Mariana
Enríquez. LOS PELIGROS DE FUMAR EN LA CAMA. Lima: Santuario
Editorial, 2015. 163 páginas.
El libro de Mariana Enríquez es un conjunto de cuentos de
terror de estilo clásico, que se nutre tanto de la tradición argentina como de
la cultura e imaginario popular, pero que expresa, además, una herencia del
cine de David Cronenberg o Atom Egoyan. El principal eje de libro es su
aproximación a lo real que muchas veces lleva a los personajes a situaciones en
las que lo siniestro y el horror cobran vida en espacios vacíos o en presencias fantasmales que retornan porque
–como afirma Slavoj Žižek– “no están adecuadamente enterrados” (como ocurre en
“El desentierro de la Angelita”, “El mirador”, “Chicos que faltan” y “Cuando
hablábamos con los muertos”). Esa cosa real que se siente próxima es la
generadora del efecto del miedo. En varios cuentos el terror se hace presente
en espacios periféricos de la urbe, lejos del caos cotidiano, y más próximos a
la naturaleza. Los miedos de la infancia cobran vida, así como la esfera de lo
sexual y los ritos de iniciación relacionados a este construyen un universo en
el que son reales las brujas, los maleficios, pero también lo anormal y las
parafilias. La mujer monstruo adquiere potencia en los relatos como ser
marginal y transgresivo: como un ser otro.
El libro es un conjunto perfecto de relatos de terror
físico, que bajo las formas de lo natural encubre una dimensión sobrenatural,
es decir, a pesar del carácter realista de muchos cuentos la ambigüedad y la vacilación potencian aún más el terror.
Enríquez muestra un gran dominio de las técnicas, estructuras y códigos del
género. A la vez, esto le permite trastocar relatos clásicos como “El corazón
delator” de E. A. Poe en “Dónde estás corazón”; “Los niños del maíz” de S. King
en “Chicos que faltan”; o ecos lovecraftnianos en “Carne”, en todos con gran originalidad.
Si bien hay una causa-efecto en todos los cuentos que explican la irrupción posible de lo
fantástico (por ejemplo, el maleficio, o el milagro siniestro), solo en “Chicos
que faltan” no se llega a tener una explicación que se ajuste a la experiencia
de la realidad como algo compartido. El libro de Enríquez es un libro recoge lo
mejor de la tradición y lleva al lector a finales insospechados y perfectos.
Elton
Honores
Universidad
Nacional Mayor de San Marcos