martes, 27 de mayo de 2014

Ernesto Carlín. Lima Subte. Lima: Altazor, 2012. 78 pp.



Obra maestra ****
Muy buena ***
Buena**
Regular *



Ernesto Carlín. Lima Subte. Lima: Altazor, 2012. 78 pp.

Desde la nostalgia, Ernesto Carlín (Callao, 1974) refiere mediante el uso de una narración fragmentada y múltiples voces, parte del movimiento del rock subterráneo en la figura de Leonardo Bacteria, músico peruano fallecido en 2011. La novela, al modo de las narraciones juveniles, explora las vicisitudes y deseos de una generación de jóvenes que terminó por asimilarse al orden establecido, orden que era atacado y criticado en las letras de múltiples canciones. Lo “subte” aparece entonces como nostalgia, como algo perdido asociado a la juventud (por más que en la última escena se sugiera que uno de los personajes vuelve a revivir a instalarse en ese espíritu rebelde -como podría ser la violencia innata de Álex en La naranja mecánica de Kubrick- a través del “pogo”). Ese espíritu iconoclasta y parricida es parte de lo que Oswaldo Reynoso denominaba  como “servicio obligatorio”, es decir, ser rebelde como parte del proceso de madurez, para luego integrarse al establishment. La adultez implicaría entonces la pérdida de esos mismos valores de búsqueda personal, inconformismo social y cuestionamiento permanente, asociados a la juventud. No estoy seguro de si la novela demuestra que el “punk no ha muerto” o lo contrario. Lo cierto es que en la sección 7 se plantea una suerte de poética del artista (la búsqueda de expresión permanente que nunca se satisface plenamente) y su condición marginal (artistas que mueren haciendo lo que saben en el más completo olvido).  La novela es un “volver al pasado”, pero como objeto de deseo imposible, ya que el tiempo parece borrar ese pasado reciente de violencia política apenas representado, y mantiene al lector en un presente mucho más cómodo, sin riesgos, pero también, sin futuro.

Elton Honores

Universidad Nacional Mayor de San Marcos