Hans Rothgiesser. Réquiem por Lima.
Lima: Altazor, 2014. 174 pp.
Con un tiraje de 2,000 ejemplares
agotados (comunicación personal con el autor), Requiem por Lima ha sido la gran sorpresa de Hans Rothgiesser
(Lima, 1975), autor de El heraldo en el
muelle (2009), El heraldo en la barca (2010) y Albatros (2013), novelas que se insertan dentro del fantasy. El autor sostiene que: “Escribir
una historia de zombis que transcurre en Lima es fácil, porque Lima ya es una ciudad
que está a un paso del escenario post apocalíptico […]”. Con un estilo descriptivo,
lenguaje sencillo (no metafórico o poético) y de fácil lectura, la novela utiliza
un futuro distópico para aludir a los grandes problemas que atraviesa la nación
y la sociedad contemporánea, que han pasado desapercibidos en los pocos
comentarios anteriores sobre el libro.
La novela se sustenta en dos ejes:
la aventura y lo posmoderno. Sobre lo primero queda claro que la narración
tiende a poner énfasis en los enfrentamientos con los zombis, la lucha, su
aniquilación y el escape de la amenaza. Sobre lo segundo, el futuro que plantea
Rothgiesser propone un marco ético en el que se privilegia el individualismo y
el egoísmo, pues el personaje central, tras la muerte de su familia confiesa que
“Desde ese momento entendí que para sobrevivir en este nuevo mundo cada quien tiene que velar por sí mismo”
(59, énfasis míos). Asistimos a la muerte y desestructuración de la familia –como
ocurre en el registro realista de la novela peruana del siglo XXI. Al
individualismo se suma el poco afecto hacia lo humano: “[…] desde entonces no
he tenido la capacidad de sentir apego por otro ser humano” (60). Pero en ese
futuro todavía hay personas que han perdido a su familia y quieren volver a
fundar una, más por nostalgia ya que no se sustenta en un parentesco de sangre.
De igual modo un personaje secundario luego del apocalipsis logra hacer
realidad sus fantasías: vivir en un lujoso penthouse
(85). Aún en el desastre las fantasías existen. Incluso hay un deseo del
personaje central de “venir y enfrentarme a estas situaciones, estar cerca de
la muerte” (138). Ser un “caminante” es vivir al extremo, tener una pulsión de
muerte permanente.
Lima ha sido infectada por zombis
(no se explica la causa), muchos han podido escapar, mientras la ciudad es
patrullada por las fuerzas militares, a quienes constantemente se les critica.
Una fuerza armada que es capaz de destruir la Huaca Puccllana con la idea de
matar más zombis, esconde una acción: los militares son capaces de destruir y
acabar con el pasado en aras de un bien colectivo futuro de una nación que no
existe. En un momento el personaje observa “[…] casas improvisadas hechas con
madera o con esteras. Incluso hay banderas del Perú. No sabía que aún había
gente que consideraba a esta nación como algo válido. Después de todo, apenas
comenzó la plaga el gobierno colapsó y lo único que quedó del régimen fue el
Ejército […] Pero no sabía que hubieran supervivientes en Lima que aún pensasen
en que había una nación de la que éramos parte. Me sorprende” (89). ¿Cómo
entender estas menciones?, ¿Alguna vez existió el Perú?, ¿Acaso sea difícil
aceptar que en el rincón más mísero de la nación exista orgullo por el Perú,
mientras una clase social privilegiada reniega del país y busca vivir en el
extranjero? ¿Es el futuro o el presente del que habla Rothgiesser?
Tras el apocalipsis zombi los
nativos, es decir, los que quedan aún en Lima son “[…] una maraña de tribus y
de grupos que viven desperdigados por lo que alguna vez había sido la ciudad”
(78). En ese marco surge una sociedad paralela a las fuerzas militares: los “halcones”,
que viven en las ruinas de la modernidad: el tren eléctrico. La figura del “caminante”
supone la existencia de un nuevo sistema económico, él obtiene “cosas” (medicinas,
tecnología) que otros, fuera de Lima, sí pueden pagar, ya sean por necesidad o
por simple nostalgia. En parte es una economía que no produce sino que “roba”
lo ya producido para el goce de unos pocos. Lima (Perú) como un gran almacén de
materias que cobran utilidad en otro grupo social. El “caminante” recibe una
paga por ello. Nuevamente ¿se habla del futuro o del presente?
La novela de Rothgiesser recoge las
ansiedades y fantasías de un sector social. La fantasía de ver destruida
Miraflores (como centro del poder económico peruano), tomada por los zombis
(¿el pueblo?) nos hace pensar que si Miraflores se destruye, a la vez se
destruiría el Perú, porque ¿Qué ocurre en este futuro apocalíptico con otros
distritos hoy emergentes? Aunque en Réquiem
por Lima se justifica el escenario elegido (Miraflores), por su cercanía al
mar, creemos que también es posible la lectura anterior.
Con todas sus particularidades, la
novela Réquiem por Lima no es solo un
gran avance en el trabajo de Rothgiesser, por su ambientación limeña, sino que
además, la novela será referente obligado para las narrativas de temática zombi.
Un modelo posible (junto con Historias de guerrillaz de Charles Huamaní) que demuestra el carácter político del género de CF. Una
novela se hace popular por los lectores (o medios masivos), pero no por los
críticos literarios. Así que la anunciada segunda parte, Réquiem por la Costa Verde, tiene todos los elementos para cosechar el
éxito comercial de esta primera entrega.
Elton Honores
Universidad Nacional Mayor de San Marcos