martes, 2 de octubre de 2012

Benigno Palero. Maimini. El valle de los condenados. Lima: Edición del autor, 2012. 143 pp.


Obra maestra ****
Muy buena ***
Buena**
Regular *



Benigno Palero. Maimini. El valle de los condenados. Lima: Edición del autor, 2012. 143 pp.
                Benigno Palero (Puno, 1957) acaba de publicar su opera prima: Maimini. El valle de los condenados. Se trata de una novela de vampiros con claras reminiscencias andinas, construida desde la memoria social. Maimini tiene tres momentos definidos. Los capítulos I - V especulan sobre la presencia vampírica en las zonas periféricas del imperio inca, en el ocaso, alejadas del reino, en pleno siglo XVI. Tras una elipsis, los capítulos VI – XIII ubican la historia en 1960. Los personajes principales de la novela (Mamacha Munaya y Jahua Runa) aparecen nuevamente en medio del horror de la población. En estos dos segmentos se concentra el mayor encanto de la novela y aporte del autor por la verosimilitud e imaginación con que aborda esta situación ficcional. Estos dos apartados tienen ciertos ecos lovecraftnianos, en donde el horror acecha a los personajes, con momentos narrativos realmente magistrales,  modélicos para una narrativa de terror andino.

La tercera parte, los capítulos XIV – XVIII más el epílogo, va de la sátira (la visión moderna y actualizada del infierno de Dante) hacia el humor, formas que distienden el efecto de terror conseguido en las dos primeras partes de la novela. El registro de la novela pierde cierto peso, efecto y dominio de lo siniestro, acercándose más a lo alegórico y lo maravilloso,  con un final en el que los amantes se reúnen. Queda la posibilidad de una lectura más sociológica, que sugiere un estado de cosas excepcionales en un espacio olvidado -como Maimini- por los centros de poder, en donde ser “condenado” significa  simbólicamente no solo haber cometido una falta grave en la comunidad, sino que también remite a aquellos individuos marcados por la carencia casi absoluta, sin posibilidades de progreso.

                El balance de la novela es positivo, teniendo en cuenta que se trata de un relato de terror que mantiene en grandes momentos y con soberbia factura los universos tenebrosos del terror proveniente del imaginario andino; y de otro lado, es la opera prima del autor. Ignoro los futuros proyectos de Benigno Palero, pero el terror será, sin duda, un camino posible y muy provechoso.


Elton Honores
Universidad Nacional Mayor de San Marcos