martes, 5 de abril de 2016

Víctor Ruiz Velazco. La felicidad es un arma caliente. Lima: Animal de invierno, 2015. 99 pp.




Víctor Ruiz Velazco. La felicidad es un arma caliente. Lima: Animal de invierno, 2015. 99 pp.

 

Es un lugar común afirmar que la narrativa del siglo XXI está influenciada notablemente por la cultura de masas. El libro de cuentos de Víctor Ruiz Velazco (Lima, 1982) no es ajeno a esta idea dominante, sobre todo por la presencia del rock o el cine (sobre todo la “comedia romántica” del cine norteamericano, pero sin el “happy end”). Las referencias van desde The Beatles a David Bowie, de Leonard Cohen a Bob Dylan, es decir, se trata de un libro de arquitectura musical, de crónicas urbanas sobre un mundo globalizado en el que predominan los afectos. Estos (sobre todo el amor) son vistos desde una nostalgia que engloba rock y amor como en High Fidelity (2000) de Stephen Frears, sobre todo en los cuentos “El lugar más horrible” y “Mujer con perro” con gran dominio del absurdo y del humor. En ellos, los personajes son inmaduros, se sitúan entre la zona de confort del sujeto soltero, que posee una vida independiente frente al compromiso de aceptar una relación y vivir juntos con otra persona.

Otros textos abordan la relación entre padres e hijos y sus implicancias afectivas (la distancia, la figura desconocida o ausente del padre). Pero Ruiz Velazco tiene el buen gusto de no hacerlo desde el trauma psicológico o la angustia sino desde la nostalgia. Esto ocurre en “Una lección de manejo” (en el que hay cierto guiño a Los amantes del círculo polar de Medem, en las cartas de amor infantil) o “This land is your land”. Son historias de un pasado personal que uno puede evocar como cuando escucha una vieja canción.

Las relaciones de pareja serán otro eje del libro. A los ya citados, tenemos que en “La edad perfecta” se narra los últimos momentos de la unión de una pareja de amantes. Todo parece funcionar por años (aunque ambos estén marcados más por la rutina o el hábito), pero si el lector presta atención es claro que desde el comienzo hay dos fantasías que se oponen: lo que uno hace (o piensa) frente a lo que el otro desea en realidad. Es como un juego de poder en el que alguno tiene que ceder, pero que en el fondo, ninguno apunta hacia una misma dirección o futuro común. En ese sentido, el viajar no es solo salir de la rutina laboral, sino que “viajar” es escapar de la propia relación. En “Tres amigos”, el mejor texto del libro (es un cuento redondo, perfecto) retoma la idea de la vida comunitaria de amigos que se enamoran al modo de Singles (1992) de Cameron Crowe. El cuento –como muchos otros del libro- esa atmósfera ribeyriana marcada por el fracaso del héroe o la inercia futura.

La felicidad es un arma caliente –título de una canción incluida en el álbum blanco de The Beatles- parece indicar que la felicidad dura un instante, lo que dura el fogonazo del disparo, pues luego, este se va desvaneciendo en el aire o se reduce a humo.

 

Elton Honores

Universidad Nacional Mayor de San Marcos