martes, 30 de julio de 2024

Carlos Orellana. Espejismos en la nada. Lima: Lluvia editores, 2022. 147 p.

 


 

Carlos Orellana. Espejismos en la nada. Lima: Lluvia editores, 2022. 147 p.

              Carlos Orellana (Callao, 1950) estudió Letras en la UNMSM y Ciencias Sociales en la PUCP. Publicó libros de poesía, narrativa (en clave policial y realista) y artículos diversos, además de ser ganador de algunos concursos locales. En la década de los años 90 fue secretario de prensa y “speechwritter” de ex presidente y dictador Alberto Fujimori, y que marcó su línea política en el s. XXI.

Alejándose del realismo dominante y del relato testimonial, en 2022 publicó Espejismos en la nada, un notable conjunto de 9 cuentos de corte fantástico, CF y relato de lo extraño, que pasó desapercibido. Este hecho puede explicarse por: a) factores políticos (extraliterarios); b) incapacidad o desidia de la prensa cultural (impresa y digital) por leer, procesar o documentar los últimos libros de ficción y atender más solo a los autores más “jóvenes”, independientes de su calidad (ser “joven” es un privilegio); c) promoción nula de editoriales locales en medios, saturada por la producción transatlántica. Puede haber otras causas, pero, la cultura no es ajena a lo político.

En cuanto al estilo podemos decir que estos cuentos son ribeyrianos y cortazarianos, principales referentes en la composición del libro. A nivel temático es frecuente la insistencia en el mundo de la Guerra Fría, los años 70, las conspiraciones políticas, la juventud rebelde; asimismo, la presencia de “objetos” fantásticos (un bastón, un cuadro, un “cuadrado gris”, sirven de pretexto para el acontecimiento imposible). Como conjunto, el libro es excelente, desde el trabajo con los diversos registros orales, o la representación de diversos puntos de vista de los personajes que poseen una clara carga psicológica, y por lo tanto, verosímil. En varios relatos es claro que son también personales exiliados por voluntad propia, o por fuerzas más poderosas y amenazantes. También desarrolla tópicos clásicos como el relato de fantasmas en “Espejismos en la nada”, al modo de los capítulos de The Twilight Zone; o la figura del doble y trastocamiento de identidades en “Los gemelos”. Sin animo de revelar las tramas de todo el conjunto, me centraré en tres narraciones de CF.

“Pájaro metálico” presenta un escenario apocalíptico o de fin del mundo en el que el planeta tierra está amenazado por el choque de un asteroide. El relato va develando la crisis social y política que genera, al punto que -en ese contexto- se produce un golpe de Estado por parte de los militares. La amenaza del asteroide pone también en crisis la ideología de los grupos de izquierda (cuyos personajes “conspiradores” son centrales en la narración) y las creencias religiosas. El final es bíblico y a la vez propio del fin del mundo. Si bien en un primer nivel de lectura se impone el discurso religioso; en un nivel de lectura alegórico la presencia amenazante (el asteroide) es equivalente a la figura de cualquier outsider político que viene a desestabilizar el status quo del país, ya que se percibe como amenaza potencial y hasta apocalíptica. Más aún porque se señala en un momento que el choque puede producirse nuevamente en un tiempo futuro, es decir, es una amenaza frecuente, tal como lo es una elección presidencial, cada 5 años.

"Última señal en el cielo" es otro relato apocalíptico. Nuevamente nos enfrentamos a una crisis que atraviesa el planeta, provocada por una tercera guerra mundial, de la que cada vez se conoce menos, ya que se interrumpen las comunicaciones y poco a poco se van restringiendo los suministros y la vida diaria se hace cada vez más difícil. Los militares de la zona realizan un golpe de Estado. En este caso, el personaje huye hacia un lugar seguro, pero el ambiente se va enrareciendo cada vez más, al punto de sugerir avistamientos ovnis y encuentros con alienígenas a quienes la población toma como ángeles del cielo. Parece decirnos el autor que en momentos de crisis social e inestabilidad siempre está latente el peligro que los militares tomen el poder. Así, el final de la narración ofrece una imagen bastante terrorífica de lo que nos depara, más allá de la racionalidad científica.

