domingo, 26 de junio de 2011

Él [Julio Meza Díaz]. Matemáticas sentimental. Lima: Ínfima, 2011. 51 pp.



Él [Julio Meza Díaz]. Matemáticas sentimental. Lima: Ínfima, 2011. 51 pp.

Obra maestra ****
Muy buena ***
Buena**
Regular *

Él, alter-ego de Julio Meza Díaz (Lima, 1981) y personaje de la novela Solo un punto (2010), acaba de hacerse presencia tangible con este primer libro de poemas, ganador de un concurso literario. Llama la atención del prólogo y del colofón las aliteraciones del fonema (s) que semejan el sonido del beso, sin embargo, el gran tema que recorre el libro es el problema de la identidad. La primera parte se denomina “Euclides y amigos”; la segunda, “No-Euclides y amigos”.

Así, en el primer poema (“La grave ley de la Ley de la Gravedad”) hay una trasmutación del sentido de lo bello, una inversión del orden en donde la materia de lo no poético puede llegar a serlo, por eso, “caer delicadamente” o “caer con violencia” semejan dos posibilidades estéticas: lo bello y lo horrible, que a veces terminan carnavalizándose.

En el segundo poema (“Causa y efecto”) se expresa el deseo de una unión ideal, de una fusión, sin embargo, cuando tanto la causa como la consecuencia decaen, el universo pierde su sentido. Y es que el universo, es solo una construcción, una arbitrariedad, una convención (o como diría Borges, una costumbre para referirse a la muerte). En “Principios de identidad”, descubrimos que “A” posee máscaras con las cuales oculta al ser. Por ello, mientras conversa amablemente con B y C, termina luego odiándolos.

En “1+1=/=2” hay una interesante conceptualización entre aquello que resulta un ente (cosa o res) en progreso (1+1) y lo estático (2). En 1+1, el resultado no es definitorio; en 2, resulta una totalidad inmutable y final. En “Cero”, vemos cómo puede ser ambivalente dependiendo de dónde se le ubique.

En la segunda parte del libro, la ironía será mayor, apelando a los juegos del lenguaje (“Teoría de las supersogas”), a la defensa del concepto de incertidumbre (“El mundo de la mecánica cuántica”), a la necesidad del propio reconocimiento del ser (“Respuesta de Agujero Negro”) o al actualizar lo infinito del amor en el aquí y el ahora (“Poema de amor”); todo ello con elementos minimalistas.

No es casual que el autor haya elegido como título dos conceptos antitéticos, que aparentemente se anulan entre sí: razón y sentimientos (Matemáticas sentimental). Sin duda, un libro de poesía nueva más allá de lo puramente ordinario.


Elton Honores
Universidad San Ignacio de Loyola