Rodrigo Núñez Carvallo. Sed de Sangre. Lima: QG editores, 2011. 48 pp.
Obra maestra ****
Muy buena ***
Buena**
Regular *
Si es posible unir historias tan disímiles como Paranoid Park de Gus van Sant y The Texas Chainsaw Massacre de Tobe Hooper, Rodrigo Núñez Carvallo (Lima, 1953) lo ha conseguido. Y es que el mundo adolescente que tiene en el skate una forma de reafirmarse como individuo, se une al terror –en este caso sobrenatural– de seres que aman la noche, que beben sangre para mantener la juventud eterna, seres imposibles más allá de toda lógica que coexisten e interrelacionan con nosotros –ignorantes de su condición.
Como toda historia fantástica que apela al monstruo, es difícil dejar de lado la larga tradición sobre el particular (la chica ávida por lo sexual; la transgresión de lo prohibido; la metamorfosis, el mundo nocturno, los colmillos, la sangre en sí). Sin embargo, el autor logra imponer un sello personal (más allá de ubicar la historia en espacios limeños socialmente emergentes y acomodados).
Socialmente podemos establecer que el mundo vampírico –de Cinthia y su familia– es de cuño aristocrático, mientras que el sector “emergente” –expresado en Renzo– termina siendo vampirizado (quizás él inconscientemente desea “unirse” también en términos económicos) por efectos del amor. La atmósfera de la fiesta vampírica más que gótica es hardcore punk o metal (dixit: el pogo).
El final abierto deja en la incertidumbre de si Renzo, ya transformado conseguirá a su primera víctima (Zoe, amiga de Cinthia) o si ésta logrará salir indemne de esa circunstancia. Si lo último es hipotéticamente posible, también nosotros podemos estar seguros al no volver a transgredir lo prohibido.
Elton Honores
Universidad San Ignacio de Loyola