El último relato es “El enigma Morelia” acerca de los viajes en el tiempo. Entre el presente del narrador y sus recuerdos de su juventud, en los años 70, la historia alude a una misteriosa mujer del pasado de nombre Morelia y un misterioso objeto, un “cuadrado gris”, que el personaje central y sus amigos descubren -en su presente- que es muestra de una tecnología avanzada, pero encontrada en una zona arqueológica. El relato propone una intriga que va in crescendo de modo magistral, con la inevitable imagen final que prueba sus hipótesis.

A todo lo dicho anteriormente podemos agregar que tanto lo peruano como el substrato político funcionan bastante bien en los 9 cuentos del libro, de gran vuelo poético (que se hace extrañar en la narrativa más reciente), que puede convertir  realmente a Espejismos en la nada en un clásico del género fantástico y de CF si la fortuna crítica lo permite.

 

Elton Honores

Universidad Nacional Mayor de San Marcos

lunes, 29 de julio de 2024

Falco Rivera. Nunca más madre y otros relatos de horror. Lima: Acuedi, 2023. 185 p.

 

 


Falco Rivera. Nunca más madre y otros relatos de horror. Lima: Acuedi, 2023. 185 p.

              Falco Rivera (Lima, 1969) es fotógrafo y docente de artes visuales. En esta opera prima ofrece 5 relatos de género adscritos al horror. El horror en la literatura peruana se puso de moda en el s. XXI, quizás como remanente de lo que fue el horror real durante los años del terrorismo (1980-2000). Esta sería una posible explicación. Algunas editoriales en Lima se especializan en publicaciones de este tipo de registro. Para algunos puede resultar chocante (cuanto más chocante, repulsivo o transgresor, mejor. Basta con recordar la última ceremonia en las olimpiadas parisinas, para recordarnos la decadencia europea, o de buena parte de sus elites culturales). Debemos imaginar que si existen es porque hay un público lector interesado. Ninguna empresa editorial es un acto de bondad o se realiza por “amor al arte”, sino que debe de rentabilizar esos productos, ser autosostenible, en suma: no perder dinero para subsistir en la propia edición.

En el caso de Rivera no se trata de un horror extremo, sino que es una mezcla de dos vertientes: los relatos orales de nuestra sierra y la narrativa de Stephen King. Es decir, hay un substrato oral en alguna de sus historias de fantasmas, propia de los andes, a la que se suma cierta artificialidad de King en cuanto a la representación del horror. El  horror está en relación con la exacerbación de la materialidad del cuerpo, y algunos relatos tienen esa impronta, sobre todo el que da título al libro.

El primer relato “El accidente” puede considerase como CF y tiene claros vínculos con “Tesis” (1968) de José B. Adolph en la que se plantea una relectura de la historia bíblica, en la que unos viajeros espaciales se constituyen finalmente en la voz divina que anuncia a los fieles la construcción del arca de Noé, en un giro muy posmoderno, digno de cualquier capítulo “histórico” de “Alienígenas ancestrales” (cfr. Fantasmas del futuro: 395-396). En el texto de Falco ocurre algo similar dado que el discurso religioso propuesto en el cuento es leído desde códigos de la CF: un error en el viaje en el tiempo que permite que los astronautas del futuro reemplacen a Dios.

“La batalla de Santahua” y “El viaje del Maestrito” son los dos relatos más extensos y son también relatos de fantasmas. El primero narra una lucha alegórica entre el bien y el mal; el segundo recoge un extraño viaje envuelto en una niebla mala. En ambos casos King es el modelo central, con sus elementos grotescos que están dosificados.

En “El rolfie” se produce un trastocamiento espaciotemporal al modo de los cuentos de Cortázar, o de la serie The Twilight Zone de Rod Serling. Con tintes lovecraftnianos, la imaginación infantil puede resultar mucho más poderosa de lo que uno puede pensar.

Finalmente, en “Nunca más madre” hay una violencia extrema explícita, en consonancia con el horror (que remite al cine de género o al propio Tarantino). El personaje central muestra un odio inhumano hacia su propia madre a la que asesina y acusa de bruja. Pero la narración da un giro cuando desde el más allá, esa figura grotesca se cobre su propia venganza.

King plantea en su poética tres momentos: el terror, el horror y el asco (o lo abyecto). Cada uno va in crescendo. El terror es elegante, psicológico; el horror es físico, corporal; y el asco es el horror exacerbado. Quizás el tiempo que nos tocó vivir sea el de horror: del terror ya se encargan nuestros políticos.

