina Valcárcel
Yo
estoy en Salvador de Bahía, Toño, bajo el sol quemante y tus versos. Te vas en
un bello ritual de amor. Te vas porque quieres. Te marchas, solitario, aunque
sepas que siempre tendrás una silla en esta fiesta. Dime, Antonio, dónde
comienza el desierto del desierto de la muerte veloz. ¿Existe el viaje al más
allá? ¿La página lila al vacío? Para hacer el amor, eternamente, leo tus
poemas. El viento señaló tu partida, el viento de octubre y el silencio.
Ese aullido del mar sin cesar. Te
vas, Toño, te vas con tu mochila en la espalda, como un joven beat de Lima, que
ama la brisa, las muchachas y la Poesía. (Salvador de Bahía, 6
de octubre de 2012)