Jorge
Cabanillas. Cuentos impunes. Lima: Ediciones Rocinante, 2017. 81 p.
Jorge
Cabanillas Quispe (Huánuco, 1992) es autor de Cuentos impunes. El libro se
divide en dos partes: Soledades, Impunidades y una suerte de epílogo titulado
Destino final. Desde el título, el autor invita al lector a pensar en la
impunidad, es decir, en aquello que queda sin castigo. Se establece así un
díptico: justicia-castigo para los actos humanos que de alguna u otra forma
transgreden el orden social. La primera sección incluye cuatro relatos, con
personajes juveniles, románticos, al borde de la pasión amorosa, que aún no se
han liberado de la figura materna.
La
segunda parte, Impunidades, es más sugerente. “Destino de papel” construye una
escena en la que una muerta, desde el más allá ve cómo se decide su destino en
la otra vida, mientras es velada en el mundo de los vivos. En “Mishel” hay un
intento de referir la violencia terrorista y la del Estado, lo que obliga al
personaje central al desamparo, la pobreza y a la prostitución y la enfermedad
final. Mishel es sobretodo víctima. “Última parada” tiene elementos en común
con “Destino de papel”, con una conciencia que desde el más allá da sentido a
una historia de venganza.
La
sección Destino final se cierra con un cuento “Condena perpetua”, el mejor
texto del libro. Hay dos planos de realidad: un moribundo al borde de la
muerte, un pecador que no se arrepiente de sus actos; en el otro, Dios y el
Diablo discuten sobre el destino que le corresponde. La vuelta de tuerca es que
la sabiduría final de Dios no es condenarlo al Infierno sino a que le cante en
el Cielo. Los Cuentos malévolos de Clemente Palma cobran eco en este cuento.
El melodrama,
una estructura compartida en la que se intercalan voces en espacio-tiempo
diferentes al presente de la narración, o mundos representados heredados de Los inocentes de Reynoso cruzan el
libro. Si bien se apela como telón de fondo a las ideas religiosas sobre el Cielo
o a la propia existencia de Dios, los personajes se inclinan hacia la
incredulidad. Asimismo, en el ámbito de la justicia, no siempre se recibe lo
que se merece, es decir, el mal (la muerte, la injusticia) triunfa. Por ello el
sentido patético o melodramático del conjunto.
Elton Honores
Universidad Nacional Mayor
de San Marcos