 

Elton Honores

Universidad Nacional Mayor de San Marcos

Alfredo Dammert/ Gonzalo Macalopú. Planetas perdidos. Lima: Altazor, 2024. 236 p.

 


 

Alfredo Dammert/ Gonzalo Macalopú. Planetas perdidos. Lima: Altazor, 2024. 236 p.

Ingeniero industrial de profesión, Alfredo Dammert (Lima, 1944) inició su producción de ficción en 2008 con Batallas perdidas, a la que siguieron diversas novelas de CF, como Planetas perdidos en 2015. El leit motiv de la novela es la búsqueda de la mujer amada alienígena raptada a través de un viaje a otros planetas. Para Hans Rothgiesser (2015), la novela tiene como registro principal la aventura y “tiene mucho de John Carter o de Adam Strange”. Sobre el personaje central sostiene que es un agente “[…] pragmático.  No tiene ningún problema en engañar o en hacerle creer a una nativa de que está enamorado de ella, con tal de conseguir lo que quiere.  Esto es algo que Flash Gordon o Buck Rogers jamás harían”. Carlos de la Torre (2021) destaca del personaje central su “amplio conocimiento sobre las distintas culturas que habitaron la Tierra, lo cual le facilita interactuar con la sociedad extraterrestre con la que se encuentra. Este conocimiento, sumado a la disciplina que le brindó su oficio como profesor universitario de Historia, conecta con un pragmatismo casi amoral, que le permite realizar sus objetivos” (21).

 Sobre la novela también se ha dicho que “nos acerca al Tristán e Isolda de Wagner y al Drácula de Coppola por aquello del amor eterno, reúne bellas escenas románticas. En ellas, fiel a su estilo, se rinde pleitesía a los idilios complicados” (El peruano, 2017). El propio Dammert ubica su novela dentro de la space opera a la que define como “telenovelas o romances espaciales” (op. cit.). Planetas Perdidos integra una trilogía completada con Años Luz (2016) y Retorno a la Tierra (2017).

Lo que ofrece esta reedición es la novela original y una adaptación libre de Gonzalo Macalopú (1991), arquitecto y artista gráfico. Sobre la novela original de Dammert, además de la aventura en sí, ya mencionada como estructura, destaca este amor interracial, cuyo hito se encuentra en The lovers (1952) un relato original de Philip José Farmer, ampliado como novela en 1961, que no estuvo libre ni de la censura o polémica al plantear la posibilidad de este enlace. Aunque no se detalla en la novela, la amada alienígena es humanoide en su forma con algunas singularidades menores. De otro lado, los códigos de la cultura de masas sirven para explicar ese mundo, es decir, ya están integrados en el mundo intratextual. En cuanto al personaje central (el historiador), no es casual que se tenga esa profesión, ya que supone un reducto humanista frente a lo tecnológico representado. Finalmente, otro elemento es lo maravilloso, ya que esos otros mundos poseen el mismo lenguaje humano, y tanto la abducción a otros planetas, el viaje espacial, etc., no causan sorpresa en el personaje: se asumen de modo natural.

En cuanto a la adaptación libre de Macalopú del texto fuente de Dammert, ofrece en esta novela gráfica el mismo leit motiv, pero se constituye en otro producto que amplía la significación de la trama, al punto de construir otra historia, al potenciar la violencia de la guerra: es un discurso antibélico. La pérdida de la amada alienígena abducida por otras fuerzas, que buscan convertirla en procreadora o matriz de una raza en extinción, se percibe más angustiante. Asimismo, la otra mujer alienígena que ayuda al personaje central resulta más compleja en sus acciones y pensamiento, y adquiere mayor protagonismo (una suerte de femme fatale). Esta versión ofrece mayores recursos visuales, desde el expresionismo gótico del Das Cabinet des Dr. Caligari (1920), Metropolis (1927), pasando por las seriales de Flash Gordon, las películas de Mad Max, The Matrix (1999), el cine Z, o referentes de la pintura como H. R. Giger o incluso el propio Picasso. Se aleja de space opera para proponer una obra con mayores referencias al mundo contemporáneo. Si bien la obra se presenta en escala de grises, ganaría mayor potencia si se sumara color a las ilustraciones originales.

 

Elton Honores

Universidad Nacional Mayor de San Marcos