Daniel Mogollón Alegría. El laberinto. Lima: Ambar, 2018. 99 p.
Con varias ediciones independientes, El laberinto, opera prima y sobresaliente novela de Daniel Mogollón Alegría (Piura, 1981) no recibió la atención que ameritaba dentro de la literatura juvenil. La novela está marcada por dos claves: la aventura y la acción, así como una dimensión mítica-maravillosa que la emparienta con obras audiovisuales como Labyrinth (1986), la versión fílmica de El Señor de los Anillos: la Comunidad del Anillo (2001), y ciertos rasgos del personaje femenino de Sarah Connor en Terminator 2 (1991); e incluso con el mito griego del minotauro. Obviamente, estas intertextualidades con lo audiovisual no suponen un demérito, sino que en la narrativa contemporánea son más bien una norma.
Ahora bien, la historia tiene un substrato maravilloso que se asienta en la existencia de seres mágicos como los duendes, pero que son figuras más bien malignas (bien justificadas y que reciben su sanción final) que amenazan a la comunidad y al personaje central. El inicio de la novela es notable justamente por esta dimensión legendaria y mítica. Luego pasamos a un tiempo presente, con un inicio en el que se presenta al personaje central, y que como historia sigue el “camino del héroe” y que tendrá una clara transformación: abandona su casa, debe superar pruebas, y al final es una persona diferente a la del inicio. Mogollón se las ingenia para introducir escenas tópicas, pero que adquieren originalidad dentro de la propia narración central.
La literatura regional cuenta con una nula o inexistente difusión en Lima. El caso de Mogollón es solo un ejemplo de este centralismo que, muchas veces, sigue solo modas dentro de un género aún marginal como el fantástico. Su segundo libro Relatos de noche (2023), salvo la sinopsis de la BNP, tampoco tiene una reseña crítica.
Elton Honores
Universidad Nacional Mayor de San Marcos