martes, 26 de mayo de 2020

Ernesto Carlín. Ovnis en los andes. Lima: Altazor, 2016. 94 p.

Presentan en Ayacucho novela "Ovnis en los Andes", de Ernesto ...




Ernesto Carlín. Ovnis en los andes. Lima: Altazor, 2016. 94 p.

            Ovnis en los andes (2016) de Ernesto Carlín (Lima, 1974) es una novela breve que podría considerase (o no) como CF. Algunos lectores han destacado ciertos aspectos de la novela. Carlos Guerrero resalta el humor negro y lenguaje coloquial y que “Por momentos da la impresión que nos están contando una historia en una cantina”[i]. Con buen ojo Daniel Salvo ve en la novela como un artefacto que rompe paradigmas ya que se burla y homenajea a la CF: “Carlin  nos regala a los personajes más antiheróicos que pueda imaginarse, un auténtico desfile de pícaros, oportunistas y nerds vengativos que parecen resumir lo más representativo de nuestra idiosincrasia nacional”[ii]. Richard Rimachi destaca el carácter de falso documental y que si bien “se noveliza (dramatiza dice el prólogo) su contenido en un intento subyacente de ironizar la formalidad de un texto no ficcional. El problema de esta intención es la falta de concordancia entre todos los capítulos”[iii].
            En primer lugar sería oportuno definir si pertenece o no al campo de la CF. Y considero que no (lo que no hace per se que sea una buena o mala novela), porque este OVNI (Objeto Volador No Identificado) de Carlín es hecho en Perú y no forman parte sensu stricto de la ingeniería alienígena, más allá de la alusión al Hangar 51. Así que es más una simulación y una réplica de un modelo, que tampoco se hace explícito lo extraterrestre. Quizás la única secuencia –en este caso, fantástica- sea la titulada “El otro soy yo”, con alusión a Looper (2012) de Rian Johnson, y obviamente a Borges. Así que podemos afirmar que juega con ciertos códigos de la CF, tanto en los paratextos como en las intertextualidades; y que utiliza el humor para darle un tono local y hacer más verosímil la historia.
Ovnis en los andes es más bien una novela biográfica y carnavalesca, de ahí la reiteración de ejercicios masturbatorios de los personajes o la permanente fijación por el culo femenino (queda a criterio del lector o lectora el machismo cavernario o no del narrador, o de si la escena funciona o no como “humor negro”), pero sin la intención de “Gracias y desgracias del ojo del culo” de Quevedo. Daniel Salvo habla de la picaresca, que puede ubicarse dentro del “Siglo de Oro” español, entre los siglos XV y XVII, y quizás –en esa línea- podría leerse la novela como falsa autobiografía y establecer una comparación entre el “periodista” como un sujeto marginal y excluido de las instituciones del poder (de ahí el tono autobiográfico y sus licencias ficcionales), aunque sabemos que no es así. En cuanto al lenguaje, este es coloquial y las pulsiones sexuales tienen un aire bukowskiano, de celebración de la vida, que desentona con la línea principal de la novela, orientada a hacer una investigación documental sobre este fenómeno en Perú, tal como se plantea al inicio.
Es curioso que las apariciones del “OVNI” en la novela estén ligadas a periodos de inestabilidad geopolítica (tensiones con Chile en los años 70; y conflicto con el Ecuador en los 80), acaso no solo como fantasías del progreso militar sino como formas evasivas, es decir, “cortinas de humo”, que como es sabido son generados en la prensa por los grupos de poder económico. Y en el que la música criolla sirve de telón de fondo para estas “hazañas” militares, lo que otorga color local a las escenas, pero a la vez las ridiculiza.
El último capítulo rinde homenaje a Ribeyro de “Doblaje” y “La insignia” –en un juego metatextual- y como anota Rimachi, no se articula con los otros capítulos de la novela. Es más, podemos afirmar que estas secuencias inconexas se inscriban dentro de un paradigma posmoderno, basado en la fragmentación del relato y en el hecho de que no hay verdades últimas. Si bien no llega al cinismo de relativizar la verdad al sostener que hay muchas verdades y de que todo es interpretable, deja en manos del lector ese descubrimiento. “La verdad está por allí” dice el autor. Y efectivamente, existe, debe de estar, ya sea en la materialidad del cuerpo y del deseo, en las civilizaciones extraterrestres, o en la existencia de intrigas secretas, como sugiere el último capítulo del libro.

Elton Honores
Universidad Nacional Mayor de San Marcos


[i] https://nosgustacriticarlos.wordpress.com/2017/08/21/ovnis-en-los-andes/
[ii] https://danielsalvo.wordpress.com/2016/08/14/ovnis-en-los-andesernesto-carlin/
[iii] http://entrecanibales.net/index.php/inicio/article/view/22/23